Dos rostros, que luego fueron tres, dos voces, que luego fueron tres, y cuatro manos nos permitieron evocar la semana pasada a Carmen Laforet y soñar que la teníamos sentada casi a nuestro lado en la Biblioteca Juan Goytisolo del Instituto Cervantes de Tánger durante la conferencia "La vida de Carmen Laforet".
Cristina Cerezales Laforet firmando su libro Música blanca para la biblioteca
Vicente Aleixandre de Tetuán.
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Marta Cerezales Laforet nos deleitó con unas breves pero concisas noticias acerca de la producción literaria de Carmen Laforet. Nos recordó que Nada, obra ganadora del Premio Nadal en 1944, es todavía hoy una de las producciones literarias más estudiadas en los Departamentos de Español de las Universidades de todo el mundo. La obra narra, de forma lineal, las experiencias de una chica joven que va a estudiar a Barcelona, la misma chica joven que era Carmen Laforet, y las anotaciones que ésta recogía en sus cuadernos. Contaba Marta que aunque la novela no es autobiográfica, sí refleja los anhelos de la autora, que hoy día, setenta años después, siguen vigentes en generaciones posteriores. Carmen expresó en su ópera prima las inquietudes de cualquier veinteañero que, de alguna manera, son sentimientos compartidos con los que nos podemos identificar fácilmente, y que es en definitiva lo que nos sigue conmoviendo de esta gran obra.
Al éxito de Nada le siguió la creación de La isla y los demonios, basada en una experiencia juvenil contextualizada en Canarias; y La mujer nueva (1955), que ganó el Premio Menorca de Novela de 1955 y el Premio Nacional de Literatura de 1956, y que profundiza en la aventura espiritual de una mujer que decide convertirse al catolicismo. En 1963 se publicó La insolación, a modo de primera parte de una trilogía que de haber sido completada se hubiera titulado Tres pasos fuera del tiempo. Pudimos después comentar con Cristina el club de lectura sobre La insolación que organizamos en Tetuán en mayo de 2013, de lo que se alegró especialmente por la importancia de la obra en la vida de Carmen Laforet, y los elementos que la integran: la luz, el verano, la felicidad de la infancia...
La segunda parte de La insolación, Al volver la esquina, se editó póstumamente en el año 2004, gracias a los esfuerzos de sus hijos Agustín y Cristina quienes trabajaron con las correcciones que la propia Carmen había hecho sobre las galeradas que ya habían obtenido el visto bueno de la editorial. Escribió además, siete novelas cortas, veintidós cuentos, narraciones de viaje e innumerables artículos para diferentes periódicos y revistas. En 2003, se publicaban bajo el título Puedo contar contigo, un total de 76 cartas, resultado de la relación epistolar que Carmen Laforet mantenía con el escritor Ramón J. Sender. En ellas, Carmen da cuenta de profundas reflexiones sobre su vida familiar, sus hijos, y las dificultades cotidianas a las que se enfrentaba como mujer y como escritora.
La segunda parte de La insolación, Al volver la esquina, se editó póstumamente en el año 2004, gracias a los esfuerzos de sus hijos Agustín y Cristina quienes trabajaron con las correcciones que la propia Carmen había hecho sobre las galeradas que ya habían obtenido el visto bueno de la editorial. Escribió además, siete novelas cortas, veintidós cuentos, narraciones de viaje e innumerables artículos para diferentes periódicos y revistas. En 2003, se publicaban bajo el título Puedo contar contigo, un total de 76 cartas, resultado de la relación epistolar que Carmen Laforet mantenía con el escritor Ramón J. Sender. En ellas, Carmen da cuenta de profundas reflexiones sobre su vida familiar, sus hijos, y las dificultades cotidianas a las que se enfrentaba como mujer y como escritora.
Portada de Música blanca, de Cristina Cerezales Laforet. |
Tanto Marta como Cristina, coinciden en que a través de los textos de Música blanca se reencuentran placentera y renovadamente con Carmen Laforet, comprendiendo más y mejor sus fragilidades, sus fortalezas, sus genialidades y sobre todo, sus ansias de vivir intensamente una vida que parecía negársele en cada momento, pero ante cuyas barreras ella no cesaría de combatir nunca, sufriendo incluso amargamente tanta lucha.
Recordando ambas su estancia familiar e intermitente en Tánger, a consecuencia de la corresponsalía periodística de su padre durante tres años, pudimos disfrutar de un artículo sobre el Café Riad Sultán, actual Le Detroit, accesible en la hemeroteca del diario ABC Sevilla, datado el 18 de octubre de 1959. Pudimos oír la voz de Carmen que nos contaba que “en el interior del café se estrella el calor, el viento, el tiempo, la lluvia”, que “no es fácil escribir cuando se está viviendo” y “que una música recoge el alma de los rincones” mientras el vendedor del bazar sueña, el anciano de barba blanca sueña, los niños sueñan y nosotros, los asistentes soñábamos también tener a Carmen al lado. Como Carmen Laforet cuando dice “yo no escribo una línea, es el lugar en que estoy el que escribe en mí”, los asistentes al acto nos dejábamos vivir una Tánger de otros tiempos…
El acto finalizó con palabras del célebre Emilio Sanz de Soto que se aproximaba de forma crítica a las dos adaptaciones cinematográficas que se realizaron sobre la novela Nada: una dirigida por Edgar Neville en 1947; y la otra, por Leopoldo Torres Nilsson, estrenada en 1956 bajo el título Graciela.
Consulta en el catálogo todo lo que tenemos en la biblioteca sobre Carmen Laforet.
Consulta en el catálogo todo lo que tenemos en la biblioteca sobre Carmen Laforet.
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