martes, 4 de diciembre de 2018

El regreso al Instituto Cervantes de Tetuán de María Dueñas cuatro libros después.


Nueve años después de presentar en el Instituto Cervantes de Tetuán su primera novela, "El tiempo entre costuras", María Dueñas nos volvió a visitar el pasado 26 de octubre para ponernos al día de su trayectoria literaria, que empezó en 2009, y que actualmente cuenta con cuatro títulos de gran éxito editorial, el último, "Las hijas del capitán", ya va por la séptima edición. 

El Alcalde de Tetuán, Mohamed Idaomar, haciendo entrega a María Dueñas
del título honorífico de la ciudad. 
María Dueñas recordaba aquella presentación de "El tiempo entre costuras" en Tetuán en 2009, y a muchos que, nueve años después, ya no están: amigos, familiares, y especialmente, los culpables de la existencia de la novela. Su vínculo con Tetuán es muy fuerte, su madre nació en esta ciudad y sus abuelos vivieron aquí durante casi cuatro décadas. Recordaba cómo desde que tiene uso de razón no ha pasado un sólo día sin que Tetuán estuviera presente en su vida cotidiana, en las frases y en los recuerdos...

El éxito de público en esta ocasión, este viernes de octubre, estaba asegurado desde que esta escritora pusiera a la ciudad de Tetuán en boca de lectores de todo el mundo, promoviendo el conocimiento y el interés por la ciudad y por una época compartida de gran agitación e interés: el Protectorado Español en Marruecos. Se trata de una de las novelas más leídas de los últimos años, traducida a idiomas de todo el mundo, incluido, y más recientemente, el árabe, de la mano de la traductora marroquí Charifa Dahrouch, que estuvo esa tarde en primera fila. También quisieron estar presentes el Alcalde de la ciudad de Tetuán y el presidente de la Cámara de Comercio, homenajeando a la autora por esa presencia internacional de la ciudad, es el segundo homenaje del Ayuntamiento de Tetuán que en 2012 la condecoró como hija honorífica de la ciudad, 

El libro dio lugar a una serie de televisión rodada entre Tánger, Tetuán y Madrid, que causó furor tanto a los ciudadanos como a los espectadores, así como al equipo de rodaje que ha seguido viniendo al sentir el gran cariño con el que Tetuán les acogió durante las semanas de rodaje. La serie se transmitió en muchos países, y con Netflix se ha expandido mucho más. Libro y serie se han retroalimentado, y María Dueñas está cada vez más presente en el mundo entero.

"La notte ha cambiatto rumore" ó "L'espionne de Tanger" son las diferentes traducciones del título al italiano y al francés respectivamente con los que la autora no estaba muy de acuerdo en un primer momento, aunque sí recogen ese espíritu de novela que entremezcla la investigación histórica y la ficción creando fascinantes ambientes y personajes, y que la convierten en deleite de todo tipo de lectores. El éxito de esa primera novela la llenó de energía e ilusión, empujándola de alguna manera a dejar la docencia y a dedicarse a contar historias. Después de decidir que no haría una segunda parte de "El tiempo entre costuras", a la que le animaron editores y público, se metió de lleno en su segunda novela "Misión olvido", que vio la luz en 2013 y que narra precisamente la historia de una profesora de universidad que rompe con todo y se encuentra con unos sentimientos que no esperaba ya volver a vivir, dentro de una época histórica de gran interés para los historiadores americanos, prometedora. De 2013 nos vamos a 2015, cuando publica su tercera novela, "La templanza", donde en esta ocasión nos encontramos con un minero español que marcha a hacer las Américas y vuelve sin el éxito perseguido a Jerez, una ciudad que vive todo su esplendor en el s.XIX, y que nos pilla muy cerquita. Nos anunciaba que quieren convertirla, también a esta, en serie de televisión, estamos deseando.

María Dueñas durante el encuentro, en el salón de actos del Instituto
Cervantes de Tetuán.
Y en 2018 nos sorprende con esta historia "Las hijas del capitán", donde nos traslada al Nueva York de los años 30, una gigante metrópolis que se encuentra todavía en el momento de recepción de trabajadores, emigrantes de primera generación, que van creando poco a poco un espacio único de diversidad lingüística y cultural. Esta última novela rememora además la emigración de más de cuatro millones de españoles durante las primeras décadas del s.XX, que abandonaron el país en dirección a Marruecos, Argentina, y otros muchos destinos de América. La diferencia con otros inmigrantes era que la mayoría de los españoles iban con la idea de volver, frente a otros que buscaban la integración para quedarse de forma definitiva. Sin embargo, la Guerra Civil se cruzó en el camino de esos aventureros soñadores, obligándoles a continuar en este país por más tiempo de lo esperado.

Durante el encuentro María Dueñas nos desveló también que lo que más le gusta de la escritura es el proceso previo de investigación: viajar, documentarse, crear escenarios y situaciones antes de enfrentarse al papel en blanco y a ordenar todas esas ideas, encontrando por el camino personajes universales, más allá de la religión y la localización, que nos permiten experimentar igualmente, sentimientos universales.

Cuando desde el público animaron a la autora a escribir sobre la emigración marroquí actual, ella, elegantemente, animó a hacerlo desde esta orilla, sus lecturas le dicen que los relatos más conmovedores son los de las personas cercanas, vinculadas con el proceso migratorio, descendientes, amigos... y animó a los presentes a escribir desde la cercanía y con sentimiento. En este aspecto, nos puso dos ejemplos de libros sobre la emigración española: "Mamá", de Jorge Fernández Díaz, y "La abuela civil española", de Andrea Stefanoni.

martes, 20 de noviembre de 2018

La RBIC Marruecos en las X Jornadas de Casa África: Transformación digital y social


El 15 de de noviembre se celebró en Casa África el 10ª Encuentro de Sociedad digital y Biblioteconomía África - España, donde la Red de Bibliotecas del Instituto Cervantes (RBIC) en Maruecos presentaron la mesa redonda "Redes y comunidades: la biblioteca como punto de encuentro y de entendimiento". Una jornada repleta de interesantes ideas y conferenciantes que permitieron conocer algunas tendencias de gran importancia en el ámbito bibliotecario, empresarial y social.

Ponentes del Encuentro en la mediateca de Casa África. De izqda. a dcha.: Dorcas Muthoni, Alberto Torremocha, Cristina Núñez, Mohamed Guerehou, Loly Betancor, Alicia Sellés, Almudena Quintana, Silvia Montero, Estefanía Calcines, Mª Isábel Méndez y María Jesús Alvarado.
Abrió las jornadas un maravilloso poema de la escritora María Jesús Alvarado Benítez, Todavía, que nos descubrió un significado mucho más bonito del que acostumbramos para esa palabra, mazal en árabe, la belleza de lo que perdura. La autora, además, obsequió a la RBIC Marruecos con un poemario suyo para la colección de la biblioteca, y una desiderata a su juicio muy interesante para nuestra colección local, su primer libro: Suerte mulana, una historia juvenil que, como el título mismo, nos cuenta la mezcla de experiencias, lenguas y personas, en Villa Cisneros, actual Dakhla de 1960 a 1975 a través de los ojos de una niña. Casa África también nos donó sus últimas publicaciones con las que enriqueceremos nuestros fondos y el conocimiento de África entre nuestros lectores. 

Desde esta emotiva apertura, la presidenta de, FESABID, Alicia Sellés, informó al público de las últimas tendencias de las bibliotecas en el apoyo de la Agenda 2030 de la ONU para el Desarrollo Sostenible: garantía de acceso a la información, alfabetización universal, informacional y las bibliotecas como espacios seguros y sin censura, dentro de una suma de acciones locales que lograrán un impacto global donde las bibliotecas se posicionan como "motores para el cambio", una frase de Gloria Pérez-Salmerón, actual presidenta de la Federación Internacional de Bibliotecarios y Bibliotecas (IFLA)

Cristina Núñez, joven emprendedora y creadora WOW Woman, cogió el relevo presentándonos algunas ideas para el empoderamiento y la motivación en el trabajo, donde tan reflejadas están nuestras emociones. La actitud positiva, saber quien eres, conocer tus objetivos o dar lo mejor de uno mismo, son algunas de las claves imprescindibles para sentirse WOW. Y con este subidón de energía encontramos al activista Mohamed Guerehou, que escribe sus historias en eldiario.es, nos comentó, con gran naturalidad y una espontaneidad innata, la importancia y el poder de los libros y de la cultura  en la lucha antirracista, a través de su experiencia personal. De esta forma nos recomendó algunos títulos que esperamos tener próximamente en la biblioteca:

Presentación de la RBIC Marruecos en el Encuentro: 
Redes y comunidades: la biblioteca como punto de encuentro y entendimiento. 
Los libros y la lucha contra los radicalismo nos acercaban ya a nuestra mesa redonda, donde pudimos exponer las ventajas del trabajo en red, dentro de la mayor red de bibliotecas españolas en el mundo, la Red de Bibliotecas del Instituto Cervantes. Una red presente en cuarenta países y cinco continentes, gracias a la coordinación técnica del Departamento de Bibliotecas y Documentación de la sede central en Madrid, y a una flexibilidad y gestión que favorece la autonomía de cada responsable, permitiendo la proyección de cada biblioteca hacia las diferentes comunidades en las que las 60 bibliotecas de la red se encuentran. Un puente entre culturas que impulsa el intercambio y el entendimiento, con los libros y la lectura como el gran acompañante de la aventura. De esta manera, desde la antigua Biblioteca Española de Tetuán, Almudena Quintana, pudo exponer la importancia de las personas en las organizaciones y de los usuarios en las bibliotecas. La atención a las propuestas y a las necesidades de los usuarios, así como el contacto directo con y entre ellos, favorecen la creación de actividades que impulsan el conocimiento del otro, combatiendo temores preconcebidos y compartiendo desde la igualdad, experiencias que revierten en el posicionamiento de las bibliotecas en el tejido socio cultural local. Silvia Montero, bibliotecaria del IC de Tánger, expuso la importancia de los orígenes de la biblioteca como biblioteca pública, que aún hoy se conserva en el imaginario tangerino, y cómo esta se crea y actualiza por la misma historia de la ciudad, con importantes donaciones de interés para la colección local, algunas ya digitalizadas y accesibles desde el repositorio institucional. Desde Fez, Mª Isábel Méndez, nos descubrió las posibilidades de las redes sociales para combatir algunos radicalismos, evidenciando noticias o dando voz a minorías, y la apuesta por el hispanismo desarrollada a través de un encuentro internacional, que ha derivado en un importante grupo en Facebook en el que se comparten información y actividades, LMLE: Literatura Marroquí en Lengua Española. Alberto Torremocha, actual bibliotecario del IC de Casablanca, nos descubrió todo el trabajo que hay detrás del Salón Internacional del Libro de Marruecos, donde España tiene un lugar destacado, y la repercusión de esta feria internacional en el país. Ya nos adelantó además que en 2019,  España será el país invitado, posicionando aún más y mejor las relaciones hispano marroquíes en el sector cultural. Y desde Rabat , Mayte Azorín, que no pudo estar allí, compartió igualmente la información del proyecto EuroKteb, un proyecto EUNIC que favorece y promueve la lucha contra la islamofobia y el apoyo y cooperación entre el colectivo bibliotecario sin fronteras. 

Después de la pausa café, Fran Sánchez, experto en transformación digital, se hizo con el público transportándonos a un futuro muy próximo, en el que sin embargo, seguían presentes como valor fundamental las personas dentro de la organización, contando con ellas y apostando por su eficiencia en base a sus necesidades, a partir de datos que permitan tomar decisiones con una tecnología adecuada. Una transformación digital centrada en el capital humano, que tiene que venir condicionada por el usuario o el cliente, una propuesta sin duda interesante para cualquier organización, y que ya es presente en muchas empresas. Así lo percibe también la ingeniera y empresaria Dorcas Muthoni, proponiendo la informatización y la digitalización como la clave del desarrollo en África, proporcionando datos y estudios que permitan empoderar a las instituciones, especialmente académicas, y los comercios, y eliminar la marginación de algunos sectores. 

Una décima edición de estas jornadas de Casa África que permitieron conocer interesantes iniciativas, africanas y españolas, y donde las personas, sus experiencias y capital intelectual, fueron un punto importante, apoyado por actividades de empoderamiento y desarrollo personal. 


lunes, 15 de octubre de 2018

La presencia española en África a través del teatro colonial



El pasado 4 de octubre el conocido africanista, abogado y escritor Antonio Carrasco González ofreció una conferencia titulada «Teatro colonial hispanoafricano» en la que presentó un recorrido por piezas teatrales de mediados del siglo XIX y primera mitad del XX de temática vinculada a Marruecos. Al comienzo, el autor trazó un panorama histórico para recordar algunos precedentes clásicos de la literatura española cuyos argumentos transcurren en el norte de África, como las comedias de cautivos cervantinas El trato de Argel (1582) y Los baños de Argel (1615), obras sobre el rey Sebastián I de Portugal como la Tragedia del Rey Don Sebastián y bautismo del príncipe de Marruecos (1618) de Lope de Vega y la Jornada del rey Don Sebastián en África (1634) de Luis Vélez de Guevara, y otras tan célebres como El príncipe constante (1629) y A secreto agravio, secreta venganza (1635) de Calderón de la Barca.


A continuación, el escritor se adentró en la prolífica dramaturgia que surgió tras la Guerra de África (1859-1860) y que se inspiró directamente en los conflictos bélicos entre España y Marruecos. Se trataba de un teatro patriótico y nacionalista que atraía al gran público, con títulos como La toma de Tetuán (1860) de Juan Landa, o Un recluta en Tetuán (1860) de José María Gutiérrez de Alba. Entre la ingente cantidad de obras publicadas, destacaron las de autores como Serafí Pitarra, poeta y empresario teatral, que fue autor de parodias llenas de ironía también acompañadas de música como L’Africana (1866), El moro Benani (1873), La butifarra de la llibertat (1864), o Las píldoras de Holloway o la pau d’Espanya (1864). Dentro de este teatro dedicado a la exaltación nacional, impregnado más de valores patrios que literarios, también destacaron autores como el libretista Fiacro Irairoz que llevó a la zarzuela estos argumentos de la mano de grandes músicos (fue colaborador de Fernando Chueca y Roberto Chapí). Es por ello que estas piezas no pueden ser relegadas a la esfera de lo subliterario, ya que aunque fueron creadas al calor de los acontecimientos del momento y las preferencias de la mayoría, sus vínculos con las producciones más cultas fueron evidentes a través de las colaboraciones entre autores que eran bastante frecuentes en la época. Así, aunque la mayoría de las obras tenían una breve extensión muchas estaban escritas “a dos manos”, caso del teatro cómico y grotesco de Enrique García Álvarez, que escribió en colaboración con Carlos Arniches obras tan exitosas como El perro chico (que se estrenó el 5 de mayo de 1909 en el Teatro Apolo de Madrid y enseguida se difundió ampliamente en la famosa colección La novela teatral –de carácter periódico- y en cientos de pliegos de cordel). Estas piezas teatrales breves adscritas al teatro humorístico y castizo seguían un esquema conservador, pero también sirvieron para la crítica social al usar la comicidad con gracia, acidez e ingenio contra los viejos valores, la doble moral y la hipocresía.

Carrasco también comentó que el costumbrismo fue otro los reclamos de estas obras, que presentaban los usos sociales bajo un prisma sesgado y poco realista, como Famma y El deber (ambas de 1913) del militar de Infantería Antonio Vera Salas. «La luna ha besado mi frente africana, mi sangre caldean los rayos del sol. Yo soy mora ardiente de labios de grana, mis ojos abrazan gallardo español… Yo soy flor moruna que el Rif ha criado, guerrero cristiano: tú eres mi ilusión», son algunos de los versos de Famma recitados en esta conferencia para ilustrar el uso de las costumbres rifeñas solo como trasfondo para perpetuar tópicos y estereotipos nacionales. Así, este tipo de dramaturgia intentaba presentar al público español escenas y retratos de la sociedad marroquí pero sin profundidad, bajo una perspectiva paternalista y moralizante en la que se dejaban traslucir valores conservadores muy alejados de la comprensión e interés por la cultura local. Otro ejemplo citado es El Ramadán (1906) del autor de sainetes Ramón Lobo Regidor, que se subtituló Fantasía morisca en un acto y en ella participó Luis Pascual Frutos –conocido libretista de zarzuela- con música de los reconocidos compositores Mariano Soriano y Luis Floglietti. Con estos ingredientes (temas populares, brevedad, música) esta dramaturgia gozó de la afición del gran público, que podía asistir a más de dos representaciones cada semana o leer y coleccionar las piezas publicadas sueltas o como folletos de series periódicas. Qué duda cabe que este teatro menor se alimentaba de la afición de mucha gente por los pasos o «pasillos burlescos» que habían conocido su momento cumbre en tiempos de Carlos IV y que continuaron arraigados en el gusto popular hasta finales del siglo XIX.


En este recorrido, Carrasco destacó la singularidad de muchas obras que trataron la Guerra del Rif o de Melilla (1909-1910) y el desastre de Annual (1921), por el interés que el tema de Marruecos suscitaba en el público, aunque las piezas se presentaban muchas veces bajo el perfil de otros géneros breves musicales como la opereta, la zarzuela y el teatro lírico destinados principalmente al entretenimiento popular. En esta dramaturgia se citaron obras como Prisioneros en el Rif (1922) del comediógrafo Pascual Guillén, Alma española (1925) y Maldición para Abd-el-Krim (1926) del periodista Ramón Blanco y Rojo de Ibáñez, El héroe de la legión (1927) del corresponsal de guerra y cineasta Rafael López Rienda –con su amigo Benjamín Jarnés-, y la zarzuela La bandera legionaria (1926) de Manuel Fernández Palomero. Más allá de la forma o estilo que pudieran adoptar las piezas, ya que en muchas ocasiones los argumentos se reducían a caricaturas de gruesas pinceladas, lo importante es que se mantenían los temas a través de episodios significativos que interesaba recordar al público.

Más avanzado el siglo XX, Carrasco comentó que continuó la publicación y representación de obras que tomaban Marruecos como telón de fondo de una ideología nacional, tradicionalista y antiliberal, aunque este tipo de producción ya fue menos prolífica. Destacó títulos como La danza de los velos (1939) de José María Pemán y Salam. La paz sea contigo (1944) de Carlos Orellana, que vieron la luz en La escena una de las pequeñas colecciones teatrales de postguerra en la que también publicaron autores tan aplaudidos como Pedro Muñoz Seca, Carlos Arniches o Enrique Suárez de Deza. El tema de Tánger como espacio y referencia literaria sirvió para cerrar esta conferencia, con las citas de Tánger (1945) de Joaquín Calvo Sotelo y Último verano en el paraíso (2009) de Jesús Carazo, de la cual se subrayó su valor literario y evocador.

Con la erudición del investigador, del amante de un género y de un gran bibliófilo y coleccionista (dado que Antonio Carrasco tiene una valiosa biblioteca particular, en la que cuenta con ejemplares de todas las obras que cita en sus publicaciones) el autor constató que a lo largo de los siglos estas piezas han contribuido a la construcción de un imaginario social. Más allá de ser pasatiempo o piezas destinadas al entretenimiento efímero, esta dramaturgia a través de sus alusiones, símbolos y metáforas refleja una manera colectiva de entender Marruecos que ha perdurado en muchas mentalidades hasta nuestros días como hilos entrecruzados de la historia, la vida cotidiana y lo literario. Dentro del ciclo «Los vientos de África», y en colaboración con la Universidad Abdelmalek Essaâdi (donde impartió otra conferencia en el Departamento de Lenguas de la Escuela Normal Superior de Martil), esta conferencia ha inaugurado el año académico con un tema apasionante.

Para seguir leyendo:

(2007) Derecho colonial en África y su aplicación al origen del ordenamiento español en Guinea (1977-1858), Madrid: Universidad Complutense.
(2009) Historia de la novela colonial hispanoafricana, Madrid: Sial.
(2012) El reino olvidado: cinco siglos de España en África, Madrid: La esfera de los libros.

lunes, 25 de junio de 2018

De series de televisión y nuevas formas de consumir contenidos de la mano de Ruth García.


Ruth García 42 años, natural de Barcelona. Trabajó en sus inicios en dibujos animados como productora, y en documentales. Luego se fue a Madrid y allí empezó a escribir guiones de ficción de series como “Aquí no hay quien viva”, “Los Hombres de Paco”, “La Lola”, “Cómplices”, “Génesis. En la mente del asesino”, “La Sopa Boba”, “El Internado” o “La Señora”. Es creadora de “Los Protegidos” y “El Incidente”, y actualmente es dialoguista de “Acacias 38”.  

    ¿Cuál es el proceso que pasa una serie de estar en su mente al televisor?

El proceso no siempre es el mismo. A veces se te ocurre una idea, un concepto. Piensas, me gustaría hacer una de la mafia, un thriller trepidante y lleno de ganchos, o una comedia costumbrista de tres perdedores. Y luego piensas en posibles detonantes, entornos, personajes. Otras veces se te ocurre un personaje al que te apetece acompañar un rato a ver qué hace o exponerlo ante un conflicto para ver cómo reacciona. A lo mejor estás con él un rato en un mundo o en una época y piensas, ¿y si me lo llevara al siglo pasado? ¿Y si en lugar de un hombre, fuera una mujer? Y hay otras veces que, como tienes que comer, y tu sueldo paga tu hipoteca, piensas en una cadena en concreto y valoras qué producto encaja ahí, qué tipo de serie le falta en su parrilla y trabajas un poco enfocando tu producto a las posibilidades de venta que ha de tener.

Yo suelo pensar siempre en qué es lo que a mí me apetece escribir, en qué mundo me apetece estar los próximos dos años de mi vida. Al final creo que todo se reduce a eso; en qué mundo quieren vivir cuando llegas a casa por las noches y tratas de evadirte de tus problemas de la vida diaria. Las series que yo veo siempre tienen algo en común. Da igual que sean de abogados o una distopía futurista, siempre son mundos en los que me apetece vivir y personajes con los que me apetece entablar una relación.  Me ha pasado innumerables veces de acabar una serie y sentirme un poco huérfana. Escribiendo me pasa un poco lo mismo. Me tienen que caer bien mis personajes, aunque sean muy malos, tengo que entender su ranura emocional para hacer el mal. De hecho, suelo llevarme peor con los personajes buenos. Me suelen interesar más los disfuncionales y con defectos que los perfectos.

·    ¿Cómo te documentas cuando piensas una serie? ¿Consultas documentación en bibliotecas?

Definitivamente no. Tengo amigos guionistas más mayores que yo que cuentan que antes necesitaban un tiempo, dentro de los días que les daban para la escritura de guion, para documentarse. Echaban horas y horas en las bibliotecas. Muchos escribían directamente sus guiones allí por tener la documentación al alcance de la mano. La llegada de Internet ha hecho que todo se pueda documentar a través de la red y sin salir de casa. Al menos al principio, en las primeras versiones del guion. Luego, cuando la producción empieza y se empieza a contratar gente, entra en juego una figura que está a caballo entre el plató y la sala de guionistas. Es la figura de la documentalista. Suelen ser mujeres, no sé yo por qué. Esta figura es maravillosa porque está en su ordenador en la sala mientras el equipo va pensando las tramas. A veces se te olvida que está, pero está, y muy atenta a la conversación. En paralelo a tus ideas va conectándose a internet y buscando cosas. Adelantándose a posibles problemas que puedan surgir en el camino de la trama. Cuando oye alguna incongruencia te corrige para que no pierdas el tiempo pensando en algo que no es posible. Posteriormente, cuando el guion está escrito lo revisa, habla con eruditos en la materia, y a veces pide ajustes por cosas que no corresponden con la realidad. En plató también es útil para el equipo de arte. También trabaja muy pegada a la script, que es quién lleva la continuidad de la serie. En plató a veces se cambian cosas respecto a los guiones. Al final la documentalista es la única que sabe lo que se ha emitido realmente o sea lo que el público sabe.

   ¿Cuál es el principal cambio que has notado como guionista con la irrupción de nuevas plataformas como Netflix o HBO?

Cambios, todos. Antes, solo existían las cadenas generalistas. El único lugar donde podías ir a vender una serie era a TVE, Mediaset y Atresmedia. Las cadenas generalistas renuevan o retiran sus productos basándose en los índices de audiencia, que es lo que hace incrementar o descender sus ingresos publicitarios, que es al final, lo que paga nuestros sueldos. Aparte, nuestro mercado era el español. El objetivo era que nos vieran el mayor número de personas en el territorio español el día del estreno de la serie. Si luego la serie tenía vida más allá, si se vendía a otros países, pues bienvenido sea. Pero la única condición para renovar era sacar un buen dato de audiencia.

Debíamos pensar series a las que llamamos “de horquilla amplia”, es decir series para todos los públicos. Una serie debía gustar de igual forma a una abuela de Cuenca, a un niño de Barbate y a un joven urbanita madrileño de 30 años. Imagínate, personas que nada tienen que ver. Cosa que no era fácil, no se puede contentar a todos, solo Coca Cola consigue eso. Nunca los conceptos eran muy trasgresores o peregrinos, porque cuando te ibas a algo muy extraño siempre echabas a alguien, a niños y a viejos la mayoría de las veces. Ejemplos de ello son “Médico de Familia” o “Los Serrano”, auténticos éxitos de audiencia. Tenían una trama de niños, una de adolescente, otra de adultos. Tenían tramas para un público de un nivel cultural más bajo y otras un poco más elevadas. Todos vivíamos de los índices de audiencia, y si el dato era malo, por mucho que funcionara entre jóvenes de 13 a 24 años, te cancelaban la serie y tú y un equipo de 100 personas se iba a la calle.

Ahora, con la llegada de Netflix, HBO y Movistar la cosa ha cambiado mucho. Netflix y HBO tienen un mercado internacional, el público que se sus series es infinitamente mayor. Así que se pueden permitir comprar productos de horquilla estrecha, dirigidos a jóvenes de 13 a 2, por ejemplo, porque el mercado es enorme. “Stranger Things” es un gran ejemplo de ello. Ni creo que mi madre sepa ni siquiera qué es. Otro ejemplo es “La Casa de Papel”, aquí funcionó más o menos, pero nada que ver con el super éxito que ha sido internacionalmente. Todas ellas, incluyendo Movistar que solo se ve en España, no dependen tanto de los índices de audiencia si no del número de afiliados. Así que los productos no tienen que gustar a todo el mundo. Por primera vez podemos hacer series dirigidas a una sola franja de la población.

La forma de consumo también ha cambiado. La llegada de Internet y las plataformas ha hecho que el consumo varíe. Las familias ya no se reúnen al completo después del telediario a consumir una ficción alrededor del televisor colocado en el salón. Ahora tenemos a los padres en el salón con la tele, a los niños en la cama con la Tablet, a los adolescentes ante el ordenador. Antes había una sola ventana a la que asomarse y ahora hay muchas. Eso hace que los contenidos de televisión también se hayan diversificado.

·    Has participado en “El Internado” que tuvo un gran éxito en Rusia o en los “Hombres de Paco” que se dobló al árabe marroquí. ¿Cómo guionista te sorprende que series cargadas de tantos rasgos culturales se distribuyan por otros países?

No me sorprende en estos dos casos que me estás contando. Los hombres de Paco era una comedia de tres perdedores, policías para más inri. No había chistes de actualidad política ni nada por el estilo. Conscientemente tratábamos de hacer una serie abierta. En todos los países hay un cuerpo nacional de policía y en todos hay perdedores y ganadores, héroes y anti héroes. Además, lo cómico surgía del dolor de los personajes. La comedia no es más que tragedia más paso de tiempo. El peor momento de tu vida, el más doloroso y avergonzante, visto con el tiempo es absolutamente cómico siempre. La comedia tiene ese poder, que atrapa a todos los públicos, todo el mundo quiere reírse.

En el caso de El Internado sucedía algo similar. Queríamos hacer una de miedo en un entorno cerrado y con elementos sobrenaturales. Pero nunca decíamos dónde estaba la Laguna Negra porque no queríamos contextualizarlo. Creo que el miedo también es una de esas sensaciones universales que atrapan a todo el mundo.

·    Existen series españolas que se han rodado en Marruecos como “El Tiempo entre costuras” que está ambientada parte de ella en Tetuán. A la hora de escribir un guion ¿se tiene en cuenta o influye en el proceso creativo los posibles escenarios y consecuente presupuesto de la mismos?

Por supuesto. En “El Tiempo entre costuras”, que era la adaptación de la novela de María Dueñas, se sabía por delante que había un holgado presupuesto para rodar en Marruecos. Si no, no se hubiera hecho nunca. Era imprescindible rodar en esas maravillosas localizaciones que luego retrató la serie. Si no hubiera sido traicionar el espíritu de la novela.

·   ¿Qué es más importante para un guionista o creador de una historia, sus propias experiencias de la vida que recoja a través de viajes a marruecos por ejemplo o visionar contenidos similares, aunque sea en otro tipo de formatos para saber qué se está consumiendo en televisión y dejarse inspirar?

Es importante consumir el mayor número de series posibles, leer libros, ir al cine… Esto al final es un oficio y se tiene que saber qué está haciendo la competencia y cómo evoluciona el mundo. Pero si no sales a la calle, viajas, escuchas conversaciones en los bares y en el autobús, no puedes hacer productos con los que la gente que ha de verte, empatice. Para mí lo más importante de una serie es que los personajes sean de carne y hueso y sus conflictos de verdad. Creo que para escribir lo más importante es entender al ser humano, incluido al ser humano que hay dentro de ti. Entender la complejidad que anida dentro de uno. Saber que a veces nos equivocamos, que hay épocas malas en las que actuemos como villanos, y épocas buenas en las que somos auténticos héroes. Momentos en los que actuamos apoderados por el miedo o cegados por el amor. En una sala de guion siempre se suelen hablar de cosas muy personales, todos terminamos siendo amigos porque acabamos confesándonos secretos inconfesables. A veces escribes una trama en la que expones a un personaje ante un conflicto y no puedes evitar recordar cómo actuaste tú aquel día en el que te pasó algo así. La honestidad es importante en todo esto, porque se nota cuando las cosas se escriben de verdad o sólo por imitación. A mí me ayudó mucho para escribir ir a terapia. Enfrentarme a cosas sobre mí misma en las que nunca había pensado, cosas sobre mis padres, sobre mi infancia, sobre momentos en los que me equivoqué… fue, aparte de liberador, enriquecedor. Y creo que me hizo mejor guionista.

Esta entrevista ha sido realizada por María Bermudez de Castro, colaboradora de la biblioteca del Instituto Cervantes de Tetuán el pasado mes de mayo, a la que echamos mucho de menos. Gracias por tu tiempo, tu interés, tus ideas y tus reflexiones, te esperamos siempre por aquí.

miércoles, 6 de junio de 2018

Club virtual de lectura: Los pacientes del doctor García, de Almudena Grandes.


El pasado 31 de mayo lectores de todo el mundo estuvimos charlando en directo en el club virtual de lectura del Instituto Cervantes con la gran escritora y columnista Almudena Grandes. La novela elegida como protagonista de la charla fue Los pacientes del doctor García, publicada en 2017, y cuarta entrega de la serie Episodios de una Guerra Interminable. Después de los problemas técnicos que hubo el día anterior por los que la charla tuvo que ser pospuesta, se había generado una gran expectación que no defraudó gracias a la generosidad e ingenio de la autora, y al entusiasmo de sus lectores y seguidores. Almudena Grandes es una de las autoras españolas más importantes del s. XX, que en los años 80 rompió moldes con su obra Las edades de Lulú, y que desde entonces no ha parado de escribir y cosechar éxitos con sus novelas de cuidadas descripciones y rigurosas investigaciones que nos traslada entremezcladas con historias personales, ficción y contextualización histórica escritas en una prosa fresca, ágil y muy placentera. Para todos aquellos que no la conozcáis os recomendamos escoger cualquiera de sus títulos de la biblioteca, una apuesta segura.


Una treintena de personas nos reunimos en el chat para debatir los entresijos de la novela contando con la especial presencia de su autora, que inició el chat respondiendo a diferentes preguntas formuladas durante el periodo de lectura de la segunda quincena del mes, y desvelando que su proceso creativo comienza con un argumento definido al que le va sumando personajes para más tarde determinar la estructura y por último, descifrar el cómo lo va a contar, una gran aventura esta última parte, en palabras de la autora. Cuatro años es el tiempo que le ha llevado a Almudena Grandes escribir esta novela, primero por la complejidad de la estructura, y después por las labores de investigación realizadas, debido principalmente a la poca información disponible acerca de la red Stauffer, la organización clandestina que aparece en el libro, protegida hasta hoy día con gran hermetismo. En este proceso de documentación la autora nos contó cómo disfruta también viendo fotos y películas sobre la época en la que se desarrolla su novela. Es especialmente admiradora del cine ya que logra captar la realidad y aporta datos más allá del argumento, como puede ser el precio del café o la manera de hablar de entonces.

Entre los personajes destaca Clara, fascinante e irresistible, la mujer al mando de esta organización clandestina, que algún lector comparó con Leni Riefenstahl, al mismo tiempo que en el desarrollo de la trama imaginaba Madrid como si de Casablanca se tratara en ese eje por el que se desarrolla la historia Madrid - Berlín - Buenos Aires. La autora explicó la contradicción que sentía respecto al personaje de Clara que, a pesar de haber trabajado para “el mal”, en cualquier otra situación hubiese sido una heroína, y por eso se ufana en descifrar por qué y cómo llega a esa situación: "No se trata sólo de condenar a los malos, también creo que hay que intentar por qué han llegado a ser así". Sin embargo, a “los buenos” del libro los califica de héroes por accidente sin una vocación heroica como tal, lo cual puede resultar sorprendente para el lector. Por otra parte, en lo que se refiere a la intervención de personajes reales dice siempre tener mucha precaución con lo que escribe sobre ellos para no errar acerca de lo que realmente hubieran hecho ante situaciones reales. 

Almudena Grandes no tuvo reparos en hablar de política. Criticó duramente al bando aliado acusándoles de haber permitido que después de 1945 permaneciese la dictadura franquista en el poder y no los demócratas españoles. También criticó el papel de la Iglesia en la Guerra Civil, que hizo que prevaleciese la idea de que la batalla política en realidad era una guerra santa, en la que en nombre de Dios todo estaba permitido, especialmente contra los republicanos que eran los “asesinos de Dios” y la “anti-España”, mencionando igualmente alguna excepción como Gumersindo de Estella, capellán de la cárcel de Zaragoza, que denunció los crímenes y las barbaridades que se estaban cometiendo. 

Y así, a lo largo de la hora de conversación, también citó a grandes autores como Benito Pérez Galdós, recordando que fue él quien “nos enseñó a contar la historia desde abajo, a construir la vida pública de una sociedad a partir de la vida cotidiana de las personas corrientes”. Y un reconocimiento a Luís Cernuda, para ella, el autor más grande de la Generación del 27, y el que más ha influido en la poesía posterior.

Su impresión es que en España hay todavía gran cantidad de historias por contar, un país que por su historia misma es una mina de oro aún por explotar, historias que todavía nadie ha contado y que ella tampoco tendrá tiempo de hacerlo, pero donde quiere aportar su granito de arena dando luz y visibilidad a esos desconocidos que lucharon por las libertades y los derechos que tenemos ahora. Relatar algunas de esas historias es una forma de agradecimiento ya que siente que las instituciones actuales no lo están haciendo. Se siente muy optimista respecto a lo que califica ella como “batalla de la memoria”, la cual cree que acabarán “ganando” a pesar de todas las trabas políticas y los silencios, y que solo será posible cuando los jóvenes nacidos en democracia y criados sin miedo lleguen al poder. Y es este empeño el que le ha llevado a recibir recientemente el primer Premio de Memoria Histórica de la Región de Murcia, por ser una de las máximas representantes de la recuperación de la histórica soterrada de nuestro país.
  
Nos anunció también que existe un proyecto embrionario para hacer una serie de televisión ya que para la elaboración de una película hubiese sido necesario eliminar muchos fragmentos de la obra y prefiere no hacerlo. Respecto a la continuación de esta novela, negó cualquier tipo de continuación de la misma, sin embargo, la serie de libros sí que contará con dos novelas más. Y así seguiremos conociendo mucho más de esa época convulsa de la mano de esta valiente escritora a la que permaneceremos fieles.

Cuando se escribe ficción sobre hechos reales, hay que conquistar un equilibrio milimétrico entre la libertad del creador, que es una condición irrenunciable, y la lealtad a la verdad histórica.

Club virtual de lectura del Instituto Cervantes. Mayo 2018

jueves, 10 de mayo de 2018

Club de lectura: Habitaciones cerradas, de Care Santos.


Broche de oro para el último club de lectura de este curso académico con la obra Habitaciones cerradas, de Care Santos, para el que contamos con nuestros lectores habituales y algunas caras nuevas que aunque no terminaron de leer la obra, sí habían visto la magnífica adaptación televisiva a través de Rtve. Una gran producción de la que Care Santos estaba muy orgullosa, y de la que dijimos tenía toques de película cinematográfica, con una ambientación y decoración muy cuidad y una fotografía muy atractiva.

Hubo quien prefirió leer primero el libro y después ver la serie de televisión, y en otro bando los que visionando primero la serie pudieron adentrarse en la novela con mayor facilidad prestando mayor atención, al lenguaje, al carácter de los personajes, a las alteraciones cronológicas del texto: analepsis, elipsis, prolepsis... interesantes términos que descubrimos con esta autora para la que el orden cronológico está sobrevalorado. Una estructura original que comienza situando al lector durante las primeras páginas y que desemboca en una acción de ritmo trepidante. Todo ello acompañado de una riqueza léxica admirable y una variedad de registros lingüísticos que detallan igual una noticia de periódico, que  la descripción de un cuadro o un correo electrónico. 

Club de lectura dedicado a Care Santos, 8 de mayo de 2018. Salón de actos del Instituto Cervantes de Tetuán.
Y así fuimos adentrándonos también en los diferentes personajes de la novela, una alta burguesía culta, adinerada e influyente, frente a unos empleados con muy pocas posibilidades, los derechos del hombre frente a los de la mujer,  ese pequeño reducto que sólo algunas podían disfrutar. La diferencia de clases y derechos en función del grupo en el que le tocara a cada uno. Y la evolución de esos grupos y sus líneas divisorias en el paso del tiempo que retratan las diferentes generaciones de esta saga familiar inventada con un realismo que no todos creyeron que nunca hubiera existido. Y una Barcelona que se convierte en un protagonista más de la obra, con verosímiles descripciones desde todos los ángulos. Para Ahmed la constante de la obra es el abuso de poder a los que aluden unos y otros en función de las posibilidades, y comparó la obra con Barrio de maravillas de Rosa Chácel, que también usa la ciudad como personaje, o Nada, de Carmen Laforet. 

Y así, y casi como denominador común, llegamos a nuestro protagonista, al que quieres y odias al mismo tiempo, Amadeo Lax, agraciado pintor, cuyo oficio en la novela Mª Ángeles pensó no era casualidad, al formar parte de la descripción de esa sociedad catalana de la época, vanguardista, moderna, cercana a Europa, que sabe invertir y buscar, y que rompe con todo. Nos reímos recordando el miedo al cambio con los inventos que aparecen en la novela: la luz eléctrica, el teléfono o el cine. 

Un protagonista que determina el futuro del resto de personajes, y en el que nos detuvimos un rato tratando de averiguar el por qué de sus desdichas personales entre las que hubo opiniones para todos los públicos: la lactancia de la nodriza, la ausencia de la madre, la frustración de sus sueños, la maldición del artista, un personaje que se va desvelando poco a poco, y cuya complejidad se averigua más bien al final de la historia. Jesús no tardó ni cinco días en leer el libro, y para él, la desdicha del hermano mayor radica en las absurdas tradiciones tan presentes todavía en tantos lugares del mundo. Y frente al protagonista una madre adelantada a su época, y sobre la que recae el peso de la historia familiar, una mujer valiente en una etapa de transición que se aferra al espiritismo para romper con los convencionalismos establecidos, y que también moldea con sus fuertes convicciones a todos a los que tiene a su alrededor, y no tienen miedo de perder nada en el camino.

A Abdou la lectura le estremeció, le trajo recuerdos familiares muy personales, y no nos extraña, la misma autora en una entrevista de la revista Cuadernos Hispanoamericanos nº 792 dice que somos una acumulación de tiempo y experiencias que nos precedieron, de personas que no recordamos, herencia de personas a quienes ni siquiera hemos conocido. 

Y así aplaudimos todos la magnífica y original novela que teníamos entre manos. una forma diferente de contar la historia. Una autora que se siente cómoda con el lenguaje, la estructura, la época, los personajes, los temas... y nosotros leyéndola, sin querer parar, disfrutando de cada página y de cada título, por eso recomendamos todos sus libros disponibles en la biblioteca, entre ellos el Premio Nadal 2017: Media vida.

La literatura es el mejor modo de ser feliz que conozco.
Care Santos. Cuaderno Hispanoamericanos nº 792.

lunes, 23 de abril de 2018

El Madrid y el Tetuán de Arturo Barea


Ruta Cervantes: El Tetuán de Arturo Barea. 
Bonita ruta por el Tetuán de los años 20 de la mano de Abdelmouttalib Maimouni en el marco de la Fiesta del Libro de Tetuán 2018. Abdelmouttalib Maimouni es un hispanista especializado en la literatura española de temática marroquí y un apasionado lector que con mucho rigor analiza y disfruta difundiendo todo lo que lee. Después de haber leído en el club de lectura de febrero La ruta, segundo volumen de la trilogía de Arturo Barea La forja de un rebelde, decidimos realizar un paseo urbano por Tetuán con los ojos con los que el escritor Arturo Barea retrató y reflexionó acerca de los lugares e hitos de ese momento histórico en esta convulsa ciudad de Tetuán, de la mano de Abdelmouttalib, que como gran conocedor, nos permitió comparar la visión del escritor con la de otros autores que han hablado de Tetuán en sus novelas: María Dueñas, Ramón J. Sénder, Fernández Arias o José Díaz Fernández.

Veníamos motivados por la ruta Cervantes celebrada en Madrid durante la exposición La ventana inglesa, maravillosa muestra bibliográfica dedicada al autor y de la que tenemos el catálogo en la biblioteca. Esta ruta mostraba el Madrid de Arturo Barea reflejado sobre todo en el primer y último volumen de la famosa trilogía: La forja y La llama, con dos maravillosas historiadoras que transmitían lo que había y lo que escondían los textos, un apasionado viaje por el Madrid de principios de siglo que pasaba por algunos de los edificios más emblemáticos de la ciudad como el Edificio del Fénix o la Telefónica, y que terminaba en la nueva plaza Arturo Barea, en pleno barrio de Lavapiés, en las antiguas Escuelas Pías, actual sede de la UNED, gracias al empeño de varios escritores y entusiastas del autor, que quisieron en 2017 emplazar su nombre y su recuerdo en esta plaza multicultural.

En Tetuán comenzamos la ruta en la plaza del nuevo Feddan, en la Feria del Libro, y desde allí presentamos al autor y a su obra para poner en conocimiento de todos los paseantes la importancia de las revelaciones encontradas en el libro por su valor testimonial además de literario. Desde allí mismo empezamos nuestra ruta mirando hacia arriba, a la Alcazaba, cerca de la cual se situaban los prostíbulos, en empinadas, estrechas y retorcidas callejas. La primera parada fue en el Ensanche, a propósito de los casinos y de su importancia, espacios de esparcimiento y tertulia. A los nostálgicos nos sorprendió Abdu con una carta fechada en 1939 proveniente de Bilbao con destino al Casino Español de Tetuán, de un sobrino a su tía, y que él mismo encontró dentro de un libro dentro de una librería de viejo dentro de una ciudad cualquiera en un día cualquiera.


Presentación de Arturo Barea por Abdelmouttalib Maimouni en el marco de la Fiesta del Libro
La Alcazaba vista desde la plaza del nuevo Feddan.

De los casinos pasamos a la plaza de España o actual Feddan, punto de encuentro entre la ciudad antigua y la ciudad nueva, y atravesando Bab Ruah o la Puerta de los vientos, pasamos al barrio judío que tan bien describe Barea: "En el lado izquierdo se abrían las puertas del antiguo barrio judío y por ellas se volcaba una riada de chiquillos astrosos que acosaban infatigables a los transeúntes, en libre competencia con innumerables chiquillos moros y cristianos igualmente haraposos."

Accedemos a la calle principal de ese Tetuán de los años 20: la calle de La Luneta."En un trecho de quinientos metros se concentraba toda la vida de la ciudad" En su descripción de la población, Barea nos da una idea de abigarramiento y concentración de la población. donde se encontraban gitanos, militares, y marroquíes musulmanes y judíos de todas las clases sociales. Lo que abundaba menos en esa calle eran las mujeres, aunque el alboroto que producían las pocas que pasaban despertaron también el interés de Barea como describe: "Tan pocas mujeres en la calle de la Luneta, que al paso de una de ellas si no era vieja y gorda, producía un murmullo que la acompañaba a lo largo de la calle." De camino al final de la ruta, pasamos por el Café de los Antiguos Combatientes de la Guerra civil Española, concurrido café hoy día en una solitaria calle al final de la calle Luneta.

Y llegamos así, entre lecturas, anécdotas y curiosidades a la última parada de la ruta, a la Puerta de la Luneta o Bab Remmuz. Pasando esta puerta se llegaba directamente a la estación de tren que unía Tetuán con Ceuta, actual Centro de Arte Moderno, fundada por Alfonso XIII en 1918. En la época no había nada más en los alrededores, ahora podemos ver diferentes construcciones y un precioso parque de época no muy distante, El parque de los Enamorados, de 1929. Nuestro especial guía, terminó aquí la ruta, contándonos que el autor salió de Tetuán aquejado de tifus, y pidiendo traslado al hospital de Ceuta, permiso que le concedieron y con el que acaban sus días en el Marruecos colonial y tras el que vuelve a Madrid. 


jueves, 22 de febrero de 2018

Club de lectura: La ruta, de Arturo Barea


El martes 20 de febrero fue una reunión emocionante. Discutimos en el club de lectura el segundo libro de la trilogía La forja de un rebelde, de Arturo Barea: La ruta. Con la obra descubrimos una parte de la historia de España y de Marruecos, historias compartidas y no siempre tan conocidas, o reconocidas, como nos gustaría. Los intrépidos lectores de siempre fueron más allá del texto leído, envalentonados seguramente por el gran autor al que estábamos leyendo, para recordarnos la incursión española en África, sus comienzos y sus causas, las miserias de la guerra y del imperialismo.

Grafismo del catálogo de la exposición.  
Comenzamos la sesión asombrándonos todos de haber descubierto la obra más tarde de lo esperado y de la poca crítica literaria sobre el autor, y relatamos entre todos el periplo de su vida y de la versión española de La forja de un rebelde, que no llega hasta 1951 en Argentina, y en 1977 a España, la primera edición fue en inglés en 1941. Un autor que ha sido más reconocido fuera que dentro de las fronteras españolas, y que hace unos pocos años, gracias al impulso de un grupo de entusiastas intelectuales, se ha vuelto a hablar de nuevo de su gran obra, como ya lo hizo en 1990 la serie de televisión de la trilogía disponible en Rtve.es. Recordamos la plaza a la que recientemente bautizaron con el nombre del autor en el barrio madrileño de Lavapiés, pegado a las escuelas Pías, actual sede de la UNED, la exposición dedicada al autor en el Instituto Cervantes de Madrid, Arturo Barea. La ventana inglesa,las rutas literarias que, en relación con la exposición, se realizan los sábados por el Madrid de Arturo Barea, preciosa actividad que esperamos hacer también nosotros en abril, y en Tetuán, dedicada al Tetuán de Arturo Barea. Recomendamos a todos los seguidores de Arturo Barea los vídeos de la inauguración de la exposición del Instituto Cervantes de Madrid con el director Juan Manuel Bonet, el comisario William Chislett, y el escritor Antonio Muñoz Molina: inauguración y vídeo de presentación

Edición de "La ruta"de 1984 en la biblioteca
Todos estuvimos de acuerdo aquella tarde en la impresionante obra que teníamos entre manos, un testimonio de una parte de la historia que no se contó; una novela anti belicista, crítica de la versión oficial, humana, sensible, coherente... El reflejo de un hombre íntegro, culto e inteligente, que cuestionaba todo aquello que veía de una manera directa y firme; con un lenguaje sobrio, realista, sin florituras, un estilo periodístico, con un distanciamiento entre personaje y hecho relatado. Mª Ángeles comparó al autor con Hemingway en Por quién doblan las campanas; Abdou comparó la obra con la de otros escritores españoles que relataron con igual crudeza diferentes episodios de la guerra del Rif: Fermín Galán (La barbarie organizada: novela de tercio), Ramón J. Sénder (Imán) y José Díaz Fernández (El blocao). Y con mucho humor, Abdou también nos descubrió que el punto común de cada una de las obra eran los piojos, grandes protagonistas en todas ellas.

Entre todos destacamos y comentamos infinidad de apasionantes temas presentes en la novela: descubrimos a Franco, la creación del tercio, los tratados secretos y las presiones internacionales para la incursión marroquí, las minas, los intereses económicos en las guerras, la corrupción (línea temática presente en toda la obra), el desastre de Annual, la creación de la Sociedad Geográfica Española, las figuras de Abdelkrim El Khattabi y El Raissouni. Las puntualizaciones que compartió Jesús nos ayudaron a ampliar el marco geográfico de la obra con sus reflexiones en torno a las visiones imperialistas proyectadas en África en los siglos XVIII y XIX.

Y en el aspecto literario, Alfonso destacó la parte más lírica de la novela: la higuera, ese árbol centenario que se niega a ser arrancado, que se defiende y se proclama como un símbolo de lo que fue el pueblo marroquí. Preciosa metáfora con la que terminamos la tertulia, anunciando la siguiente: Habitaciones cerradas, de Care Santos, novela negra ambientada en Barcelona del principios del s. XX, de la que también hay una serie de televisión. ¡Os esperamos!