lunes, 10 de abril de 2017

Artistas de antes y de ahora para despedir el mes de marzo.


Comenzamos la XXXIII edición del Abril Cultural la semana pasada con la inauguración en el Instituto Cervantes de Tetuán de una exposición dedicada a la ilustración de libros infantiles de Pilar Campos: "Cuento que te pinto, pinto que te cuento". Pilar Campos es ilustradora desde hace ya dieciocho años, empezó con los grabados y continuó imaginando diseños para juegos, cuentos, leyendas y guías de viajes, siempre orientados a un público infantil, en el que confía que existe una capacidad de creación inmensa. Pilar inauguró la exposición el pasado lunes 3 de abril, contándonos su trayectoria como autodidacta en artes plásticas, y de esta habilidad suya que dice que poder ser aprendida Y para ello dispuso un mural lleno de manchas de colores para que a través de esas formas irregulares los más pequeños puedan inventar otras creaciones, un sinfín de posibilidades que todos podemos aprovechar en esta muestra que estará expuesta hasta finales del mes de abril en el IC de Tetuán.  

Exposición  "Cuento que pinto, pinto que te cuento" en el IC de Tetuán.
Y con esta exposición, y al dar por finalizado el mes de marzo, aprovechamos para hacernos eco de interesantes actividades celebradas en homenaje a la pintura y a las mujeres, la mitad de la población que durante tanto tiempo ha estado privada de derechos y oportunidades al compararla con la otra mitad, los hombres. Destacamos una preciosa iniciativa de la Comunidad de Madrid que lleva por nombre Mujeres en las artes, un ciclo de conferencias que tenía como objetivo recordar, visibilizar y debatir el papel de las mujeres en las diferentes artes, que se ha desarrollado durante el mes de marzo de este año, y del que queremos destacar la siguiente conferencia Un nuevo "género" de pintura: mujeres artistas en la Edad Moderna, de Beatriz Blasco Esquivias, Catedrática de Historia del Arte en la Universidad Complutense de Madrid, especializada en el Barroco. Beatriz destacó en esta conferencia los pocos años que han pasado para poder visualizar en museos y libros de Historia del Arte nombres de mujeres artistas, que existen desde la Antigüedad, pero que no es hasta 1970 que comienzan a aparecer y a ser reconocidas. Podemos afirmar que como la historia del arte la estaban hasta entonces escribiendo los hombres, éstos solo se acordaban del resto de hombres, evitando visibilizar esa labor artística e intelectual nacida de las mujeres y evidenciando así su propia debilidad.

Plinio el Viejo en su Historia Natural ya recogía que la pintura fue inventada por una mujer, aquella que trazó sobre un muro la sombra proyectada del rostro de su amado para poder recordarlo cuando éste partiera a tierras lejanas. Con esta preciosa historia comenzó Beatriz Blasco su conferencia sobre el intencionadamente olvidado papel de las mujeres en la pintura. Nos habló de un olvido que podemos ver plasmado en los libros de arte pero que va disminuyendo a medida que crece el interés por investigar sobre el tema en los últimos años, momento en que se descubren los dos factores más importantes que determinan esta marginación de las mujeres. De un lado, la dificultad de acceso de las mujeres al mundo de la pintura (salvo en el papel de modelos); las que por azar sí podían acceder eran en su mayoría hijas o familiares de pintores, condición que les permitió tener esa formación, encargándose algunas de ellas, además de a sus propias obras, a finalizar incluso otras de sus familiares. Muchos padres concertaban después alianzas matrimoniales para afianzar su profesión. Otras no tenían tanta suerte y tenían que ingresar en un convento para poder seguir con su independencia  en este oficio. Otra alternativa para algunas fue la Corte, institución desde la que eludían la autoridad de los gremios. Y a la dificultad de acceso se le sumaba posteriormente la falta de reconocimiento que corporaciones gremiales y Academias de Arte que argumentaban diciendo que pintaban géneros menores como bodegones o retratos, se configuraba entonces la gran falacia, pues eran los mismos géneros que también pintaban ellos. Las mujeres de la época recogieron además escenas cotidianas, retratos, paisajes y espacios íntimos donde la costura y la lectura estaban muy presentes. Destaca también  un curioso gusto por los insectos que plasmaron con maravillosa destreza, tanto hombres como mujeres a lo largo de todo el s. XVII.

El Barroco se va a caracterizar por ser un periodo que abarca todo el s. XVII, con gran variedad de propuestas renovadoras, un siglo que comienza apostando fuerte por un naturalismo explícito,  rompiendo con las pomposas e imposibles maneras plasmadas en la pintura de siglos anteriores. Un mundo apasionado y sentimental donde las mujeres, como en otros ámbitos, no tenían cabida como intérpretes pero sí como objeto de interpretación y como público a quién adoctrinar y aleccionar.
Y ahora el Barroco cobra algo de color y se hace eco de importantes nombres que no podemos ya olvidar, como los de Artemisia Gentileschi (Roma 1593 - Nápoles hacia 1654), considerada como la primera pintora feminista, por la rebeldía y displicencia que desbordaban sus pinturas, reflejo de duras vivencias personales. Una maravillosa retrospectiva de la artista fue recuperada este año en su memoria en forma de una exposición en Italia. Se suma a este homenaje una publicación biográfica que vio la luz en España el pasado año 2016. Clara Peeters (Amberes, 1594 - La Haya, 1657), ha sido otra gran figura recuperada también el pasado año en una rica exposición organizada por el Museo del Prado, curiosos resultan de esta autora los autorretratos que podemos ver dentro de algunos cuadros, en miniatura y aprovechando superficies curvas, pequeños guiños que la artista se permitía. Sofonisba Anguissola (Cremona, hacia 1535 - Palermo, 1625), por su parte, fue un ejemplo de pintora protegida en tanto que dama de la corte española. Otras pintoras de gran importancia y calado son Fede Galizia (Milán, 1578 - 1630), Judith Leyster (haarlem, 1609 - Heemstede, 1660), Rosalba Carriera (Venecia, 1675 - 1757) o Elisabeth-Sophie Cheron (París, 1648 - 1711). Y si bien en el mundo hispano la represión fue aún mayor que en el resto de Europa, podemos destacar a Isabel de Santiago (Quito, década de 1660 - 1714), o a Luisa Roldán (Sevilla, 1652 - Madrid, 1706), la Roldana, como dos grandes ejemplos de mujeres artistas de este periodo, que arriesgaron si cabe más aún que las demás para poder hacerse un hueco, en diferentes artes plásticas, en pintura la primera y en escultura la segunda.

Cortina de libros de Pilar Campos en la exposición.

2 comentarios :

  1. Así es, siempre olvidadas... Una noticia (http://cultura.elpais.com/cultura/2017/04/15/actualidad/1492274377_414635.html) que se suma al tema. En este caso se trata de la escultora barroca Luisa Roldán (Sevilla, 1652-Madrid, 1706) ¡Gracias por esta interesante entrada!

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    1. Gracias a ti por la referencia, maravilloso artículo complementario de El País.

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