jueves, 16 de febrero de 2017

Club de lectura: La hija extranjera, de Najat El Hachmi


Otra maravillosa tarde de encuentros y conversaciones en torno a los libros y a la lectura la del pasado jueves 9 de febrero con motivo del encuentro en torno a la última obra de Najat El Hachmi, La hija extranjera., gracias al préstamo de lote de libros del club de lectura Tres con libros de la Fundación Tres Culturas del Mediterráneo. El libro merecía la audiencia, y la audiencia estuvo encantada de comentar la obra de esta magnífica autora que ya fue protagonista de nuestro club en otra ocasión, con su libro El último patriarca. Decidimos exponer para la tertulia una selección de títulos de autores que pasaron gran parte de su infancia en Marruecos, y así pudimos hablar mientras esperábamos a todos los lectores, de José Luis Sampedro, Sergio Barce, Esther Bendahan, Mustafa Busfeha, Antonio Lozano, o Luís María Cazorla, además de otros títulos de Najat El Hachmi.

Entre presentaciones y experiencias personales, fuimos desentrañando los temas del libro empezando por la condición de inmigrante y la dificultad de la integración en muchas situaciones. Sandra, Youness, Saloua y Jesús, entre otros lectores, nos contaron su experiencia como inmigrantes, y la necesidad de saber adaptarse y encajar: mantener los ojos bien abiertos y escoger sólo lo mejor de entre todo lo que nos vamos encontrando, a eso llamaba Najat El Hachmi "identidad", cuando pudimos conversar con ella por videoconferencia hace ya casi dos años, acerca de otro título suyo, El último patriarca. Ese día, Najat El Hachmi nos explicó también que estaba a punto de lanzar un libro que pretendía ser un homenaje a las mujeres de su familia, y aquí lo tenemos. La autora cuenta en alguna entrevista que la idea era escribir la novela desde el punto de vista de la madre, pero que debido a su reciente maternidad en aquellos momentos no pudo continuar y decidió escribir desde las entrañas de la hija.

Selección bibliográfica escogida para el club de lectura.
Y así fuimos comentando el vínculo entre la hija y la madre que nos propone este gran libro, La hija extranjera. Jesús nos habló entonces del peso de la mujer en las culturas africanas, en relación con el chantaje consciente e inconsciente que vemos en el libro de la madre hacia la hija, las obligaciones, los sometimientos familiares, el honor, entendido por cada uno a su manera, el qué dirán, ¿dónde queda entonces nuestra capacidad de decisión? La libertad se arranca, no se pide ni se adquiere fácilmente, una libertad obtenida gratuitamente acaba pagándose muy caro, concluía Jesús. María Ángeles nos hablaba de lo que para ella es la característica innata de la juventud desde su punto de vista: la ruptura con lo anterior  para poder avanzar y crear diferentes procesos, una característica que no encontró en la joven del libro. Sin embargo para Youness está claro, es una novela de amor, amor de hija a madre, y se imaginaba a la protagonista con el martillo de Nietzsche rompiendo todo lo aprendido anteriormente. Youness nos desveló también su pasión por leer a una paisana suya, del pueblo de sus padres, Beni Sidel, aunque para él, el personaje de la novela, no es normal, es una anomalía de la vida.

Hanae estaba encantada con la técnica narrativa utilizada, en primera persona, sin guiones o separaciones entre los diálogos, con una riqueza léxica maravillosa, y reflexiones metalingüísticas donde la lengua rifeña cobra un especial protagonismo, y todo, transmitido de una manera ágil, amena y rápida, sin tiempo de parar, sin ganas de querer hacerlo, ni siquiera de terminar el libro. Jesús confesó haberlo leído en menos de 40 horas, en periodo de exámenes. Abdou destacó algunos recursos lingüísticos como la metáfora de la línea que atraviesa el cuerpo de abajo a arriba, la ausencia de nombres, ningún personaje ni lugar lo tienen, fomentando quizás esa invisibilidad de no estar en ningún sitio, y la capacidad narrativa de llevarte de paseo por las calles de la ciudad como si estuvieras allí, dentro del cuerpo de la protagonista, una protagonista que sorprende continuamente, un personaje con una riqueza deslumbrante. Youness destacó el esfuerzo de la autora al escoger palabras rifeñas sin traducción en español y el talento con el que define los diferentes términos escogidos, llevándonos de la mano y de forma magistral a su mundo, o al de su madre, como nos repite una y otra vez la protagonista a lo largo de la novela.

Hanae comparó La hija extranjera con el libro de Ahmed Safrioui, La Boîte à merveilles, que todos nos apuntamos para leerlo, así como el resto de libros que Najat El Hachmi nos propone, y muchos más, en una oda a la lectura con todas las letras, poniendo en valor las alas que ésta ofrece, y cómo la personalidad se va construyendo a través de los libros y los textos leídos. Y así, el próximo club de lectura ya lo tenemos fijado, y lo vamos a dedicar a diferentes obras del autor Juan Madrid, cambiando por completo los géneros de las lecturas leídas en lo que llevamos de año académico. Los libros ya están disponibles en la Biblioteca Vicente Aleixandre, os esperamos.


jueves, 9 de febrero de 2017

Viajando a Lixus de la mano de Carmen Aranegui


La tarde del martes 7 de febrero viajamos lejos en el tiempo de la mano de Carmen Aranegui, y desde el Instituto Cervantes de Tetuán, con la conferencia titulada Lixus: fenicios, púnicos, mauritanos. Fin del siglo IX a.C. – 40 d. C. 

Presentaba a esta gran catedrática, el arqueólogo y profesor de Historia Antigua de la Universidad Abdelmalek Essaadi, Baraka Raissouni, gran profesional comprometido con la cultura. Su apuesta es clara: la revalorización e integración de la sociedad civil en el conocimiento de su patrimonio es fundamental para la preservación del mismo. Nos presentó orgulloso la publicación del primer volumen de la Carta arqueológica de Marruecos, y nos indicó la existencia de hasta doscientos yacimientos arqueológicos en la zona de Tetuán, ochenta de ellos de reciente aproximación científica, y la mayoría, con gran y prometedor potencial, aún por investigar. 

Carmen Aranegui tomó la palabra para explicarnos las razones de los asentamientos en la costa atlántica, y sugerentes binomios referenciales de los mismos, siendo en el caso que nos ocupa, Lixus, el compañero de viaje de Baelo Claudia, en Cádiz. La dificultad de navegación en el Atlántico obligaba a tener diferentes instalaciones en esa costa, en contraposición con el ya conocido mar Mediterráneo, por el que los navegantes surcaban nuevos territorios con relativa facilidad. El descubrimiento del Atlántico revolucionó el mundo al fomentar el descubrimiento de nuevas tierras y dotando al Estrecho de numerosos mitos a los que acompañan extraordinarias leyendas. La conferenciante nos trajo la voz de Plinio y nos llevó  al Jardín de las Hespérides, en Lixus.

Carmen Aranegui en la Biblioteca Vicente
Aleixandre junto  la colección Saguntum de
la Universidad de Valencia.
Abundando en datos científicos y con la mitología de telón de fondo, a través del estudio de restos de conchas y otros elementos sedimentarios, se ha descubierto que la ubicación de Lixus responde a las características que desde el punto de vista estratégico reúnen los parajes en torno al río Lucus. Su cauce, en  momentos de crecida, cuando alcanza  su nivel más alto, crea una inmensa laguna de hasta 3,5m. de profundidad que, además de propiciar posibilidades agrícolas, aporta riqueza pesquera, y permite intercambios comerciales y la creación del mejor puerto natural del sector norte de la costa atlántica de Marruecos. En el momento en que el nivel del mar baja, desaparece la laguna y el estuario, y Lixus se desplaza a la actual Larache, a 4 km. del asentamiento anterior. Y la ciudad ahora abandonada, al no contar con un asentamiento posterior, como puede ser el caso de Tánger o Cádiz, ofrece las mejores oportunidades para la excavación y la investigación. Los ríos Guadalquivir, Guadiana, o el río Martil, navegable, y que permitía a Tamuda contar con una zona portuaria, gozaron de la misma suerte que el Lucus en la bajada del nivel del mar, afectando también a las ciudades a las que sustentaban.

A lo largo del s. XX se descubrieron hallazgos arqueológicos que llevaron al esbozo del primer plano de la ciudad antigua. La realización de una foto aérea en 1920, de la mano de César Luís de Montalván, ostenta el privilegio de ser la primera tomada en todo Marruecos de un sitio arqueológico. Siguiendo las investigaciones de Montalván, Miquel Tarradell viene a Marruecos y realiza numerosos estudios constatando y corrigiendo datos del primero, al mismo tiempo que descubriendo otros puntos estratégicos. Y nos lega una importante monografía dedicada  a Lixus en 1959, que supone un importante hito al crear una obra por entero dedicada a esta ciudad arqueológica. Sería el punto de partida de muchas investigaciones posteriores. Esta vez  de la mano de una discípula: Carmen Aranegui  y de otros tantísimo arqueólogos y expertos marroquíes, de entre los cuales la doctora Aranegui destacaba a Mokhtar El Hannach y Maimon Tetuaní, en su opinión, ejemplar gestor del Museo Arqueológico de Tetuán.

Lixus es la ciudad con mayor infraestructura del Golfo Empórico (Kolpos emporikos), y su riqueza procedía de la pesca y de la industria de conservación del atún. Las calles de Lixus eran a buen seguro transitadas por eminentes conocedores de la navegación y toda su industria astillera, expertos en los comportamientos de los túnidos,  grandes arrastreros y gentes versadas en la conservación y manufactura de alimentos y productos del mar. Así, el yacimiento tiene una clara sectorización. En él podemos encontrar zonas bien diferenciadas: salazones, viviendas, monumentos, casas romanas, complejos dinásticos, foro romano, anfiteatro, murallas, tumbas…

Entre hechos históricos, citas y anécdotas, la profesora Carmen Aranegui nos contaba la metodología investigadora a través de la cual se han llevado a cabo todas estas averiguaciones, y cómo mediante la lectura estratigráfica y gracias al buen estado de conservación de Lixus, se pueden diferenciar los distintos periodos de la ciudad. Así, se demuestra que es uno de los mejores ejemplos de la presencia fenicia y cartaginesa en el sur del Mediterráneo y a las puertas del Atlántico, hasta las victorias romanas y la destrucción de Cartago. Queda probada la cohabitación de gentes de diferencias procedencias, la singular importancia de su puerto, y su crecimiento progresivo desde época mauritana. 

En la época mauritana, (s. II a.C. – Años 40 d. C.), Lixus se muestra en todo su esplendor,  además, encontramos elementos que reflejan un acercamiento a las prácticas culturales romanas: jardines sagrados, almacenes, templos, cisternas, pasos y conectores, y un magnífico criptopórtico, reflejo de la existencia de una importante estancia regia. Descubrimos igualmente en las casas mauritanas destacables elementos como el baño o la bodega, llenos de ánforas. Las fábricas de salazón que conocemos hoy en día comienzan en esa época mauritana, momento en que también irrumpe el  acuñado de monedas que halladas después en ciudades españolas y marroquíes. 

Y nos quedamos sedientos de más conocimientos, pero satisfechos de poder contar con los resultados escritos de las investigaciones, recogidos en la colección Saguntum de la Universidad de Valencia, la colección del Museo Arqueológico de Tetuán, y  el maravilloso libro de Miquel Tarradell, Lixus, de 1959, entre otros del mismo autor. Todos estos detallados documentos están disponibles para todas aquellas personas interesadas en nuestra biblioteca. El nuevo libro de Carmen Aranegui: Lixus: del mito a la historia, editado por Bellaterra, les espera también próximamente  en nuestros estantes.