Ruta Cervantes: El Tetuán de Arturo Barea.
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Veníamos motivados por la ruta Cervantes celebrada en Madrid durante la exposición La ventana inglesa, maravillosa muestra bibliográfica dedicada al autor y de la que tenemos el catálogo en la biblioteca. Esta ruta mostraba el Madrid de Arturo Barea reflejado sobre todo en el primer y último volumen de la famosa trilogía: La forja y La llama, con dos maravillosas historiadoras que transmitían lo que había y lo que escondían los textos, un apasionado viaje por el Madrid de principios de siglo que pasaba por algunos de los edificios más emblemáticos de la ciudad como el Edificio del Fénix o la Telefónica, y que terminaba en la nueva plaza Arturo Barea, en pleno barrio de Lavapiés, en las antiguas Escuelas Pías, actual sede de la UNED, gracias al empeño de varios escritores y entusiastas del autor, que quisieron en 2017 emplazar su nombre y su recuerdo en esta plaza multicultural.
En Tetuán comenzamos la ruta en la plaza del nuevo Feddan, en la Feria del Libro, y desde allí presentamos al autor y a su obra para poner en conocimiento de todos los paseantes la importancia de las revelaciones encontradas en el libro por su valor testimonial además de literario. Desde allí mismo empezamos nuestra ruta mirando hacia arriba, a la Alcazaba, cerca de la cual se situaban los prostíbulos, en empinadas, estrechas y retorcidas callejas. La primera parada fue en el Ensanche, a propósito de los casinos y de su importancia, espacios de esparcimiento y tertulia. A los nostálgicos nos sorprendió Abdu con una carta fechada en 1939 proveniente de Bilbao con destino al Casino Español de Tetuán, de un sobrino a su tía, y que él mismo encontró dentro de un libro dentro de una librería de viejo dentro de una ciudad cualquiera en un día cualquiera.
En Tetuán comenzamos la ruta en la plaza del nuevo Feddan, en la Feria del Libro, y desde allí presentamos al autor y a su obra para poner en conocimiento de todos los paseantes la importancia de las revelaciones encontradas en el libro por su valor testimonial además de literario. Desde allí mismo empezamos nuestra ruta mirando hacia arriba, a la Alcazaba, cerca de la cual se situaban los prostíbulos, en empinadas, estrechas y retorcidas callejas. La primera parada fue en el Ensanche, a propósito de los casinos y de su importancia, espacios de esparcimiento y tertulia. A los nostálgicos nos sorprendió Abdu con una carta fechada en 1939 proveniente de Bilbao con destino al Casino Español de Tetuán, de un sobrino a su tía, y que él mismo encontró dentro de un libro dentro de una librería de viejo dentro de una ciudad cualquiera en un día cualquiera.
De los casinos pasamos a la plaza de España o actual Feddan, punto de encuentro entre la ciudad antigua y la ciudad nueva, y atravesando Bab Ruah o la Puerta de los vientos, pasamos al barrio judío que tan bien describe Barea: "En el lado izquierdo se abrían las puertas del antiguo barrio judío y por ellas se volcaba una riada de chiquillos astrosos que acosaban infatigables a los transeúntes, en libre competencia con innumerables chiquillos moros y cristianos igualmente haraposos."
Accedemos a la calle principal de ese Tetuán de los años 20: la calle de La Luneta."En un trecho de quinientos metros se concentraba toda la vida de la ciudad" En su descripción de la población, Barea nos da una idea de abigarramiento y concentración de la población. donde se encontraban gitanos, militares, y marroquíes musulmanes y judíos de todas las clases sociales. Lo que abundaba menos en esa calle eran las mujeres, aunque el alboroto que producían las pocas que pasaban despertaron también el interés de Barea como describe: "Tan pocas mujeres en la calle de la Luneta, que al paso de una de ellas si no era vieja y gorda, producía un murmullo que la acompañaba a lo largo de la calle." De camino al final de la ruta, pasamos por el Café de los Antiguos Combatientes de la Guerra civil Española, concurrido café hoy día en una solitaria calle al final de la calle Luneta.
Y llegamos así, entre lecturas, anécdotas y curiosidades a la última parada de la ruta, a la Puerta de la Luneta o Bab Remmuz. Pasando esta puerta se llegaba directamente a la estación de tren que unía Tetuán con Ceuta, actual Centro de Arte Moderno, fundada por Alfonso XIII en 1918. En la época no había nada más en los alrededores, ahora podemos ver diferentes construcciones y un precioso parque de época no muy distante, El parque de los Enamorados, de 1929. Nuestro especial guía, terminó aquí la ruta, contándonos que el autor salió de Tetuán aquejado de tifus, y pidiendo traslado al hospital de Ceuta, permiso que le concedieron y con el que acaban sus días en el Marruecos colonial y tras el que vuelve a Madrid.
Esta ruta literaria es magnífica. El Tetuán de los años 20 que describe Arturo Barea en su obra ha cobrado vida gracias a A. Maimouni, que ha sabido adentrarse con entusiasmo en un territorio urbano y literario y, además, compartirlo con un público lleno de interés. Nuestra mirada ya no es la misma, ni sobre la ciudad ni la obra, ya que ahora se han sumado dos experiencias memorables: la lectura compartida en el Club y la ruta recorrida en buena compañía.
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