miércoles, 1 de noviembre de 2017

Para conocer mejor esa ciudad vecina que acaba de cumplir cien años.


El pasado viernes pudimos escuchar en el Centro Cultural Lerchundi de Martil una breve historia de la ciudad de Río Martín, Mártil, o Maartil, como últimamente puede también escucharse, la historia de una ciudad acogedora y amable que, según los que allí habitaron, deja una huella imborrable entre sus vecinos. Francisco Maldonado, director del centro, en compañía de Mohamed Budaghia, en representación de los vecinos de Martil, presentaron al conferenciante Antonio Doña Fernández, geógrafo y ex residente de Martil, y propusieron hacer de la velada un homenaje a los habitantes de las ciudades, verdaderos creadores de las mismas,lanzando un mensaje de alerta acerca del patrimonio que se está perdiendo, y del que tenemos todos la responsabilidad de salvaguardar. Comenzamos dando a conocer la breve historia que Antonio Doña tan apasionadamente nos ofreció aquella tarde.

Playa de Río Martín en la primera mitad del s.XX.
La embrionaria ciudad de Río Martín se asienta en la ribera de un río dulce flanqueado por otro río salado a 3 km. de distancia, a lo largo de una zona costera con dunas de hasta 20m. de altura, sitio muy propicio para el asentamiento humano, donde la explotación agrícola y pesquera desde siempre ha sido muy favorable. Sin embargo la ciudad acaba de cumplir 100 años en 2013, el asentamiento no es pues muy antiguo, debido a que la humedad del terreno ha provocado grandes problemas relacionados con el paludismo, enfermedad que transmitían la cantidad de mosquitos que por allí pululaban. De esta forma, tan sólo en verano algunos pescadores se acercaban al litoral buscando faena. De hecho, hasta finales del los años 40, el paludismo fue una enfermedad muy extendida en las ciudades de Tetuán y Martil. Para poder asentarse en la zona  se creó un vivero que pudiera absorber la humedad ganando terreno al agua. En el aeropuerto de Sania Rammel, tuvieron que hacer también obras para desecar la zona porque eran muy frecuentes las inundaciones en la carretera entre Tetuán y Martil, enclave donde se encuentra este coqueto aeropuerto.

Todo comienza en 1860, cuando llegan las tropas españolas a la Guerra de Tetuán o Guerra de África, miles de hombres que empiezan a ocupar el territorio durante dos años, y que en 1862 vuelven a dejar el espacio a los pescadores estivales hasta que en 1912, a razón de la Conferencia de Algeciras, se instaura el Protectorado Español en Marruecos, y en 1913 empiezan a ubicarse en Río Martín una serie de blocaos en toda la orilla izquierda del río. El barrio Disa era, por aquel entonces, una gran plantación de palmito y animales salvajes como jabalíes. En 1914, el comandante Joaquín Salinas Romero presenta un plan urbanístico con ocho calles por cuatro, tomando como base el castillo, e incluyendo la primera mezquita y una rudimentaria iglesia, este plan presenta la actual plaza rectangular donde se ubica el actual Centro Cultural Lerchundi. Posteriormente, un nuevo desarrollo urbanístico, crea la todavía también existente plaza circular, actual plaza de Ben Anzaran.

Al principio del Protectorado español, para atraer y poblar Martil, se ofrecían parcelas de 400 y 500m2 a precios asequibles. El pueblo empieza así a crecer a lo largo de la costa donde se van instalando parcelas más grandes aún. Hoy día, buscando mucho, podemos encontrar alguna de esas casas entre los modernos edificios de la ciudad. 

Calle Miramar a mediados del s.XX.
Y es que los asentamientos humanos suelen tomar sus nombres de los accidentes geográficos que las determinan, ¿que sabemos de este río que da nombre a la ciudad de Martil? Crónicas portuguesas señalan que en 1416 una flota portuguesa persiguió a un pirata berberisco llamado el Desnarigado, que se cobijó en este río, al que llamaron entonces Bni Mdan. Las mismas crónicas hablan también del río Chus, un río a siete leguas de la ciudad de Ceuta y paralelo al Atlante Mayor, que coincide perfectamente con la localización del río que nos ocupa. Un médico militar español en 1860, recoge también esta denominación, y en la topografía militar se recoge como río El Khalu (río dulce), pues era un río potable, los primeros pobladores de la década de 1910 bebían tanto del río como de aguas de pozo, hoy día contaminados y cerrados. Ese río dulce contaba con miles de anguilas que recorrían más de 2.000 km. para desovar en aguas marinas y volver cruzando el Estrecho al río de agua dulce, parece que en Oued Laou ocurría el mismo fenómeno

¿Y por qué el río se llamaba Martín? Una leyenda ampliamente extendida es la que apunta hacia Martín Fernández, constructor de barcos, que en el s.XV viene de Véjer a Chauen donde se convierte al Islam tomando el nombre de Alí Fernández, y dedica su vida a la construcción de barcos para la piratería asentándose en este enclave con su familia. Este Alí Fernández, nos contaba Antonio, es el hermano mayor de Lala Zahra, futura esposa de Ben Rachd, fundador de Chauen.

Todo esto y mucho más contaba Antonio Doña, orgulloso de su ciudad y sus vecinos, un amplio elenco de nacionalidades y profesiones que hicieron de Martil una ciudad muy especial, y que hoy día sigue guardando parte de ese mestizaje y apertura, deseando que no lo pierda, animamos a seguir investigando en la historia de Río Martín y a pasear sus calles después de esta charla con otra mirada, un poco más nostálgica, pero mucho más rica y completa sobre la ciudad.

2 comentarios :

  1. !Genial artículo! Martil siempre ha sido "la playa de Tetuán", y quizás por ellos nunca ha tenido el seguimiento que se merece. La pena es que ya ha perdido todo el encanto que tenía, quizás a excepción de aquellos días de invierno en los que el viento del estrecho provoca esa niebla que le da un aire más "londinense" al pueblo.

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    1. Muchas gracias por tu comentario, será interesante conservar y valorizar el patrimonio que aún queda en pie sensibilizando a la población y actuando con paseos urbanos y charlas como estas.

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