lunes, 1 de diciembre de 2025

Té con azúcar, con Mireia Estrada

El pasado viernes celebramos, por fin, el tan esperado club de lectura dedicado al libro Sin azúcar. Participaron lectores de Tánger y Tetuán, y contamos con la presencia de su autora, Mireia Estrada Gelabert. Más de cuarenta personas nos reunimos para debatir una obra que despierta pasiones y que deja, como su propio título sugiere, un dulce sabor final; dulce como esta novela y como el té con azúcar que impregna cada rincón de Marruecos. 

Comenzamos tratando de definir el género del libro: una obra de estampas costumbristas, el elogio de lo local frente a lo global, y una lectura no lineal que recoge la riqueza de la vida cotidiana en Marruecos a través de experiencias personales, reflexiones y una cuidada bibliografía. Una crónica con tintes autobiográficos y destellos de libro de viajes que la autora prefiere describir como saberes situados: conocimientos que nacen de la experiencia y que, como ella misma reconoció, tienden a ser contradictorios. Confesó también que el libro la ha obligado a mirarse a sí misma: «Es cuando el otro te interpela cuando tienes la oportunidad de cuestionarte ciertas cosas y de adoptar una mirada más crítica sobre tu propia cotidianeidad». 

La sesión se abrió con la intervención de una lectora que destacó el cariño y el respeto con que Mireia narra las costumbres familiares que describe. La autora explicó que el hilo conductor de la obra es Mui Jadiya, su suegra y auténtico corazón de la familia. El afecto que transmite el libro, dijo, es recíproco: desde el primer momento se sintió acogida, y esta obra es también un gesto de agradecimiento y admiración hacia su familia marroquí. El libro relata veinte años de la autora en Marruecos, y comienza en los años 2000.

Club de lectura con Mireia Estrada el viernes 28 de noviembre en el Instituto Cervantes de Tetuán

Algunos lectores expresaron que echaban de menos cierta tensión narrativa o una mayor evolución de los personajes. Mireia respondió que esa ausencia es deliberada: Sin azúcar no es una novela y su escritura tampoco nació desde el conflicto, sino desde la observación y el deseo de desmontar miradas exóticas sobre Marruecos. Confesó que, al escribir, imaginaba a un lector concreto: muchas de las madres con las que se cruza al recoger a sus hijos en el colegio.

La autora alertó de la existencia de discursos peligrosos que se alimentan de la ignorancia y compartió experiencias de proyectos de interculturalidad en Cataluña, donde ha visto cómo la convivencia funciona con naturalidad, especialmente entre los más pequeños. La conversación avanzó hacia los prejuicios y la persistencia de ciertas miradas orientalistas. Un lector evocó la influencia de Edward Said y destacó la importancia de obras como esta en tiempos de crispación política. Otros asistentes compararon a Mireia con Fátima Mernissi, alejándola de otras autoras como Najat El Hachmi o Miss Raisa. 

El subtítulo del libro —Una mujer occidental en Marruecos, elegido por la editorial— también salió a debate. Para Mireia tiene un interés particular porque puede atraer a lectores que aún desconocen que el Mediterráneo une más de lo que separa. Aun así, recordó que Magreb significa «occidente» en árabe, lo que le dificulta aceptar la división entre un Oriente y un Occidente que, en su experiencia cotidiana, no se corresponde con la realidad. Otro lector intervino para destacar el papel de la «tribu» en el libro frente al fuerte individualismo en Europa. La autora coincidió: la tribu sostiene, dijo; el individualismo puede hacer crecer, pero también deja caer.

Las alabanzas hacia Sin azúcar marcaron la recta final de la tertulia. Respeto, exactitud en las descripciones, ternura… El público se mostró encantado con la lectura y con la oportunidad de conversar con su autora. «Es un libro imprescindible para conocernos», afirmó un lector marroquí, recordando que, aunque lo que narra pueda ser común en ciertas zonas de Marruecos —como Doukkala, el pueblo de la familia de la autora y el paraíso de la infancia de sus hijos—, no necesariamente lo es en otras. Mireia agradeció emocionada todos los comentarios y cerró la sesión con una reflexión que resume bien el espíritu del encuentro: «Nunca he vivido estas dos culturas como diferentes. Este Mediterráneo es la misma música con distintos acordes». Recomendamos igualmente la reseña del libro de un lector, publicada hace un año aproximadamente.

Visita a la asociación 100% Mamans, en la ruta literaria del sábado 26 de noviembre.

El sábado nos encontramos ya en Tánger, en la ruta literaria que nos llevó a conocer la labor diaria de tres asociaciones fundamentales para madres, niños y familias en situación vulnerable en esta ciudad del Estrecho donde la actividad y la innovación es continua. Durante el recorrido, Mireia nos fue leyendo y compartiendo su experiencia como madre y mujer en esta orilla del Mediterráneo.

Comenzamos con la Asociación 100% Mamans, dedicada desde 2006 al acompañamiento de madres solteras en Marruecos. Desde entonces han apoyado a más de cuatro mil mujeres, y desde 2010 también acogen a mujeres subsaharianas que llegan embarazadas durante el proceso migratorio, muchas veces a consecuencia de violencias sufridas en el camino. Además de este acompañamiento, la asociación funciona como guardería y ofrece formación en cocina y textil para facilitar la inserción laboral. Escuchamos historias increíbles de superación y resiliencia gracias a un equipo que, además de trabajar en la prevención, acompaña y sostiene a las familias con una dedicación incansable. Siempre en búsqueda de recursos, cuentan con el apoyo de muchas personas enamoradas de su labor, y tras visitarlas entendimos perfectamente por qué. 

Visita al Hogar Lerchundi.

Emocionados por esta visita, llegamos al Hogar Lerchundi. Allí nos explicaron el trabajo que realizan en este céntrico barrio con familias en riesgo de exclusión. Gestionan una guardería para niños de 3 a 6 años que acoge alrededor de cien pequeños, y el proyecto TIKA, dirigido a familias desestructuradas: voluntarios recogen a los niños en el colegio y les ofrecen formación, acompañamiento y actividades a partir de los 6 años. El Hogar acoge voluntariado local y también grupos procedentes de España a través de programas como Proclave. Para las madres es de estas familias, además de talleres relacionados con el textil, la cocina y la alfabetización, han desarrollado últimamente proyectos relacionados con la creación de cooperativas que están ofreciendo muy buenos resultados.

Por último llegamos a la Asociación Darna, una organización que vende productos gastronómicos y textiles de diferentes asociaciones de la ciudad, y que también cuenta con su proyecto de empoderamiento de mujeres en situación de exclusión. Nos enseñaron el proyecto de talleres realizado en colaboración con el Ayuntamiento de Madrid y el escaparate creado con motivo del mercado de Navidad de este año. Después, allí comimos todos los lectores, pudiendo disfrutar de charlas y vistas fantásticas. Un precioso cierre para un precioso libro y una mujer impresionante. 

Escaparate de Navidad de la Asociación Darna.

lunes, 20 de octubre de 2025

Club de lectura: «Los rojos de ultramar», con Jordi Soler

Este sábado 18 de octubre nos reunimos con Jordi Soler para comentar la primera obra de la trilogía Una guerra perdida: Los rojos de ultramar, tres novelas y diez años explican la situación de este escritor mexicano y español, al tiempo que la de miles de personas exiliadas a propósito de una guerra que no era la suya. Una novela que le costó escribir ya no sólo por ser parte de su vida, sino por la cantidad de referencias históricas que tuvo que tener en cuenta para ser fiel a todas esas vidas truncadas. 

Jordi Soler durante el club de lectura

Como es habitual, empezamos el club comentando los inicios en la literatura de este gran escritor, los orígenes de su pasión, que confesaba haber descubierto de manera autodidacta en los libros que le rodeaban en su casa de La Portuguesa en plena selva mexicana, jugando al aire libre y sin ir al colegio, y de la inquietud de escuchar tantas lenguas y tan distintas a su alrededor. Un entorno, esa naturaleza exuberante, para el que se necesitaban otros instrumentos para sobrevivir y que aprendió a utilizar desde su más tierna infancia. Y aunque después se formó en Ciudad de México en el colegio y en la universidad, reconoce haber aprendido de literatura sin talleres ni formación alguna, como en la naturaleza, a partir del instinto, de manera subjetiva y personal. El primer libro que le deslumbró fue un poemario de Miguel Hernández al que le siguió otro de Lorca, mientras escuchaba a Serrat, para descubrir con veinte años a Carlos Fuentes y seguir después con otros escritores franceses como Balzac o Breton, con los que se fue forjando ese bagaje como lector. 

Jordi Soler asegura comenzar sus libros con una imagen, una idea o un verso, y a partir de ahí desarrollar la novela sin dar marcha atrás, recomponiendo, porque la lógica de la novela siempre le lleva a buen puerto. Para este escritor, entre La Ilíada y La Odisea ya está todo contado desde hace más de dos mil años: el odio, las guerras, las envidias, los enredos familiares, la culpa o el amor, todo lo escribió ya Homero. Desde su adolescencia, la mitología le mantiene enganchando y por eso en uno de sus último libros, En el reino del toro sagrado (Alfaguara, 2024), combina mitología griega y mexicana.

Otros temas recurrentes en sus novelas son la violencia territorial y la idealización de la naturaleza. Considera que, en la actualidad, existe una cierta ingenuidad al hablar de la naturaleza, quizá porque su propia experiencia vital proviene de un territorio donde bajar la guardia implica perder: cuando una serpiente se acerca para atacarte, debes adelantarte para sobrevivir. Creció, por tanto, con una conciencia ecológica distinta, más ligada a la realidad y al instinto que a los discursos idealizados. Desde su perspectiva, el buenismo que impregna el discurso ambiental contemporáneo no beneficia ni a la naturaleza ni a quienes convivimos con ella.

Los lectores iniciaron el diálogo preguntándole si, veinte años después y con la Ley de Memoria Histórica ya en vigor, habría escrito el mismo libro. Él respondió que sí: habría contado exactamente la misma historia, porque más allá del trasfondo político, su intención principal fue construir una novela que funcionara narrativamente. Otro lector le planteó una cuestión sobre su visión fatalista de la sociedad mexicana, reflejada en la corrupción y la aparente conformidad de los pueblos indígenas descritas en la obra. Jordi Soler explicó que su familia sufrió mucho en ese contexto y que lo narrado —aunque recibió duras críticas en México— es una descripción fiel de la realidad, sin adornos ni invenciones, una realidad que, recordó, ya había retratado magistralmente Octavio Paz en El laberinto de la soledad (1950). Tal vez, sugirió, el verdadero origen de la novela esté en su propia identidad dividida: siempre se ha sentido un catalán en México y un mexicano en Barcelona.

Al ser interrogado sobre su familia y la manera en que la retrata en la novela, un lector le preguntó si el conflicto de identidad estaba presente en la obra. Él respondió que no se sentó a escribir sobre su familia, sino a contar una historia que, según sus propias palabras, era perfectamente narrable y para la cual disponía de todos los elementos necesarios, sin importar si eran verdaderos o no. De este modo, dejó claro que en la escritura de esta novela no hubo un propósito terapéutico ni de reconciliación personal, sino únicamente ambición literaria. 

Lectores del club de lectura del sábado 18 de octubre con Jordi Soler.

Para Jordi Soler la vida está llena de grandes historias y lo importante es saber contarlas en una frecuencia en la que no interfieran ni las ideologías ni las heridas familiares. Considera que, al hacerlo, contribuye —aunque sea de manera modesta— a la narrativa de la especie. Relatar la historia desde el yo narrativo le brindó una perspectiva más cómoda, que además le permitió involucrarse más profundamente en la novela. Esto no significa que todo lo narrado ocurriera exactamente como se cuenta, pero sí que cada elemento tiene un anclaje en la realidad.

«En una guerra nadie puede decidir realmente nada». Esta frase quedó grabada en la memoria de una lectora, y el escritor añadió que, en realidad, tampoco en la vida tomamos grandes decisiones: nacemos y nos desarrollamos dentro de unos cuadrantes determinados por circunstancias que, en gran medida, deciden por nosotros. A partir de esta idea, Jordi Soler respondió a las preguntas de otros lectores sobre la figura de Arcadi y su transformación —de comunista a capitalista— como un ejemplo de cómo las ideologías y las posturas personales se moldean a partir de los acontecimientos vitales, más que de decisiones plenamente conscientes.

Terminamos el club con una buena noticia: el escándalo que esta novela provocó en Francia al sacar a la luz aquellos campos de concentración que la historia había borrado del recuerdo colectivo tuvo, al menos, una consecuencia significativa. En la playa de Argelès-sur-Mer, el alcalde —hijo de un refugiado español— leyó la obra y decidió rendir homenaje a las víctimas: organizó una presentación del libro y mandó colocar una placa conmemorativa en el lugar donde tantos refugiados perdieron la vida, víctimas de una guerra que, probablemente, tampoco era la suya.

lunes, 30 de junio de 2025

Club de lectura: «Quebrada», con Mariana Travacio

Este sábado 28 de junio celebramos el segundo club de lectura del programa 4 Lecturas 4 Continentes de 2025 con Mariana Travacio y su singular novela Quebrada (Las afueras, 2022). Una tarde de encuentro y reflexión en torno a grandes temas de la mano de una fantástica escritora, psicóloga y filósofa, y de grandes lectores que supieron desengranar las diferentes preguntas que sugiere este título. 

Mariana Travacio comenzaba el encuentro hablándonos de su experiencia lectora, definiéndose como una lectora de trama desde bien pequeña, para quien la lectura era un entretenimiento apasionante, incluso en varios idiomas, debido a la trayectoria vital de su familia. Sin embargo, su verdadera transformación lectora llegó en la adolescencia, cuando recibió dos libros decisivos como regalo de cumpleaños: Cien años de soledad de Gabriel García Márquez, y La casa verde, de Mario Vargas Llosa, en los que descubre la magia de las palabras y de la literatura en su lengua materna. Ahí comienza una voracidad lectora que la lleva a conocer a los grandes escritores hispanoamericanos desde José Donoso a Alejo Carpentier pasando por Jorge Luis Borges. Y es que para Mariana hay libros que son bibliotecas y que te van llevando de uno a otro título prácticamente sin descanso previo. 

La escritora Mariana Travacio durante el club de lectura el sábado 28 de junio.

De la misma manera, para la autora, cada lengua es un universo que permite una cosmovisión del mundo, y que, sin embargo, tiene sus limitaciones, los indecibles, lo que hace que la escritura sea una aceptación del fracaso aunque haya que seguir haciéndolo de cualquier manera. Además de que para ella la escritura y la lectura están directamente relacionadas en el sentido de que escribe porque lee, y su escritura está hecha de todas las lecturas que la han deslumbrado a lo largo de su vida. 

Y así comienza su andadura como escritora con el libro de relatos Cotidiano, donde narra la ruptura de un equilibrio vital en los personajes, ese instante en que se quiebra la certeza diaria y deben reinventarse. Es en la escritura donde Mariana Travacio cohabita con otras voces, con otras personas. En Cenizas de carnaval la imagen de un mosquito aplastado en una pared hacen sentir al protagonista en casa al ser el único escenario que no cambia con la rutina diaria. El personaje, el ambiente y la voz determinan todo en su literatura, y pasar del cuento a la novela sale de forma natural cuando estos personajes necesitan más páginas para explicar esas voces y los paisajes que los habitan. 

Así llegamos a Quebrada, una novela que nace de los ojos melancólicos de una mujer que escribía a todo lo que había dejado atrás, esa nostalgia conmovió de tal manera a Travacio, que la impulsó a escribir esta historia sobre el desarraigo, la importancia las raíces, el drama de la migración, el viaje, el clima o la humanidad errante, la suya además de las que encontraba en el camino. La literatura, afirmaba, no está para respuestas, sino para formular preguntas. Una postura claramente vinculada a su formación filosófica. Para Mariana, además, la literatura existe porque la realidad es, en muchas ocasiones, inhabitable. La literatura nos devuelve algo de belleza, de amparo, un cierto cobijo. 

La novela nos enfrenta también a la dureza del clima y de la condición humana, en un mundo donde no siempre es claro quién afecta a quién primero. Y donde el agua, como comentaba algún lector, es un elemento que acompaña cada pasaje: los ríos, el mar, las lluvias torrenciales... el agua en la novela, al tiempo que es algo indispensable para la vida, también te puede pudrir la hacienda. Los personajes, duros y entrañables a la vez, suscitaron emociones intensas, algunos lectores aseguraban haber sufrido en la lectura. Encontramos vidas tremendas, aunque también entrañables, y entre los que destacamos a Jumento, el burro que acompaña a Relicario en su viaje, que siempre encuentra el mejor camino y que además es capaz de escuchar, una metáfora, decía Mariana, de que no podemos escapar a nuestro propio destino. 

Lectores y escritora en el club de lectura de Quebrada.

Sobre la importancia de los muertos en la novela también pudimos hablar ampliamente, la autora compartía una teoría poderosa: no pertenecemos a una tierra hasta que no tenemos a alguien enterrado allí. El tema de los desaparecidos, muy presente en su obra, está vinculado a su propia experiencia de vida entre dos dictaduras. Lina abandona la Quebrada por hastío, pero Relicario, su marido, siente la necesidad de llevarse a sus muertos consigo. Mandatos de sangre que se cruzan con los lazos sociales que se construyen a lo largo de la vida. No faltaron lectores que evocaron Pedro Páramo, de Juan Rulfo, tanto por el tratamiento de la muerte como por la intensidad del paisaje. 

Algunos lectores expresaron su desconcierto ante ese final tan abrupto, otros quisieron saber qué pasó con Relicario o las incógnitas que nos deja el personaje de Tala, por no entender su desaparición y la falta de noticias durante tanto tiempo, a lo que la autora confesaba que lo que quería describir en Quebrada era ese pintoresco pueblo en el que todos acaban, y que se encuentra actualmente escribiendo una novela sobre Tala, en la que podremos entender mejor su historia. Pensó en algún momento en salvarle, pero el tema del honor narrado en los capítulos previos la impidieron hacerlo. De igual forma, Mariana aseguraba que las decisiones narrativas a veces las toman esas voces y esos personajes que van manejando sus historias, aunque llegó a manejar hasta siete finales alternativos, y finalmente se quedó con el primero. 

Terminamos con el deseo de seguir habitando universo de Quebrada a través de Como si existiese el perdón, novela previa que actúa como su continuación temática pero donde el protagonista, al contrario que en esta, es un personaje masculino. Y próximamente podremos también disfrutar de la novela en versión cinematográfica. 

Cerramos una fantástica tarde de lectura, filosofía y humanidad con escritores recomendados por Mariana Travacio como Fernanda Melchor, Chico Buarque, Santiago Craig, Andrés Montero, Antonio Lobo Antúnez, Luís Sagasti, Natalia García Freire y Ana Paula Maya. 

lunes, 28 de abril de 2025

Paquita en el país de las maravillas

El viernes 25 y el sábado 26 de abril cerrábamos la semana cervantina con un broche de oro: el club de lectura sobre el libro Paquita en tierra de moros, y la ruta literaria del libro, ambas actividades con la presencia del autor y de los lectores de los clubes de lectura de la biblioteca pública de Ceuta, y del Instituto Cervantes de Tánger y de Tetuán. Un fantástico triángulo de la lectura con un magnífico libro y un maravilloso escritor hispano marroquí: Driss Bouissef-Rekab Luque.

Club de lectura el viernes 25 de abril en la biblioteca infantil del Instituto Cervantes de Tánger

El viernes, el club de lectura cumplió récord de tiempo con tres horas de duración que se podía haber alargado aún todo lo que quisiéramos porque este libro y la vida del escritor dan para mucho. Y es que Driss ha conseguido con este libro lo que lleva buscando toda la vida: acercar culturas, conocerse, reconocerse e interesarse por el otro, alejando así los miedos que nos da lo que no forma parte de nuestra cotidianeidad. Y ese ha sido también el cambio en su pensamiento político, de ilusionado comunista a demócrata, por su fe en las personas, en la humanidad, sin importar credo o religión. Para Driss, la calidad de una persona se mide en el comportamiento con el otro, y es que algunas de las experiencias que más lamenta y que más daño le han hecho en su vida es el rechazo que ha sentido en España por su nombre o su religión. Para él, las miradas despreciativas son un gran problema porque si no nos consideramos todos iguales como seres humanos, nunca llegaremos a vivir en paz. Y por eso volvió a Marruecos, porque aquí se siente igual que el otro, cuando en España le han hecho, en diferentes ocasiones, sentirse inferior.

Comenzamos hablando de la lengua española, utilizada por primera vez en una novela suya publicada, aunque asegura tener otros libros escritos en español, es una lengua con la que se siente cómodo, y la única en la que podría escribir sobre su madre, aunque el currículum académico y profesional de Driss está escrito en lengua francesa. Algunos lectores destacaron una parte primera de la novela más costumbrista y una continuación más política y reflexiva, lo que el escritor justificó con las edades en las que sucedían los hechos, de niño no se planteaba nada, simplemente sucedían las cosas, y de más mayor sí ha tomado conciencia de los hechos, y desde esta visión más reflexiva es como los narra en este libro autobiográfico tan íntimo y personal.

Algunos lectores del club en las escaleras del Instituto Cervantes de Tánger.

Largo y tendido pudimos hablar de Paquita, la madre de Driss y a la que este dedica el libro. Tanto asombró este personaje que una lectora le pidió que cambiara el título del libro a Paquita en el país de las maravillas, pero Driss quería que el título sugiriera ya la idea de una cristina en tierras musulmanas, y por eso escogió este título y no otro, aunque a todos nos hizo gracia la reflexión, ya que, aún con todas las vicisitudes aquí vividas, finalmente Marruecos ha sido el país escogido por Driss para vivir la mayor parte de su vida por elección propia. Otros lectores destacaron que era un libro de mujeres y para mujeres, al tiempo que manifestaron lo bien rodeado que Driss siempre había estado de todas ellas, con Paquita, sus hermanas, sus mujeres y su hija Sonia. Mujeres fuertes y maravillosas que no han cesado nunca en su lucha, tanto por él como por ellas mismas. De su padre Mohamed, falangista afín al régimen, machista y de carácter duro aunque con buen corazón, todavía le cuesta más hablar, por eso su muerte ni siquiera aparece en el libro, y quizás también por eso el libro está escrito en tercera persona, para tomar distancia de los recuerdos más duros. 

Quizás por todo esto, Paquita en tierra de moros es más dulce que A la sombra de Lala Chafia, un libro que también narra la vida del autor pero desde otra perspectiva, y escrito desde la cárcel. De hecho, si no llega a ser por el periodista Javier Otazu, no hubiera incluido este periodo de su vida en Paquita. Ante las diferentes preguntas sobre este tema, Driss nos confesaba que el día que salió de la cárcel fue el día más triste de su vida: sin trabajo, divorciado, y sin saber qué iba a hacer con su vida después de trece años encerrado. Cuando le preguntaron si, toda una vida después, volvería a pasar por lo mismo, aseguró que sí, porque «cuando una persona se compromete con un movimiento de transformación de un país, cree en lo que está haciendo». En esa época el idealismo comunista impregnaba el ambiente juvenil de Europa y Marruecos, y él sentía que quería luchar por mejorar su país, aunque asegura que cometieron un error: no tener las herramientas para medir las fuerzas del makhzen: «No teníamos ni idea de cómo funcionaba el poder en Marruecos». Sigue pensando que no hay democracia sin laicismo, y comparando su época con la actual es más pesimista, cree que ahora no hay entusiasmo por cambiar nada, ni en los países en desarrollo ni en los desarrollados. Y con un nuevo apelativo para este escritor tetuaní terminamos el club de lectura: el Nelson Mandela de Tetuán.

Inicio de la ruta frente al palacio real recordando el famoso bar La Parra. 

Y el sábado retomamos el encuentro paseando y recordando el bar donde su padre se gastaba el sueldo y la zapatería en la que trabajaba su madre antes de casarse, para llegar al antiguo cine Misión y al antiguo colegio de la Alianza Israelita, mientras visitábamos las librerías más emblemáticas de la ciudad de Tetuán, Alcaraz y Ágora, en nuestro camino hacia el Barrio Málaga. Allí visitamos la antigua iglesia convertida en mezquita, el cine Victoria y la casa de la abuela de Driss, en la que estuvo viviendo con sus hermanos. Finalizamos el paseo en los preciosos jardines del Hospital Militar de Tetuán pensando en el próximo encuentro, con la alegría y esperanza que ofrece conocer a escritores de tanta calidad humana. 

Fin de la ruta en los jardines del Hospital Militar de Tetuán.

miércoles, 12 de marzo de 2025

Club de lectura: «La pasadora», con Laia Perearnau

El sábado 8 de marzo celebramos el Día de la Mujer por todo lo alto, recordando y homenajeando a grandes mujeres olvidadas de la historia que tuvieron un papel fundamental en la Guerra Civil Española y en II Guerra Mundial, con la primera lectura del club 4 Lecturas 4 Continentes de 2025, con la escritora y periodista Laia Perearnau, y su tercer libro: La pasadora.

Laia Perearnau comienza su incursión en la escritura inspirada en los grandes títulos de Gabriel García Márquez, pero es un curso de literatura creativa el que marca la diferencia en su actividad productiva por el método que la proponen utilizar para organizar el trabajo previo de información, investigación, creación de personajes y de escenas... un orden necesario que la ha permitido sorprender a los lectores con grandes títulos como Francesca de Barcelona o La pasadora, que entremezclan hechos históricos con altas dosis de ficción. En su proceso de creación nos desveló cómo va metiendo los hechos históricos que quiere contar en la novela hasta que caminan ellos solos de la mano de personajes y de otras historias agradables de leer, y todo esto a un ritmo trepidante, propio de su bagaje como guionista de televisión. 

En La pasadora se basó mucho en las historias personales de los judíos que pasaban a España atravesando los Pirineos. Y Sol Mentruit, la protagonista, está inspirada en el caso de una historia real, una pasadora de 18 años que pasó a una familia entera y, muchos años después, el niño de aquella familia vino a agradecérselo. Como en este caso, en esta recuperación de la memoria, Laia se ha encontrado con muchos testimonios de nietos que descubrieron que su abuela era pasadora por los coches con matrícula extranjera que venían a dar las gracias mucho tiempo después.

Algunos lectores coincidieron en que habían leído la novela de manera casi compulsiva, sin poder parar, especialmente la tercera parte, otros confesaron haber leído el libro con un mapa en la pantalla, para poder localizar los lugares mencionados en las rutas de los pasadores, rutas que tanto ha recorrido también la escritora para poder inspirarse y escribir la historia de la forma más creíble posible. De hecho, en los años 50 aparecieron varios cadáveres de la época, y recientemente también han aparecido algunos con los cráneos agujereados, confirmando que la leyenda negra de asesinatos en la montaña es real. 

Max, nuestro gran protagonista masculino, creado a partir de una historia real de un pueblo de Austria que votó no a la anexión con Alemania, creó mucho revuelo entre los asistentes, especialmente por comenzar con él el primer capítulo, dando al lector un poder que la protagonista no tiene: conocer su verdadera identidad desde el principio. Junto a esta técnica narrativa, la escritora utiliza también los flashbacks, con lugares y fechas diferentes para mantener al lector atento en todo momento. Max es un personaje que no es fácil, confesaba Laia, al que vas conociendo y entendiendo a lo largo de la historia y, como la protagonista, del que te enamoras rápidamente. Porque algo que destaca en la novela es la intensa historia de amor que esconden sus páginas, una pasión construida a partir de la literatura, del alegato al amor y al paso de tiempo de los poemas de Apollinaire y del libro Adios a las armas de Hemingway, una novela antibelicista que relata una historia de amor muy parecida a la que nos ocupa.

Otros personajes reales que crearon pasiones y gran admiración fueron el químico judío Rosenthal, que consiguió engañar a la embajada española de París, que se dedicaba a hacer firmar poderes a los judíos para después quedarse con sus bienes; el aviador inglés Richard A. Mayhew que, como otros aviadores, tenía que llegar a la Venta Miraflores en Algeciras para poder volver a Inglaterra desde Gibraltar ya que para los ingleses fabricar aviones era factible pero fabricar pilotos a la misma escala no era tan fácil, por eso pagaban mucho dinero por recuperarlos vivos, y fueron muchos los aviadores que utilizaron esta ruta para volver a Inglaterra; Jacques Allier, el héroe que consiguió rescatar la última bombona de agua pesada del mundo para que no cayera en manos alemanas, o el famoso pasador Quim Baldrich, rudo y tierno a partes iguales, y uno de los líderes de la red de evasión andorrana. De los grandes traidores y los personajes oscuros de esta novela, causantes de tanta desgracia y de que existan quizás también estas novelas y estas grandes historias de superación y humanidad, no hablaremos en esta crónica, dejaremos que los lectores los descubran en el libro.

Laia Perearnau confesaba que comienza imaginando sus novelas por los puntos más álgidos de la historia pero, llegado un momento, los personajes avanzan solos y eligen lo que les ocurre, y así fue lo que pasó con el final de este libro, que cuenta además con un final alternativo que gustó y alivió mucho a los lectores. Un libro trepidante que entremezcla una potente historia de amor con importantes hechos históricos y héroes anónimos rescatados de la historia. Una historia para viajar a otras épocas, a otros lugares, a la montaña, a la guerra, y también a la humanidad.

Otros títulos que rescatamos entre los lectores que tenían que ver con esta historia es Maddy y las fronteras, de Edurne Portela, El marqués y la esvástica, de Rosa Sala Rose y Plàcid García-Planas Marcet, Viento salvaje: crónica de una tragedia en los Pirineos, de Jordi Cruz i Serra, o Los rojos de ultramar, de Jordi Soler; el documental Balandrau, infierno helado, y las series Los amos del aire o Transatlantic. Y nos quedamos con ganas de conocer el título de la siguiente novela de esta fantástica escritora, en la que también mezcla historia con ficción, monasterios, copistas... seguiremos atentos para tenerla pronto entre nuestras estanterías.

martes, 11 de marzo de 2025

La espiritualidad, punto de interés este mes en la biblioteca

El pasado viernes 7 de marzo, nos reunimos en la biblioteca Vicente Aleixandre del Instituto Cervantes de Tetuán en torno a la exposición bibliográfica Místicos de las dos orillas, exposición que está abierta hasta el 28 de marzo en la biblioteca, con ocasión del mes de ramadán. La inauguración reunió a religiosos, investigadores, estudiantes, artistas, y público en general curioso de conocer sobre este tema, que va más allá de las religiones, y conecta con la esencia más íntima del ser humano. 

Presentó el acto la profesora y responsable del examen DELE del Instituto Cervantes de Tetuán, María Ángeles García Collado, enmarcando el evento en la trayectoria del centro como continuación de una política cultural que incita al diálogo intercultural, mencionando actividades como el Día de la Convivencia en Paz, que se viene celebrando cada año el 16 de mayo, y el Congreso sobre la Alianza de las Civilizaciones, organizado en colaboración con la Universidad Menéndez Pelayo. 

Inauguración de la exposición el viernes 7 de marzo de 2025, con
María Ángeles García Collado, Houda Laghrich y el padre Rolando Ruíz Durán. 

Acto seguido, tomó la palabra Houda Laghrich, de la biblioteca Vicente Aleixandre, inaugurando la exposición y argumentando la presentación de estos místicos seleccionados en dos razones primordiales: el valioso legado literario que nos dejaron en poesía y en prosa, y el legado humano y universal que resulta de gran actualidad hoy en día al hablar de tolerancia, libertad de culto o unidad de creencias. En la elección de títulos que forman parte de los elegidos para la exposición destacan aquellos del gran maestro Ibn Arabí, por su universalidad y gran actualidad; del Shaykh Al-Alawi, santo contemporáneo del siglo XX predicador de la renovación en la religión y en la espiritualidad por sus mensajes proféticos de gran fuerza espiritual, y grandes valores éticos entendidos a través de los tiempos, con el que mencionó el hadith (la palabra del profeta Mahoma) que dice que cada cien años llegará un santo que renovará los asuntos religiosos. De Santa Teresa de Jesús comentamos su vida y obra, en la que destaca su papel tanto a nivel social como espiritual. Su talento estuvo presente a través de su famoso poema Vivo sin vivir en mí.

Y clausuró la presentación el padre javeriano Rolando Ruiz Durán para explicarnos lo que es para él la mística en un apasionado discurso que cautivó a todos los asistentes por la franqueza de sus palabras y la humildad de su persona. En un discurso fluido y cercano nos habló del amor divino como motor que mueve la mística y permite experimentar vivencias difíciles de transmitir en el lenguaje común, siendo la poesía la mejor forma de expresión. Nos habló de dos místicos, uno cristiano y otro musulmán: San Juan de la Cruz e Ibn Arabí comentando sus respectivas vidas y sus experiencias espirituales, para finalizar recitando un poema de cada uno: Solo con el Único, de Ibn Arabi; y Cántico espiritual, de San Juan de la Cruz. 

Las preguntas, comentarios e intercambios de opiniones entre el público fueron muy enriquecedoras, alargando esta inauguración a una mesa redonda en la que se habló de la paz y de su relación con lo espiritual, de la libertad y la heterodoxia de la mística, de la relación entre los sufíes y los javerianos, y de los santos de las dos orillas y de todas las orillas.

miércoles, 18 de diciembre de 2024

Club de lectura: «No es un río», con Selva Almada

El pasado sábado 14 de diciembre despedíamos nuestro club de lectura 4 Lecturas 4 Continentes de 2024, dedicado a la literatura y a la naturaleza, con la escritora argentina Selva Almada, y su libro No es un río, último título de la trilogía de los varones, que agrupa los libros El viento que arrasa y Ladrilleros

Atentos lectores, nuevos y antiguos, recibíamos con ganas a esta enigmática escritora que descubrió el placer por la lectura desde bien pequeña y con gran voracidad, por la ventana a otros mundos y las diferentes realidades que estos ofrecen. A esta pasión la suma el periodismo y termina estudiando Comunicación Social, aunque la literatura la practica, de manera casi espontánea, en talleres literarios junto a otros colegas y nombres emergentes de la literatura argentina que estaban en el mismo comienzo y la misma búsqueda, con el maestro Alberto Laiseca. Los talleres, dice, ofrecen la posibilidad de encontrarse y compartir, algo importante cuando después la escritura se practica en solitario. El maestro, Laiseca, alentaba además a que cada uno sacara su propia voz y trazara su propio camino a la hora de escribir, y de esos talleres han salido autores muy diferentes y originales, nuestra autora, es un magnífico ejemplo de ello. De estos talleres, en 2003, sale también la editorial Carne argentina, recién empezado el proceso de edición independiente, con la idea de publicar sus propios libros.

Selva Almada durante el club de lectura el sábado 14 de diciembre de 2024

Para escribir cualquiera de sus libros, Selva nos contaba que se documentaba con autores relacionados con el tema o el lugar. Su novela Chicas muertas (Random House Mondadori, 2014), combina precisamente sus dos pasiones, periodismo y literatura, con una larga investigación detrás que incluye entrevistas y trabajo de campo. 

El viento que arrasa, primer título de la trilogía de los varones, nace de un cuento, una idea que iba creciendo y a la que se iban sumando elementos y posibilidades, y en el que, una vez más, su maestro Laiseca la animó a tirar hacia delante: si no lo escribes no sabrás nunca si será una novela o no. En 2009 terminó Ladrilleros, aunque no fue hasta 2012 que se publica, una novela que tiene su origen en una anécdota que le gusta por lo familiar de la misma, recordándole a su tío, de profesión ladrillero. Este segundo título la anima a continuar en su labor como novelista. Y por último, No es un río, es su tercer título de esta trilogía, muy influenciado por los poetas del litoral, la zona en la que la autora creció y de la que recuerda con nostalgia su infancia. La lírica y la poesía están muy presentes en las novelas de Selva Almada, la narrativa lírica la sale muy bien, sin embargo, nos confesó la dificultad que encuentra ella en escribir un poema, la dificultad de este género en sí mismo. 

Confesaba aquella tarde la inconsciencia al tener la naturaleza tan metida en sus novelas, el paisaje aparece con fuerza en sus textos, pero de manera casi espontánea, forma parte de su infancia y de su vida. En 2020 terminó No es un río, importante momento de conciencia medioambiental con la pandemia y los grandes incendios, que producen una nueva línea de pensamiento sobre los recursos naturales y las políticas gubernamentales. No se había propuesto escribir literatura sobre naturaleza, pero la naturaleza se impuso a la novela.

Lectores en el club de lectura con Selva Almada

Los lectores preguntaron por el lenguaje y por la técnica del diálogo que cambia tanto el ritmo de la narración, unos diálogos que no están acotados porque tienen la fuerza suficiente para no tener que estarlo. De igual manera, los personajes hablan poco, tienen vidas interiores pero les cuesta comunicarse con otros, vidas duras inmersas en la naturaleza. Ella lo imagina como una obra de teatro con un relator que va invitando a los personajes, lo imagina con una lectura en voz alta. Para los lectores el ritmo de la novela es frenético, sin capítulos, sin divisiones, como una corriente de agua, un fluir constante que no se detiene, en el que las relaciones interpersonales como la amistad o las relaciones familiares están muy presentes. Y los personajes están llenos de matices y de contradicciones, por los que no sientes empatía, pero que te hacen dudar en algunos momentos. Un desafío y una diatriba constante entre locales y forasteros. Para los personajes que vienen de fuera, el litoral y la naturaleza se presentan como un desafío, sin embargo, para los autóctonos, el río y el monte tienen una relación familiar con ellos. 

A partir de los personajes descubrimos en la novela leyendas locales, el realismo mágico que vemos desde Europa, que en Argentina, en palabras de la autora, es sólo realismo: curanderos, leyendas, ambigüedad entre vivos y muertos... temas que nos recordaron a los comentados en la sesión anterior con Samanta Schweblin. A través del personaje de Siomara, que aparece en la última parte de la narración, Selva nos confesaba cómo somos los vivos los que retenemos a nuestros muertos, por eso las chicas de la novela no acaban de morir, porque su madre no las deja ir, una idea que proviene además de una realidad sacada de su anterior libro Chicas muertas. Para Selva, quizás tengan que ver mucho con esa magia vista desde occidente, las raíces indígenas del continente, pero para América es, sobre todo, una realidad.

miércoles, 20 de noviembre de 2024

En homenaje a María Lejárraga de la mano de dos grandes expertos


Este viernes 15 de noviembre celebramos el club de lectura de la obra Cándida, para cerrar el homenaje a María Lejárraga, a los 150 años de su nacimiento y 50 de su fallecimiento, que comenzábamos con el cineclub del Instituto Cervantes, de este mes de octubre. De esta manera pudimos conocer a esta importante escritora desde la visión de diferentes especialistas, como Laura Hojman, la directora del documental A las mujeres de España, próximamente disponible en la biblioteca, Vanesa Montfort, dramaturga y guionista de la obra de teatro Firmado Lejárraga, disponible en la Teatroteca, y finalmente de la mano de Isabel Lizarraga y de Juan Aguilera Sastre, especialistas en María Lejárraga con más de treinta años de trayectoria investigadora sobre esta mujer y sobre el feminismo español de la primera mitad del s. XX. 

Comenzamos la tarde con el club de lectura, comentando la obra de Cándida, que Isabel inició contándonos cómo la idea de crear la novela se gesta en el ensayo que escribió De Madrid a Ginebra, en el que cuenta por qué no se celebró en Madrid el VIII Congreso de la IWSA, la International Woman Suffrage Alliance (Alianza Internacional para el Sufragio de la Mujer), entre el 2 y el 8 de junio de 1920. Se escogió en un principio España por ser en la época país neutral, después de la IGM, pero al no seleccionar el español como lengua oficial, así como las envidias y rivalidades entre las diferentes asociaciones feministas españolas, el congreso se trasladó a Ginebra. De igual manera, este congreso tuvo gran repercusión en la historia del feminismo español, ya que fue la primera vez que las organizaciones feministas más importantes de España enviaron una representación oficial a una convención mundial de ese rango, y dos de las  más relevantes asociaciones de mujeres españolas se adhirieron formalmente a la IWSA: la UME, la Unión de Mujeres de España, y la ANME, la Asociación Nacional de Mujeres de España.

Comienzo del club de lectura con los dos libros protagonistas de la sesión, comienzo de la pasión de Isabel Lizarraga por María Lejárraga.

Este ensayo, que la llevó 10 años de investigación a Isabel Lizarraga, la hizo descubrir también a María Lejárraga al conocer las noticias que esta escribía al diario ABC desde Ginebra en forma de crónicas del congreso, ahí comenzó un interés que ha llevado a la filóloga y a Juan Aguilera Sastre a realizar diferentes ediciones críticas de la obra de esta escritora y dos novelas de ficción en las que aparece María Lejárraga como personaje: Luz ajena: El enigma de María Lejárraga y Cándida, la novela que comentábamos y su primera obra sobre este personaje que la fascinó desde su descubrimiento.

Cándida es el nombre de la protagonista de la novela, una joven maestra riojana que sale de su pueblo a Madrid, a la vanguardia, a la modernidad, como corresponsal del diario de La Rioja. Frente a algunos comentarios del público sobre su posible relación con Voltaire y su libro Candide ou l'optimisme, Isabel aseguró que no tenía nada que ver, que Cándida era el nombre de su abuela, un referente para ella en las libertades femeninas, ya que su madre, por la época que le había tocado vivir, nunca lo había sido. Isabel quería contar lo que pasaba en esa época, en el Código Civil de 1918, año en el que comienza la novela, la mujer casada tenía muchas limitaciones, a nivel salarial, oficios, potestad sobre los hijos, adquisición de la nacionalidad del marido, o las penas por infidelidades que a los hombres no se les aplicaban. Isabel decidió enviar a Cándida a Madrid para que se encontrara allí con María Lejárraga, que apostaba porque la mujer trabajara, o la marquesa del Ter, feminista extranjera de la que se ha encontrado muy poco, pero que se la criticaba precisamente por su condición de extranjera en la lucha feminista en España. Otros personajes que se va encontrando Cándida son Carmen de Burgos, Clara Campoamor o los hermanos Álvarez Quintero.

Cándida tiene mucho de realidad y mucho también de ficción, las palabras de María Lejárraga, de la UME y de la ANME son reales, y Cándida y su novio sí son personajes ficticios, pero que reflejan una época, y la libertad de la mujer soltera, con sus carencias legales igualmente, frente a las de la mujer casada. La documentación la sobraba en ocasiones porque la autora buscaba que el sentimiento tuviera mayor presencia en la novela. En la estructura mezcló sucesos cronológicos reales con esta ficción,  apelando a los sentimientos. También nos contó algunos de sus truquitos para introducir esas noticias reales en la ficción: el cucurucho de castañas o las lecturas en voz alta de los cafés. 

Muchos lectores coincidieron en que lo que más les sorprendió de la novela fue el enfrentamiento entre estas asociaciones feministas que, si bien, como nos decía la autora, es tan lícito como las discusiones entre hombres, parece que la causa fuera mayor o más importante que los egos propios, y que además contrasta con la ausencia de ego que tenía precisamente María Lejárraga, como pudimos descubrir en el cineclub dedicado al documental A las mujeres de España, y a sus obras reeditadas en la editorial Renacimiento. 

Isabel Lizarraga y Juan Aguilera Sastre escuchando a los lectores en el club de lectura.

Después de comentar la obra, el filólogo y también investigador Juan Aguilera Sastre, nos hizo una presentación de María Lejárraga, de su vida y de sus obras, en la que descubrimos una María nada sumisa o victimista, como a veces se ha querido vender, y un Gregorio Martínez Sierra más humano y comprometido con la causa feminista, un tándem que estaba de acuerdo en lo que estaban construyendo: la marca Martínez Sierra. Ambos filólogos aseguraban que María ya era feminista antes de separarse de Gregorio, y que este sí la cuidó durante sus años de exilio, además de que ella sí cobrara por los  derechos de las obras en el extranjero, y él en España, como establecieron ambos. Quizás el amor, la confianza de María en Gregorio, o la admiración mutua pudo crear esta fascinante empresa que con ojos de hoy todavía puede resultar difícil de entender. Ese trabajo en colaboración, la pareja Martínez - Lejárraga, a los ojos de los lectores supo trabajar mejor la causa feminista que el enfrentamiento estéril entre hombres y mujeres, los autores compartieron la idea. 

También pudimos discutir sobre la veracidad y la comparación entre la obra escrita por María Lejárraga, Merlí y Viviana, y la película de Walt Disney La dama y el vagabundo, que en palabras de Juan, si bien tiene similitudes en algunas escenas, son historias diferentes, invitamos a los lectores a leer la corta obra de teatro de Lejárraga y a comparar por ellos mismos.

Finalizamos la tarde con un recorrido bibliográfico por los libros de los dos invitados y escritores, Isabel Lizarraga y Juan Aguilera Sastre, algunos títulos ya los teníamos en la biblioteca, y otros que tan amablemente nos trajeron para completar la colección. Tanto Isabel como Juan nos dejaron una visión más completa de la cuestión María Lejárraga, desde la investigación de muchos años, en el que se encuentran además muy satisfechos con el trabajo realizado hasta ahora, hasta la alegría actual con la difusión que esta teniendo María Lejárraga a raíz del documental. Actualmente hay una preciosa exposición sobre María Lejárraga en la Biblioteca Nacional de España, que merece la pena visitar. Esperamos volver a encontrarnos con estos dos grandes especialistas de la literatura y de la historia de la primera mitad del s. XX, fue un placer escucharles y compartir impresiones con ellos. Y en la biblioteca contamos con casi todos sus libros que esperemos sigan dando luz a todos aquellos que quieran ser alumbrados por la gran figura de María Lejárraga y de esas grandes mujeres que, en la sombra, fueron determinantes para llegar a las libertades de hombres y mujeres en la actualidad.

lunes, 7 de octubre de 2024

Club de lectura: «Distancia de rescate», con Samanta Schweblin

Este sábado 5 de octubre retomábamos la tercera sesión de nuestro club de lectura «4 Lecturas 4 Continentes», después de las vacaciones de verano, dedicado a la temática de literatura y naturaleza: Liternatura. De la mano de Samanta Schweblin, además de pasar una tarde fantástica donde no faltó la risa, la verdad y la espontaneidad, descubrimos un mundo de ingenio y originalidad con uno de sus libros más enigmáticos: Distancia de rescate.

Samanta comenzó contándonos dónde empieza su pasión por la lectura, relacionada con todo lo que sus padres la leían de pequeña antes de irse a dormir, o con la poesía que le recitaba su abuelo. Quizás por esto, su apego por la lectura tiene que ver mucho con la figura del lector y la implicación de este en la lectura. La pregunta que se hacía al principio de su trayectoria era: ¿Cómo se escribe una historia? Y la respuesta la llevó a estudiar Dirección de Cine y no la carrera de letras, mucho más teórica. Empezó a escribir sus primeros cuentos a los 12 años, y a tomarse en serio la carrera de escritora cuando pudo comenzar a vivir de ello, es decir, a tener tiempo para escribir: El tiempo es una cosa carísima, nos decía en la reunión del sábado. 

Samanta Schweblin en el club de lectura del sábado 5 de octubre.

A lo largo del club, la escritora puso sobre la mesa sus artes como profesora de talleres de escritura, un mundo que la fascina, donde las reflexiones de los alumnos la sirven para reflexionar a ella acerca de la importancia de la originalidad de los escritos, los lugares comunes y del encuentro con uno mismo y con su propio camino. El relato corto, además de ser tradición argentina, permite ver cómo se mueve la maquinaria narrativa, por eso, además de estar presente en sus inicios y escogerlo para su expresión literaria, es también lo que propone a sus alumnos en los talleres. Asegura que, como escritora, muchas veces ni siquiera decide por su cuenta si la obra será larga o corta, sino que el relato lo decide por ella, y si no es el relato son las emociones la que la guían en la escritura. 

Acerca de la temática de sus novelas, confesaba que la gusta sacar de lo cotidiano su lado sorprendente, monstruoso, inquietante... la fina línea que separa lo extraño de lo normal o lo posible de lo imposible, la gusta asomarse a ese lugar sin pasarse a la literatura fantástica o a la ciencia ficción, el capricho de la arbitrariedad, lo que puede pasar y lo que normalmente no pasa pero podría pasar, seguramente por eso sus novelas son tan inquietantes... Esa inquietud en la escritura de Samanta Schweblin, ese estado de alarma, la detectaron los lectores desde que aparecen los gusanos en la primera página, una escritura precisa que busca producir sensaciones y emociones en el lector, en palabras de la autora: uno escribe sobre el papel, pero también sobre la cabeza del lector - somos nuestro propio lugar común- escribir es bailar con el otro

Otras preguntas estuvieron relacionadas con las dos voces narrativas presentes en la novela, que la escritora estimaba necesarias para narrar lo que no era urgente, porque los límites y las condiciones de la historia determinan para ella el cómo se cuenta el relato: con mecanismos que abren caminos, refracciones hacia todos lados, haciendo de la lectura una experiencia más completa e interesante. 

Discutimos acerca del título del libro, Distancia de rescate, un término que aparece hacia la mitad de la novela y que supone además un concepto que empieza a utilizarse: la distancia que permite rescatar a los hijos de una amenaza. Una lectora destacó que si bien aparecen las madres conscientes tanto de este término como de otros relativos a los cuidados, los padres no están tan presentes en este relato, a lo que Samanta acertó a decir que en efecto, ellos, en esta historia, se quedan fuera. También preguntaron los lectores por el mundo mágico presente en la novela a través de la curandera, un tema que tiene mucho protagonismo en la novela, y que la escritora defiende, por la presencia de este mundo mágico de brujas y curanderos en América Latina o África, y porque la ignorancia acerca de lo que sucede en la muerte, permite indagar sobre estas situaciones en la literatura. Así, David, un personaje incierto al principio, también nos habla después desde ese otro lado, o cercano al mismo, la muerte.

Lectores participando en el club de lectura con Samanta Schweblin.

Otro tema presente en la novela, hilo conductor de la misma, es el glifosato y la aberración medio ambiental que significa su utilización. Esta novela es la primera ficción que habla de este compuesto altamente contaminante. Samanta nos contaba que el problema comenzaba a principios de la década de los años 70 en Argentina, y en el momento en que estaba escribiendo Distancia de rescate era tremendo lo que estaban haciendo las compañías, se documentó mucho en el proceso, y descubrió cómo algunas compañías utilizaban avionetas que regaban los campos de semillas transgénicas que requerían después el glifosato para su cultivo, o los búnker de salvaguarda de semillas tradicionales en un lugar recóndito del globo terráqueo para su preservación frente a las transgénicas. Nos dice que los temas muchas veces llegan a ella, y nos ponía el ejemplo de Kentukis, una novela que parece que habla de tecnología pero que la única palabra relativa a este campo es WI-FI, y que de lo que realmente habla es de la relación con el otro. 

Algunos lectores habían visto también la película de la novela de título homónimo, de la directora Claudia Llosa, 2021, donde Samanta Schweblin, en esta ocasión, sí participó. Asegura que en la mayoría de adaptaciones que se han hecho de sus cuentos y novelas cortas no ha participado, el cine le parece otro lenguaje y cree que ella hace lo que debe hacer exclusivamente en la fase de la escritura, sin embargo, con Distancia de rescate, le pasó algo diferente, no podía soltar la historia. Esto, junto con la conexión con la directora Claudia Llosa, la llevó a escribir el guion a cuatro manos, como si fuera prácticamente otro libro, localizando lugares y situaciones que exige el lenguaje cinematográfico, donde el mayor reto era lograr llevar a la gran pantalla las mismas emociones contenidas en la novela. Y quizás lo consiguió, porque los lectores que vieron la película aseguraron que era exactamente como se lo habían imaginado.

Nos quedamos con ganas de seguir charlando con la escritora y de descubrir esta película y otras adaptaciones cinematográficas, porque todo lo que tenga que ver con Samanta Scweblin resulta ciertamente sorprendente y enigmático, lecturas que no dejan indiferentes, y que permiten charlar y charlar durante horas y horas. ¡Gracias a la escritora y a los ávidos lectores que hicieron de esta lectura una fantástica experiencia!

viernes, 14 de junio de 2024

Club de lectura: «Delta», con Gabi Martínez

El pasado sábado 1 de junio, nos encontramos más de treinta lectores, en el segundo club de lectura 4 Lecturas 4 Continentes de este año, para hablar de literatura y naturaleza a partir de la última obra de Gabi Martínez, Delta, con la suerte de poder contar con el autor del libro, e inventor e impulsor de este nuevo género vanguardista: Gabi Martínez

Iniciamos la sesión descubriendo los comienzos del autor, como viajero que al hacer el interrail se dio cuenta de que le gustaría conocer los lugares desde la literatura, resignificar el paisaje, darle otro sentido, y no sólo desde las guías de viajes. Ahí empezó a escribir libros de viaje. Sólo marroquí es la primera piedra de todo, un viaje de Tánger a Asilah, y hacia el sur, que le permite experimentar, encontrar su propia voz. Un primer viaje que le puso en ruta. Sudd es un pantano de Egipto, un gran lago que bloquearon grandes barcos convirtiéndolo en un laberinto donde se pone de manifiesto las diferentes miserias de la condición humana en un mundo líquido. A partir de esa historia, Sudd es también un cómic que el autor escribe junto a Tyto Alba. Algunos de sus libros son sorprendentes, como Animales invisibles, donde nos habla de animales que no acostumbramos a ver como el picozapato en Uganda. Sólo para gigantes, es el libro en el que el autor se va a la búsqueda del Yeti, y acaba encontrándose luchando entre la vida y la muerte, una experiencia que le cambió la vida. A Voy llega desde la tranquilidad, después de la impresión que le había producido el libro Verano, de Coetze, donde cuatro mujeres cuentan al autor. Y desde esta tranquilidad cuenta el espacio y la mirada de los demás, un libro que bebe de todos los anteriores. A Ángel, nuestro moderador y gran indagador de este fantástico club transnacional, precisamente Delta le recuerda a Intemperie, de Jesús Carrasco, que también menciona a Coetze.


Gabi Martínez durante el club de lectura #4L4C el sábado 1 de junio.

Gabi Martínez comenzó hablándonos de este género que él mismo bautizó como liternatura, un término que ya existía en ingles como nature writing, y que no tenía su correspondiente acepción en español, en un país con 53 reservas de la biosfera declaradas por la UNESCO. La liternatura, para el autor, permite hablar de todo a través de la relación de flora y fauna con su ecosistema, abarcar otros campos, trascender lo literario, pero sobre todo, permite interesarse por el otro. Según el escritor ya existen escritores que comenzaron con este género como Delibes o Unamuno, Jack London o Wenceslao Fernández Flores. Y, actualmente, otras disciplinas también nos cuentan desde la naturaleza, como Yo canto y la montaña baila, el libro de Irene Solà, el escritor Vicente Luis Mora, o el agitador folclórico y artista total -como él mismo se denomina- Rodrigo Cuevas; además de las premiadas películas Alcarrás y Verano 1983. La vanguardia, ahora mismo, nos habla desde los orígenes, de las raíces, de la tierra. Y es que para Gabi Martínez, hablar de la naturaleza es hablar de la amplitud, de buscar técnica y estética para conectar con tu tiempo, y sí, por supuesto, es vanguardia: «Nada es más vanguardista que aquello que recoge la memoria individual de cada uno». Este movimiento busca hacer de la periferia centro, y la liternatura busca crear red, y quizás poder cambiar algo también. Gabi se preguntaba si la apuesta era demasiado optimista. 

Delta es época de escucha y cuidado, es un libro transgénero, es ficción, viajes, naturaleza, observación, información, investigación, verdad... donde la figura del padre del autor está muy presente, alguien que le enseñó a interesarse por el otro. Los lectores quisieron saber qué había pasado después, en una historia que parece no acabar nunca, a lo Falcon Crest, y se preguntaron también por la supuesta imparcialidad y la independencia narrativa del autor. Gabi respondió que la imparcialidad estaba presente, intentando visualizar todos los puntos de vista en un terreno de juego en el que no quería posicionarse, donde el arroz, por ejemplo, es un personaje más. Y referente a la independencia, nos comentaba cómo abordó el libro desde la literatura, sin querer entrar en ideologías, entender las posturas e intereses de todos los implicados, especialmente de aquellos que no piensan como nosotros, eso le interesaba especialmente. Para Gabi Martínez no tiene sentido que España, una península con dos archipiélagos, no se hable del agua por los intereses comerciales que hay detrás del asunto, por eso, escribir sobre el agua es introducirlo en el debate: «Hay que crear narrativas de eso de lo que queremos que se hable».

Lectores del club de lectura #4L4C escuchando al escritor Gabi Martínez

Otra pregunta fue a propósito de la categorización de la obra: ensayo, novela... a lo que el autor respondió que, en efecto, era un ensayo con tintes de ficción, pues los personajes no eran del todo reales, y porque no hay otra forma de entrar en ciertos personajes que a partir de la ficción. Además, nos contaba, un ensayo es probar, ensayar, jugar de nuevo... Fragmentación, fragmentos que abren, un humedal, un lugar de sedimentos, mar, ríos, mosquitos... empaparse de una atmósfera y mezclar todo como lo que allí pasa, una vez dentro, sale el Delta, un espacio impresionante. Un montón de elementos que conforman un todo acorde a una simbiosis que él, como escritor, siente que ha salido como quería: «Este libro es uno de los mejores momentos del escritor que yo soy». 

Nos quedamos con ganas de asistir al proyecto Las caravanas, trashumancia artística con ovejas negras autóctonas y proyectos con calidad y alto nivel estético, al festival de Liternatura en Extremadura, Siberiana, al Festival de Onda, en Colombia, y a los paseos que ha sugerido el libro en el Delta del Ebro, para conocer a los personajes que allí aparecen. 

sábado, 18 de mayo de 2024

De lecturas y paseos con Youssef El Maimouni

Celebramos la Semana Cervantina 2024, como no podía ser de otra manera, con buena literatura. En esta ocasión, de la mano de Youssef El Maimouni, lectores de Tánger y Tetuán se unieron en un club de lectura con el autor que tuvo lugar en la biblioteca del Instituto Cervantes de Tánger el viernes 26 de abril, para comentar todos los aspectos de la novela. Y el sábado 27, pudimos disfrutar de un paseo urbano por los lugares de Tetuán mencionados en la novela

Comenzamos el club conociendo la vida del escritor Youssef El Maimouni, que nace en Ksar el Kebir y con apenas dos meses de vida le llevan a un pueblo de Cataluña donde crece preguntándose por sus orígenes en múltiples ocasiones, y escoge así estudiar filología árabe por consejo de un profesor de instituto. Nos contaba que sus nociones del árabe hasta entonces procedían sobre todo del ámbito religioso, y pensó que estudiando filología podría completar esa visión, finalmente fue una carrera que disfrutó y sufrió a partes iguales, pero sí cumplió su objetivo. Ahora, además de escribir para ese puente imaginario entre ambas orillas que tanto nos gusta, dedica su tiempo a escuchar y a ayudar a otros como educador social.

El escritor Youssef El Maimouni durante el club de lectura, en la Biblioteca Juan Goytisolo del Instituto Cervantes de Tánger

Con esta primera novela, el escritor comienza una trilogía de la discriminación, que está cerca de terminar con la publicación del tercer título. La ópera prima que nos ocupaba esa tarde es una novela histórica para algunos y del viaje del héroe para otros. Un libro contado en esta ocasión desde el punto de vista marroquí, de los marroquíes que fueron a luchar en la guerra civil española. Para él, era importante contarlo desde la perspectiva de esta otra orilla, en contraposición a la de otros escritores con los que no comparte esa visión del moro salvaje, citando a Arturo Pérez Reverte. Esta novela es una actitud, una respuesta, es política y es confrontación a tantos estereotipos, discriminaciones y visiones sesgadas del otro. Era necesario escribir sobre ello y Youssef lo ha hecho y muy bien. Otros escritores que para él también se han posicionado y a los que admira son Saïd El Kadaoui, con quien también realizamos un club de lectura en 2020, Mohamed El Morabet, Meryem El Mehdati, y los cómics de Nadia Hafid

Comienzo de la ruta en la antigua plaza del Feddan.

El escritor nos contaba que la historia, la idea de la novela, parte de la anécdota, de los testimonios personales de la gente mayor del pueblo de sus padres, y aunque el discurso a veces es victimista y los recuerdos tienden a alejarse frágilmente de la realidad, fueron la base perfecta para comenzar esta aventura tan bien hilada. Las fuentes de información que el escritor ha utilizado, además de estos testimonios personales, han sido fundamentalmente noticias de prensa. Y el gran trabajo, desde su punto de vista, ha sido leer y releer gran cantidad de novelas y ensayos sobre este tema. De ahí destacó a grandes autores a los que admira como Barea, Sénder o Madariaga. Otro aspecto que no ha detectado en algunos autores y quería incluir en esta novela, era el punto de vista de las mujeres, aquellas que querían quemar los cuarteles que albergaban a hijos y a maridos, y que se quedaron toda una vida esperando en sus pueblos a seres queridos que nunca volvieron, y si lo hicieron, nunca indemnes, esos héroes anónimos. El otro ingrediente fundamental en el que el autor confía para escribir novela y no ensayo es la emoción, la magia que debe suceder para que la carga emocional que transportan las palabras lleguen al lector. Y aquello que quiere desechar en esta novela: la nostalgia, por ser un elemento que obvia los lados oscuros.

 
Youssef Maimouni hablando de los no lugares al comienzo de la ruta.

Con la investigadora María Rosa de Madariaga tampoco coincide en todo, ¿realmente se alistaron de forma voluntaria los miles de marroquíes que fueron a la guerra civil española? ¿hasta qué punto influían los qaids e imames de los pueblos y duares? ¿qué propaganda se utilizaba para convencer a campesinos y agricultores? ¿era la pobreza la principal causa del alistamiento de marroquíes en el ejército español? Algunos decían que el lema era ir a matar infieles, judíos, marxistas..., sin embargo el autor discrepa aquí también, ¿qué iban a saber todos esos hombres a lo que iban? En la novela, Youssef pone sobre la mesa las preguntas y las posibles repuestas con gran respeto, dejando al lector imaginar su propia visión, confiando en el criterio de los que han querido llegar hasta la novela. Por eso en esta historia, la bondad y la maldad no entienden de nacionalidades, pero sí de envidias, de antiguos odios y de gente sin escrúpulos. En el otro extremo, la calidad de las personas, las bondades de los hábitos, la unión de religiones y culturas, ingredientes que también se sirven en esta suculenta historia, que entre otras, nos cuenta geniales anécdotas de los cocineros marroquíes que también participaron en la contienda, y su gran actuación frente a las huelgas de hambre de los grupos de regulares marroquíes en el ejército español. Todo en esta novela es fascinante.

Esta trilogía, además de la discriminación, idea con la que Youssef comenzó a escribirla, tienen otros punto en común: los títulos son preciosas metáforas, la primera sacada de un versículo del Corán, Cuando los montes caminen, y el segundo título, Nadie salva las rosas, de unos versos de Mahmud Darwish. En ambos, el autor juega a confundir al lector llamando al protagonista como él mismo, Youssef, aunque asegura estar más presente en otros personajes que en el protagonista. Hubo discrepancias, de hecho sobre el protagonista, ¿seguro o indeciso? Un niño que se convierte en adulto después de pasar por diferentes vicisitudes, el viaje de un héroe transformado por atrocidades por las que nadie debería pasar. 

Destacamos a otros personajes por su importancia en el libro, y con los que el autor dice sentirse más identificado, por ejemplo el sabio sepulturero. Y por supuesto tuvo su lugar en el debate el temido y aguerrido General Mizian, tan conocido por su papel en la creación y reclutamiento de la guardia mora de Franco, y que en la novela aparece muy bien retratado. Al contrario, encontramos un personaje que despertó grandes simpatías, hablamos de Topo, que empieza con una aparición secundaria y va cobrando relevancia a lo largo de la historia. Y de Dada, un fantástico personaje que le permitió hablar de la esclavitud, y también de la sororidad, en aquella época. En contrapartida, las ciudades de esta novela no tienen nombre y los capítulos tampoco tienen título. Y nada en esta obra es inintencionado.

El escritor hablando de las fosas comunes, en la puerta del cementerio musulmán, una de las siete puertas de la medina de Tetuán, Bab Mkabar.

Los lectores destacaron el duro enfoque de la guerra retratado en el libro, y en consecuencia de la historia, con un final acorde, y redondo. Otros la cantidad de palabras árabes presentes en la novela, sin glosario ni explicación, también intencionado, a Youssef le gustaría que se conocieran más palabras en árabe en España, quizás tantas como en Marruecos se conocen de la lengua española. Otros lectores destacaron las narraciones bien tratadas, amenas, incluso al narrar episodios bélicos, con reflexiones que ilustran y aportan valor a la narración. Youssef mantiene la tensión con una técnica literaria muy libre pero muy acertada y con preciosas metáforas, además de otros elementos también presentes: tradiciones, chascarrillos, útiles de la vida cotidiana de la época, aspectos religiosos, de unión y de esperanza, historia, cultura, pinceladas antropológicas... Este libro nos ha cautivado y no podemos dejar de recomendarlo a todos los lectores. La lengua de escritura también abrió el debate de las lenguas, para Youssef el castellano es su lengua literaria, en casa utiliza el catalán, y en el marco académico conoce y maneja el árabe, pero se siente más libre y confiado escribiendo en castellano. 

Desde la puerta Bab Mkabar, subiendo camino a la Alcazaba.

El autor dejó claro en diferentes ocasiones que no pretendía escribir una novela didáctica, y que tampoco escribe para entretener, sin embargo, muchos estuvimos de acuerdo en que es una novela que invita a la reflexión, apta para jóvenes y adultos, para un público amplio. Y es un novelón que ha conseguido narrar el horror de la guerra desde esa emoción que mantiene al lector en vilo, con informaciones históricas tan respetuosas como apropiadas. El libro consiguió gran éxito de lectores en ambas bibliotecas, además de una lección de humanidad incomparable, y la fuerza del amor ante la crudeza y el horror de una barbarie que nunca debería haber existido. 

El sábado, de paseo por Tetuán, pudimos visitar algunos cuarteles de la ciudad, la antigua Delegación de Asuntos Indígenas y los cementerios, tan presentes también en el libro. De los cementerios y enterramientos destacó la cantidad de fosas comunes en España donde se han encontrado restos de marroquíes junto a republicanos. 


Visita al cementerio español de Tetuán durante el paseo.

En la novela, aparece diferentes lugares de Tetuán, desde los cuarteles antes mencionados hasta el importante hospital militar o las instituciones administrativas. A principios del s. XX no había tantas concentraciones urbanas, y Tetuán era una de las ciudades más importantes. El aeródromo, puente aéreo entre Tetuán, Algeciras y Sevilla, fue un punto clave en la guerra civil española, y algunos lo destacan ya mucho antes como punto fundamental durante la IGM. A las afueras de Tetuán había campos de concentración, donde también había marroquíes que se rebelaron para no participar en la guerra civil española. Tetuán fue una ciudad clave en la historia militar española, y esta novela, entre otras cosas, también deja constancia de ello. El paseo fue fantástico, con muy buena compañía, entre escritores y lectores de dos fantásticas ciudades llenas de historias y enclaves de ensueño.

A lo largo del paseo, Youssef nos explicaba por qué no aparecen los nombres de las ciudades en el libro, apostando por el no lugar, confiando en que los lugares lo conforman las personas, y ellas sí están presentes. Para muchos, nos decía, sí es importante el lugar, y ahí está el origen del fascismo y la discriminación. Nos quedamos con ganas de más libros de Youssef, de más encuentros, debates y reflexiones. Y ya le hemos dicho que pase por la biblioteca cada vez que venga a Tetuán. ¡Gracias por celebrar el Día del Libro y la Semana Cervantina con nosotros!

Fin de la ruta, con la alcazaba al fondo, en la nueva plaza del Feddan de Tetuán.