Ayer, se proyectó en el Instituto Francés de Tetuán, el lugar elegido este año para los largometrajes documentales dentro del Festival, el documental La casa de Emak Bakia (2012), opera prima de Oskar Alegría. El director estuvo presente al inicio y al final de la obra, preparado para responder y presentar su obra a los espectadores más exigentes, en la lengua que ellos quisieran. 
El punto de partida: la Tate Gallery , Londres, una película casi centenaria del fotógrafo Man Ray y reconocer la lengua materna muy lejos de casa. 
De ahí arranca un viaje de ida y vuelta, sinuoso y con mucha curva que se 
pierde en la amalgama de datos históricos y sentimientos. La caja de Pandora se 
abre y con el pretexto de encontrar la casa Emak Bakia, Oskar Alegría se pone en 
marcha, dejándose sorprender por todo y aderezando la realidad con mucha poesía 
y mucha magia. Una suerte de investigador, a ratos detective, y en cualquier 
caso un excelente mago. De su chistera, varita en mano, nos saca princesas, 
cerditos, música, bellas durmientes, mares por surcar, y demás tesoros y 
construye un relato sonoro y visual que se va adentrando poco a poco en el País 
Vasco Francés. “La vanguardia consiste hoy en aproximarse de un modo realista” 
nos contaba tras la película, frente a las prioridades del movimiento 
surrealista, que fue en su día una vanguardia. Cámara en mano: ojo, oído y 
corazón atentos, se adentra en cementerios y resucita al payaso, observa atento 
el cincel que talla la piedra, se demora en los pies que bailan a ritmos 
inciertos. Entre el homenaje al cine mudo y la reivindicación de esas 
celebridades que pudiendo serlo, van desdibujándose de forma 
anónima.
El azar, batuta en mano, marca los compases y la 
grabadora pretendiendo atrapar todos los sonidos posibles, se pierde, como se 
diluye la meta en favor del camino. Igualmente se nos escapan casi los 
contenidos, porque en la forma de relatar del autor está el  encantamiento. 
Oskar Alegría con apenas unas olas congeladas en el tiempo, en blanco y negro, y 
el perfil deslavado de dos columnas nos lleva hasta la actual casa vacacional de 
una empresa francesa que en 1926 sirviera de escenario para la película Emak 
Bakia de Man Ray. Las historias y los testimonios dormían desde 1926 y Oskar 
Alegría nacido en Pamplona en 1976, despierta a los personajes y los acompaña 
mientras se desperezan lentamente.
¡Oskar! seguro que te dejaste alguna historia en el 
tintero (perdón, en el objetivo), cual buena Sherezade. No nos hagas esperar 
mucho.

Gracias por estas sinopsis tan ilustrativas de las películas que se están proyectando en el festival de cine de Tetuán. Para los que no podemos asistir, es una alegría poder contar con estas descripciones tan, valga la redundancia, descriptivas... Espero poder ver estos metrajes en otro momento, porque tienen muy buena pinta! Un saludo!
ResponderEliminarGracias Mehdi, es una suerte poder asistir a este Festival y charlar con los directores y protagonistas de las películas. Estamos especialmente orgullosos de la selección de cine español escogido para el Festival de este año. Esperamos que estas reseñas creen expectación e interés por las obras que describen, y seguir motivando a los artistas del séptimo arte a que continúen deleitándonos con sus creaciones.
EliminarA los comentaristas de la biblioteca Vicente Aleixandre y a la cámara y a los guiones de Oskar Alegría, un grito bien fuerte ¡no nos dejéis en paz! un aplauso bien merecido y ¡mil gracias!
ResponderEliminar¡Bravo por el cine español que visita Tetuán! Gracias a todos los comentaristas que enriquecéis este blog.
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