miércoles, 15 de noviembre de 2017

Sergio Barce y Mourad Zarrouk, dos invitados de honor en la Fiesta del Libro de Tetuán


El 9 de noviembre, en el marco de la Fiesta del Libro de Tetuán, el Instituto Cervantes presentó dos libros con Sergio Barce y Mourad Zarouk que nos amenizaron la tarde en la Biblioteca General y Archivos de Tetuán, contándonos sus experiencias, recomendándonos lecturas, recordándonos hechos históricos y firmando sus libros a todos los lectores que así lo desearan.

Lola López Enamorado y Sergio Barce momentos
antes de la presentación en la Biblioteca Gerneral.
Tomaba la palabra en primer lugar Sergio Barce, quien nos reveló que todas sus obras empiezan o terminan en Marruecos, incluso cuando se propone cambiar el paisaje y escribir sobre otros lugares. Esta abogado larachense con lo que más disfruta es con la escritura, que le permite volver a su infancia y a su patria, Larache, de ese país, Marruecos, al que se siente completamente ligado, como podéis comprobar y seguir a través del blog del autorLarache es mi Macondo, nos decía con gran orgullo, al tiempo que aseguraba que Marruecos había hecho de él una mejor persona. 

Y nos presentaba así El libro de las palabras robadas, un homenaje a los judíos marroquíes y un experimento propio con un suspense continuo que va determinando la trama mientras nos cuenta otras muchas cosas, y en en el que decide salir de Marruecos situando la historia en Málaga, aunque inevitablemente, y como ya nos había anunciado, el libro terminará en tierras magrebíes. Y para La emperatriz de Tánger escogió esta ciudad emblemática, tan de moda en la narrativa española últimamente por la cantidad de personajes y sucesos que ocurrieron allí a mediados del s.XX. Más allá de los episodios históricos, como la ocupación de Tánger el mismo día de la invasión nazi de París, el autor recordaba con humor cómo pasar de Tánger a Algeciras en su infancia era pasar del futuro al pasado: coches americanos descapotables  y gentes de todos los lugares y procedencias que podías encontrar en un ambiente urbano dominado por el plurilingüismo y una modernidad sin precedentes. Sin duda, muy recomendables y amenas ambas lecturas junto con todas las que tenemos del autor en la biblioteca que tan amablemente, nos ha hecho siempre llegar Sergio Barce a los lectores de Tetuán.

Y de Sergio Barce pasamos casi sin pausa a la presentación de la investigación de Mourad Zarrouk: Clemente Cerdeira: intérprete, diplomático y espía al servicio de la Segunda República, presentado por nuestro querido arabista y especialista de Historia Contemporánea de Marruecos, Bernabé López García, director de la tesis doctoral de Mourad Zarrouk, y prologuista de su libro. Bernabé nos contó como Mourad Zarrouk centró su tesis en dos traductores: Aníbal Rinaldy y Clemente Cerdeira, identificándose con este último a medida que iba conociéndole, una figura de la que ambos se dieron cuenta que merecía la pena investigar  tanto por la importancia y profesionalidad de sus trabajos, como por la integridad y valentía de toda una vida. Un gran arabista que sin embargo no tuvo el reconocimiento que hubiera merecido en un protectorado español demasiado dominado por el arma militar en esa época y ese lugar que fue el protectorado de España en Marruecos.

Bernabé López y Mourad Zarrouk durante la presentación en la BGAT.
Mourad tomó la palabra para contarnos con todo detalle el resultado de sus años de investigación sobre el singular Clemente Cerdeira, un emblemático personaje al que su padre envía a estudiar a una escuela coránica, hecho que determina su perfecta integración tanto dentro de una chilaba como de un traje de corbata, y que le permitió más adelante poder ejercer de traductor e intérprete del protectorado por el perfecto manejo que tenía de ambas lenguas. Conoció a todos los personajes importantes de la época, tanto españoles como marroquíes, le encargaron labores de espionaje y elaboró importantes informes sobre el nacionalismo marroquí o el panarabismo árabe. Intentó quebrar desde Tánger, y con ayuda de sus amigos tangerinos, las tribus rifeñas y otros amigos intérpretes, el golpe de estado de Franco de 1936. En el público lo bautizaron como el nuevo Ali Bey, el descubrimiento de un gran personaje hasta ahora en la sombra. Mourad nos contó además cómo pudo aspirar a otros cargos que sin embargo, por su inteligencia le fueron denegados, y que debido a su astucia y a sus grandes ideales le relegaron a un segundo plano desde el que no dejó sin embargo de luchar y apoyar las causas por las que creía y que siguió defendiendo hasta los últimos días de su vida.

Un personaje que sin duda merecería una película de acción donde la verdad superaría la ficción. Una nueva revisión a los personajes y a la historia de ese siglo XX hispano marroquí de la mano de un riguroso y documentado investigador al que además de felicitar y agradecer la conferencia, le agradecemos la donación del libro a la biblioteca para satisfacción de todos los lectores e investigadores de Tetuán. 


miércoles, 1 de noviembre de 2017

Para conocer mejor esa ciudad vecina que acaba de cumplir cien años.


El pasado viernes pudimos escuchar en el Centro Cultural Lerchundi de Martil una breve historia de la ciudad de Río Martín, Mártil, o Maartil, como últimamente puede también escucharse, la historia de una ciudad acogedora y amable que, según los que allí habitaron, deja una huella imborrable entre sus vecinos. Francisco Maldonado, director del centro, en compañía de Mohamed Budaghia, en representación de los vecinos de Martil, presentaron al conferenciante Antonio Doña Fernández, geógrafo y ex residente de Martil, y propusieron hacer de la velada un homenaje a los habitantes de las ciudades, verdaderos creadores de las mismas,lanzando un mensaje de alerta acerca del patrimonio que se está perdiendo, y del que tenemos todos la responsabilidad de salvaguardar. Comenzamos dando a conocer la breve historia que Antonio Doña tan apasionadamente nos ofreció aquella tarde.

Playa de Río Martín en la primera mitad del s.XX.
La embrionaria ciudad de Río Martín se asienta en la ribera de un río dulce flanqueado por otro río salado a 3 km. de distancia, a lo largo de una zona costera con dunas de hasta 20m. de altura, sitio muy propicio para el asentamiento humano, donde la explotación agrícola y pesquera desde siempre ha sido muy favorable. Sin embargo la ciudad acaba de cumplir 100 años en 2013, el asentamiento no es pues muy antiguo, debido a que la humedad del terreno ha provocado grandes problemas relacionados con el paludismo, enfermedad que transmitían la cantidad de mosquitos que por allí pululaban. De esta forma, tan sólo en verano algunos pescadores se acercaban al litoral buscando faena. De hecho, hasta finales del los años 40, el paludismo fue una enfermedad muy extendida en las ciudades de Tetuán y Martil. Para poder asentarse en la zona  se creó un vivero que pudiera absorber la humedad ganando terreno al agua. En el aeropuerto de Sania Rammel, tuvieron que hacer también obras para desecar la zona porque eran muy frecuentes las inundaciones en la carretera entre Tetuán y Martil, enclave donde se encuentra este coqueto aeropuerto.

Todo comienza en 1860, cuando llegan las tropas españolas a la Guerra de Tetuán o Guerra de África, miles de hombres que empiezan a ocupar el territorio durante dos años, y que en 1862 vuelven a dejar el espacio a los pescadores estivales hasta que en 1912, a razón de la Conferencia de Algeciras, se instaura el Protectorado Español en Marruecos, y en 1913 empiezan a ubicarse en Río Martín una serie de blocaos en toda la orilla izquierda del río. El barrio Disa era, por aquel entonces, una gran plantación de palmito y animales salvajes como jabalíes. En 1914, el comandante Joaquín Salinas Romero presenta un plan urbanístico con ocho calles por cuatro, tomando como base el castillo, e incluyendo la primera mezquita y una rudimentaria iglesia, este plan presenta la actual plaza rectangular donde se ubica el actual Centro Cultural Lerchundi. Posteriormente, un nuevo desarrollo urbanístico, crea la todavía también existente plaza circular, actual plaza de Ben Anzaran.

Al principio del Protectorado español, para atraer y poblar Martil, se ofrecían parcelas de 400 y 500m2 a precios asequibles. El pueblo empieza así a crecer a lo largo de la costa donde se van instalando parcelas más grandes aún. Hoy día, buscando mucho, podemos encontrar alguna de esas casas entre los modernos edificios de la ciudad. 

Calle Miramar a mediados del s.XX.
Y es que los asentamientos humanos suelen tomar sus nombres de los accidentes geográficos que las determinan, ¿que sabemos de este río que da nombre a la ciudad de Martil? Crónicas portuguesas señalan que en 1416 una flota portuguesa persiguió a un pirata berberisco llamado el Desnarigado, que se cobijó en este río, al que llamaron entonces Bni Mdan. Las mismas crónicas hablan también del río Chus, un río a siete leguas de la ciudad de Ceuta y paralelo al Atlante Mayor, que coincide perfectamente con la localización del río que nos ocupa. Un médico militar español en 1860, recoge también esta denominación, y en la topografía militar se recoge como río El Khalu (río dulce), pues era un río potable, los primeros pobladores de la década de 1910 bebían tanto del río como de aguas de pozo, hoy día contaminados y cerrados. Ese río dulce contaba con miles de anguilas que recorrían más de 2.000 km. para desovar en aguas marinas y volver cruzando el Estrecho al río de agua dulce, parece que en Oued Laou ocurría el mismo fenómeno

¿Y por qué el río se llamaba Martín? Una leyenda ampliamente extendida es la que apunta hacia Martín Fernández, constructor de barcos, que en el s.XV viene de Véjer a Chauen donde se convierte al Islam tomando el nombre de Alí Fernández, y dedica su vida a la construcción de barcos para la piratería asentándose en este enclave con su familia. Este Alí Fernández, nos contaba Antonio, es el hermano mayor de Lala Zahra, futura esposa de Ben Rachd, fundador de Chauen.

Todo esto y mucho más contaba Antonio Doña, orgulloso de su ciudad y sus vecinos, un amplio elenco de nacionalidades y profesiones que hicieron de Martil una ciudad muy especial, y que hoy día sigue guardando parte de ese mestizaje y apertura, deseando que no lo pierda, animamos a seguir investigando en la historia de Río Martín y a pasear sus calles después de esta charla con otra mirada, un poco más nostálgica, pero mucho más rica y completa sobre la ciudad.