miércoles, 11 de marzo de 2015

Noticia del club de lectura sobre Carmen Martín Gaite.


El pasado lunes 8 de diciembre hubiera cumplido años Carmen Martín Gaite, de seguir entre los y las mortales. Como ella ya disfruta de la inmortalidad, decidimos celebrar una fiesta en su honor unos días después, la tarde del viernes, en el club de lectura de la Biblioteca Vicente Aleixandre, en torno a su novela Entre visillos con la que había logrado el distinguido premio Nadal. Podéis consultar el documento publicado en  la página web de la biblioteca sobre la autora y la obra creado a propósito para la sesión del club de lectura (PDF en español, 2 MG).

La profesora Mª Ángeles nos ayudó a ubicar a la autora en el contexto literario hispánico al tiempo que Pilar, que la había conocido en persona, la recordaba luciendo un cabello distinguido y alguna boina en el Ateneo de Pamplona. Compartieron que era una mujer elegante y discreta, fácilmente localizable en entornos frecuentados por bibliómanos. No sólo como escritora sino también como investigadora y envuelta en silencio, podía ser encontrada en la madrileña Biblioteca Nacional, en  el Centro de Investigaciones Superiores. Y a pesar de la discreción se adivinaba en ella una suerte de esencia artística que le hacía sobresalir, aunque fuera calladamente. Dedicada por completo a la literatura y a la escritura en general, ya fuera de ficción, ensayo, crítica literaria o investigación sociológica, Carmen Martín Gaite se entregó a tareas literarias creativas, de producción y de divulgación a través de talleres, seminarios, conferencias y demás cursos.


Exposición bibliográfica sobre Carmen Martín Gaite 
el día de reunión del club de lectura. 
Concluida la introducción, y entrando de lleno en la novela que nos ocupaba, Sagrario relacionaba los cambios retratados en la novela respecto a las libertades personales con lo que ya hiciera Leandro Fernández de Moratín con referencia al final de la práctica de los matrimonios concertados. Nisrin reconocía en la  autora y en el contenido de la novela a una comprometida feminista, y Abdu nos contó su particular relación con la narrativa de Carmen Martín Gaite a raíz de un premio obtenido con un cuento propio titulado Lo raro es vivir, que sería también el título de una novela de ella, y el de una canción. Él había leído El balneario, que después le llevó a descubrir a otra gran escritora Josefina Aldecoa, que estaba casada con un gran amigo de Carmen Martín Gaite, el vitoriano Ignacio Aldecoa. Escuchamos complacidos sus reflexiones acerca del cine de la época, considerado como elemento subversivo o contaminante, al igual que era mencionado en La colmena, de dónde extrajo algunas citas que nos leyó para facilitar un paralelismo.

También Mustapha compartió con generosidad todo lo que le había aportado la obra, y detalles de su identificación con uno de los protagonistas, Pablo Klein, en su propio aprendizaje de la lengua alemana. Younes esbozó un análisis cuidado sobre el lenguaje empleado en la obra, que en su opinión, estimula la imaginación y enriquece la interpretación personal de lectores y lectoras. Mª Ángeles ilustraba bien la sensación que habíamos experimentado: con esta técnica de diálogos encadenados, parece que nos hubieran zambullido en una pecera para que nadáramos solos y descubriéramos por nosotros mismos reconociendo la psicología de los personajes y todo lo que se esconde detrás de las palabras. Son los diálogos que se suceden y que se suman hasta construir un escenario donde no hay narración o descripción; y es un escenario al que nos vemos casi arrojados pero con una venda en los ojos que nos impide o dificulta comprender.

Y apoyándonos en esas experiencias personales nos lanzábamos al grueso de la temática de la novela. Nos preguntábamos las razones por las que algunas mujeres se aferran a tradiciones que bien pudieran haber quedado obsoletas, y los motivos por los que contribuyen a su permanencia mientras otras tantas luchan por reinventar un futuro nuevo. Carmen Martín Gaite se nos aparecía como experta en relaciones familiares y de género, por cómo las retrata oscilando ente la investigación exhaustiva y la obra de ficción que nos muestra a modo de retrato lo que sucedía a su alrededor en aquella España de la década de los cincuenta. En concreto, Entre visillos nos regala una buena colección de personajes que carecen de libertad, que viven una situación dramática y que están condenados a un hastío perenne. A través de múltiples diálogos y conversaciones intuimos unos usos sociales que aprisionan y que restan potenciales a los seres humanos como agentes individuales. Nos aventuramos a dar nombre a la ciudad de provincias que alberga a esos personajes que tanto sufren: quizás Salamanca, quizás Logroño, quizás Burgos, quizás Oviedo…

Fuimos, casi de la mano, recorriendo a personajes como Julia, Mercedes, Gertru, Natalia, Teo, Elvira, Pablo, Emilio, los hermanos del Gran Hotel… Entre todos desmenuzamos los entresijos de sus vidas, de sus laberintos particulares; de los que nos ofrecía la novela y de los que habíamos imaginado para ellos a modo de sortilegio que los liberara de sus respectivas prisiones. No despedimos con ganas de seguir leyendo a esta magnífica autora y de seguir descubriendo todos sus textos. Y lo hicimos con la grata sensación de que Carmen Martín Gaite nos había acompañado durante aquella tarde del 12 de diciembre para celebrar una fiesta importante.

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