Comienzo del club de lectura con los dos libros protagonistas de la sesión, comienzo de la pasión de Isabel Lizarraga por María Lejárraga. |
Isabel Lizarraga y Juan Aguilera Sastre escuchando a los lectores en el club de lectura. |
Comienzo del club de lectura con los dos libros protagonistas de la sesión, comienzo de la pasión de Isabel Lizarraga por María Lejárraga. |
Isabel Lizarraga y Juan Aguilera Sastre escuchando a los lectores en el club de lectura. |
Este sábado 5 de octubre retomábamos la tercera sesión de nuestro club de lectura «4 Lecturas 4 Continentes», después de las vacaciones de verano, dedicado a la temática de literatura y naturaleza: Liternatura. De la mano de Samanta Schweblin, además de pasar una tarde fantástica donde no faltó la risa, la verdad y la espontaneidad, descubrimos un mundo de ingenio y originalidad con uno de sus libros más enigmáticos: Distancia de rescate.
Samanta comenzó contándonos dónde empieza su pasión por la lectura, relacionada con todo lo que sus padres la leían de pequeña antes de irse a dormir, o con la poesía que le recitaba su abuelo. Quizás por esto, su apego por la lectura tiene que ver mucho con la figura del lector y la implicación de este en la lectura. La pregunta que se hacía al principio de su trayectoria era: ¿Cómo se escribe una historia? Y la respuesta la llevó a estudiar Dirección de Cine y no la carrera de letras, mucho más teórica. Empezó a escribir sus primeros cuentos a los 12 años, y a tomarse en serio la carrera de escritora cuando pudo comenzar a vivir de ello, es decir, a tener tiempo para escribir: El tiempo es una cosa carísima, nos decía en la reunión del sábado.
Samanta Schweblin en el club de lectura del sábado 5 de octubre. |
A lo largo del club, la escritora puso sobre la mesa sus artes como profesora de talleres de escritura, un mundo que la fascina, donde las reflexiones de los alumnos la sirven para reflexionar a ella acerca de la importancia de la originalidad de los escritos, los lugares comunes y del encuentro con uno mismo y con su propio camino. El relato corto, además de ser tradición argentina, permite ver cómo se mueve la maquinaria narrativa, por eso, además de estar presente en sus inicios y escogerlo para su expresión literaria, es también lo que propone a sus alumnos en los talleres. Asegura que, como escritora, muchas veces ni siquiera decide por su cuenta si la obra será larga o corta, sino que el relato lo decide por ella, y si no es el relato son las emociones la que la guían en la escritura.
Acerca de la temática de sus novelas, confesaba que la gusta sacar de lo cotidiano su lado sorprendente, monstruoso, inquietante... la fina línea que separa lo extraño de lo normal o lo posible de lo imposible, la gusta asomarse a ese lugar sin pasarse a la literatura fantástica o a la ciencia ficción, el capricho de la arbitrariedad, lo que puede pasar y lo que normalmente no pasa pero podría pasar, seguramente por eso sus novelas son tan inquietantes... Esa inquietud en la escritura de Samanta Schweblin, ese estado de alarma, la detectaron los lectores desde que aparecen los gusanos en la primera página, una escritura precisa que busca producir sensaciones y emociones en el lector, en palabras de la autora: uno escribe sobre el papel, pero también sobre la cabeza del lector - somos nuestro propio lugar común- escribir es bailar con el otro.
Otras preguntas estuvieron relacionadas con las dos voces narrativas presentes en la novela, que la escritora estimaba necesarias para narrar lo que no era urgente, porque los límites y las condiciones de la historia determinan para ella el cómo se cuenta el relato: con mecanismos que abren caminos, refracciones hacia todos lados, haciendo de la lectura una experiencia más completa e interesante.Lectores participando en el club de lectura con Samanta Schweblin. |
Nos quedamos con ganas de seguir charlando con la escritora y de descubrir esta película y otras adaptaciones cinematográficas, porque todo lo que tenga que ver con Samanta Scweblin resulta ciertamente sorprendente y enigmático, lecturas que no dejan indiferentes, y que permiten charlar y charlar durante horas y horas. ¡Gracias a la escritora y a los ávidos lectores que hicieron de esta lectura una fantástica experiencia!
El pasado sábado 1 de junio, nos encontramos más de treinta lectores, en el segundo club de lectura 4 Lecturas 4 Continentes de este año, para hablar de literatura y naturaleza a partir de la última obra de Gabi Martínez, Delta, con la suerte de poder contar con el autor del libro, e inventor e impulsor de este nuevo género vanguardista: Gabi Martínez.
Iniciamos la sesión descubriendo los comienzos del autor, como viajero que al hacer el interrail se dio cuenta de que le gustaría conocer los lugares desde la literatura, resignificar el paisaje, darle otro sentido, y no sólo desde las guías de viajes. Ahí empezó a escribir libros de viaje. Sólo marroquí es la primera piedra de todo, un viaje de Tánger a Asilah, y hacia el sur, que le permite experimentar, encontrar su propia voz. Un primer viaje que le puso en ruta. Sudd es un pantano de Egipto, un gran lago que bloquearon grandes barcos convirtiéndolo en un laberinto donde se pone de manifiesto las diferentes miserias de la condición humana en un mundo líquido. A partir de esa historia, Sudd es también un cómic que el autor escribe junto a Tyto Alba. Algunos de sus libros son sorprendentes, como Animales invisibles, donde nos habla de animales que no acostumbramos a ver como el picozapato en Uganda. Sólo para gigantes, es el libro en el que el autor se va a la búsqueda del Yeti, y acaba encontrándose luchando entre la vida y la muerte, una experiencia que le cambió la vida. A Voy llega desde la tranquilidad, después de la impresión que le había producido el libro Verano, de Coetze, donde cuatro mujeres cuentan al autor. Y desde esta tranquilidad cuenta el espacio y la mirada de los demás, un libro que bebe de todos los anteriores. A Ángel, nuestro moderador y gran indagador de este fantástico club transnacional, precisamente Delta le recuerda a Intemperie, de Jesús Carrasco, que también menciona a Coetze.
Gabi Martínez durante el club de lectura #4L4C el sábado 1 de junio. |
Gabi Martínez comenzó hablándonos de este género que él mismo bautizó como liternatura, un término que ya existía en ingles como nature writing, y que no tenía su correspondiente acepción en español, en un país con 53 reservas de la biosfera declaradas por la UNESCO. La liternatura, para el autor, permite hablar de todo a través de la relación de flora y fauna con su ecosistema, abarcar otros campos, trascender lo literario, pero sobre todo, permite interesarse por el otro. Según el escritor ya existen escritores que comenzaron con este género como Delibes o Unamuno, Jack London o Wenceslao Fernández Flores. Y, actualmente, otras disciplinas también nos cuentan desde la naturaleza, como Yo canto y la montaña baila, el libro de Irene Solà, el escritor Vicente Luis Mora, o el agitador folclórico y artista total -como él mismo se denomina- Rodrigo Cuevas; además de las premiadas películas Alcarrás y Verano 1983. La vanguardia, ahora mismo, nos habla desde los orígenes, de las raíces, de la tierra. Y es que para Gabi Martínez, hablar de la naturaleza es hablar de la amplitud, de buscar técnica y estética para conectar con tu tiempo, y sí, por supuesto, es vanguardia: «Nada es más vanguardista que aquello que recoge la memoria individual de cada uno». Este movimiento busca hacer de la periferia centro, y la liternatura busca crear red, y quizás poder cambiar algo también. Gabi se preguntaba si la apuesta era demasiado optimista.
Delta es época de escucha y cuidado, es un libro transgénero, es ficción, viajes, naturaleza, observación, información, investigación, verdad... donde la figura del padre del autor está muy presente, alguien que le enseñó a interesarse por el otro. Los lectores quisieron saber qué había pasado después, en una historia que parece no acabar nunca, a lo Falcon Crest, y se preguntaron también por la supuesta imparcialidad y la independencia narrativa del autor. Gabi respondió que la imparcialidad estaba presente, intentando visualizar todos los puntos de vista en un terreno de juego en el que no quería posicionarse, donde el arroz, por ejemplo, es un personaje más. Y referente a la independencia, nos comentaba cómo abordó el libro desde la literatura, sin querer entrar en ideologías, entender las posturas e intereses de todos los implicados, especialmente de aquellos que no piensan como nosotros, eso le interesaba especialmente. Para Gabi Martínez no tiene sentido que España, una península con dos archipiélagos, no se hable del agua por los intereses comerciales que hay detrás del asunto, por eso, escribir sobre el agua es introducirlo en el debate: «Hay que crear narrativas de eso de lo que queremos que se hable».
Lectores del club de lectura #4L4C escuchando al escritor Gabi Martínez |
Otra pregunta fue a propósito de la categorización de la obra: ensayo, novela... a lo que el autor respondió que, en efecto, era un ensayo con tintes de ficción, pues los personajes no eran del todo reales, y porque no hay otra forma de entrar en ciertos personajes que a partir de la ficción. Además, nos contaba, un ensayo es probar, ensayar, jugar de nuevo... Fragmentación, fragmentos que abren, un humedal, un lugar de sedimentos, mar, ríos, mosquitos... empaparse de una atmósfera y mezclar todo como lo que allí pasa, una vez dentro, sale el Delta, un espacio impresionante. Un montón de elementos que conforman un todo acorde a una simbiosis que él, como escritor, siente que ha salido como quería: «Este libro es uno de los mejores momentos del escritor que yo soy».
Nos quedamos con ganas de asistir al proyecto Las caravanas, trashumancia artística con ovejas negras autóctonas y proyectos con calidad y alto nivel estético, al festival de Liternatura en Extremadura, Siberiana, al Festival de Onda, en Colombia, y a los paseos que ha sugerido el libro en el Delta del Ebro, para conocer a los personajes que allí aparecen.
Celebramos la Semana Cervantina 2024, como no podía ser de otra manera, con buena literatura. En esta ocasión, de la mano de Youssef El Maimouni, lectores de Tánger y Tetuán se unieron en un club de lectura con el autor que tuvo lugar en la biblioteca del Instituto Cervantes de Tánger el viernes 26 de abril, para comentar todos los aspectos de la novela. Y el sábado 27, pudimos disfrutar de un paseo urbano por los lugares de Tetuán mencionados en la novela.
Comenzamos el club conociendo la vida del escritor Youssef El Maimouni, que nace en Ksar el Kebir y con apenas dos meses de vida le llevan a un pueblo de Cataluña donde crece preguntándose por sus orígenes en múltiples ocasiones, y escoge así estudiar filología árabe por consejo de un profesor de instituto. Nos contaba que sus nociones del árabe hasta entonces procedían sobre todo del ámbito religioso, y pensó que estudiando filología podría completar esa visión, finalmente fue una carrera que disfrutó y sufrió a partes iguales, pero sí cumplió su objetivo. Ahora, además de escribir para ese puente imaginario entre ambas orillas que tanto nos gusta, dedica su tiempo a escuchar y a ayudar a otros como educador social.
El escritor Youssef El Maimouni durante el club de lectura, en la Biblioteca Juan Goytisolo del Instituto Cervantes de Tánger |
Con esta primera novela, el escritor comienza una trilogía de la discriminación, que está cerca de terminar con la publicación del tercer título. La ópera prima que nos ocupaba esa tarde es una novela histórica para algunos y del viaje del héroe para otros. Un libro contado en esta ocasión desde el punto de vista marroquí, de los marroquíes que fueron a luchar en la guerra civil española. Para él, era importante contarlo desde la perspectiva de esta otra orilla, en contraposición a la de otros escritores con los que no comparte esa visión del moro salvaje, citando a Arturo Pérez Reverte. Esta novela es una actitud, una respuesta, es política y es confrontación a tantos estereotipos, discriminaciones y visiones sesgadas del otro. Era necesario escribir sobre ello y Youssef lo ha hecho y muy bien. Otros escritores que para él también se han posicionado y a los que admira son Saïd El Kadaoui, con quien también realizamos un club de lectura en 2020, Mohamed El Morabet, Meryem El Mehdati, y los cómics de Nadia Hafid.
Comienzo de la ruta en la antigua plaza del Feddan. |
El escritor nos contaba que la historia, la idea de la novela, parte de la anécdota, de los testimonios personales de la gente mayor del pueblo de sus padres, y aunque el discurso a veces es victimista y los recuerdos tienden a alejarse frágilmente de la realidad, fueron la base perfecta para comenzar esta aventura tan bien hilada. Las fuentes de información que el escritor ha utilizado, además de estos testimonios personales, han sido fundamentalmente noticias de prensa. Y el gran trabajo, desde su punto de vista, ha sido leer y releer gran cantidad de novelas y ensayos sobre este tema. De ahí destacó a grandes autores a los que admira como Barea, Sénder o Madariaga. Otro aspecto que no ha detectado en algunos autores y quería incluir en esta novela, era el punto de vista de las mujeres, aquellas que querían quemar los cuarteles que albergaban a hijos y a maridos, y que se quedaron toda una vida esperando en sus pueblos a seres queridos que nunca volvieron, y si lo hicieron, nunca indemnes, esos héroes anónimos. El otro ingrediente fundamental en el que el autor confía para escribir novela y no ensayo es la emoción, la magia que debe suceder para que la carga emocional que transportan las palabras lleguen al lector. Y aquello que quiere desechar en esta novela: la nostalgia, por ser un elemento que obvia los lados oscuros.
Con la investigadora María Rosa de Madariaga tampoco coincide en todo, ¿realmente se alistaron de forma voluntaria los miles de marroquíes que fueron a la guerra civil española? ¿hasta qué punto influían los qaids e imames de los pueblos y duares? ¿qué propaganda se utilizaba para convencer a campesinos y agricultores? ¿era la pobreza la principal causa del alistamiento de marroquíes en el ejército español? Algunos decían que el lema era ir a matar infieles, judíos, marxistas..., sin embargo el autor discrepa aquí también, ¿qué iban a saber todos esos hombres a lo que iban? En la novela, Youssef pone sobre la mesa las preguntas y las posibles repuestas con gran respeto, dejando al lector imaginar su propia visión, confiando en el criterio de los que han querido llegar hasta la novela. Por eso en esta historia, la bondad y la maldad no entienden de nacionalidades, pero sí de envidias, de antiguos odios y de gente sin escrúpulos. En el otro extremo, la calidad de las personas, las bondades de los hábitos, la unión de religiones y culturas, ingredientes que también se sirven en esta suculenta historia, que entre otras, nos cuenta geniales anécdotas de los cocineros marroquíes que también participaron en la contienda, y su gran actuación frente a las huelgas de hambre de los grupos de regulares marroquíes en el ejército español. Todo en esta novela es fascinante.
Esta trilogía, además de la discriminación, idea con la que Youssef comenzó a escribirla, tienen otros punto en común: los títulos son preciosas metáforas, la primera sacada de un versículo del Corán, Cuando los montes caminen, y el segundo título, Nadie salva las rosas, de unos versos de Mahmud Darwish. En ambos, el autor juega a confundir al lector llamando al protagonista como él mismo, Youssef, aunque asegura estar más presente en otros personajes que en el protagonista. Hubo discrepancias, de hecho sobre el protagonista, ¿seguro o indeciso? Un niño que se convierte en adulto después de pasar por diferentes vicisitudes, el viaje de un héroe transformado por atrocidades por las que nadie debería pasar.
Destacamos a otros personajes por su importancia en el libro, y con los que el autor dice sentirse más identificado, por ejemplo el sabio sepulturero. Y por supuesto tuvo su lugar en el debate el temido y aguerrido General Mizian, tan conocido por su papel en la creación y reclutamiento de la guardia mora de Franco, y que en la novela aparece muy bien retratado. Al contrario, encontramos un personaje que despertó grandes simpatías, hablamos de Topo, que empieza con una aparición secundaria y va cobrando relevancia a lo largo de la historia. Y de Dada, un fantástico personaje que le permitió hablar de la esclavitud, y también de la sororidad, en aquella época. En contrapartida, las ciudades de esta novela no tienen nombre y los capítulos tampoco tienen título. Y nada en esta obra es inintencionado.
El escritor hablando de las fosas comunes, en la puerta del cementerio musulmán, una de las siete puertas de la medina de Tetuán, Bab Mkabar. |
Los lectores destacaron el duro enfoque de la guerra retratado en el libro, y en consecuencia de la historia, con un final acorde, y redondo. Otros la cantidad de palabras árabes presentes en la novela, sin glosario ni explicación, también intencionado, a Youssef le gustaría que se conocieran más palabras en árabe en España, quizás tantas como en Marruecos se conocen de la lengua española. Otros lectores destacaron las narraciones bien tratadas, amenas, incluso al narrar episodios bélicos, con reflexiones que ilustran y aportan valor a la narración. Youssef mantiene la tensión con una técnica literaria muy libre pero muy acertada y con preciosas metáforas, además de otros elementos también presentes: tradiciones, chascarrillos, útiles de la vida cotidiana de la época, aspectos religiosos, de unión y de esperanza, historia, cultura, pinceladas antropológicas... Este libro nos ha cautivado y no podemos dejar de recomendarlo a todos los lectores. La lengua de escritura también abrió el debate de las lenguas, para Youssef el castellano es su lengua literaria, en casa utiliza el catalán, y en el marco académico conoce y maneja el árabe, pero se siente más libre y confiado escribiendo en castellano.
Desde la puerta Bab Mkabar, subiendo camino a la Alcazaba. |
El autor dejó claro en diferentes ocasiones que no pretendía escribir una novela didáctica, y que tampoco escribe para entretener, sin embargo, muchos estuvimos de acuerdo en que es una novela que invita a la reflexión, apta para jóvenes y adultos, para un público amplio. Y es un novelón que ha conseguido narrar el horror de la guerra desde esa emoción que mantiene al lector en vilo, con informaciones históricas tan respetuosas como apropiadas. El libro consiguió gran éxito de lectores en ambas bibliotecas, además de una lección de humanidad incomparable, y la fuerza del amor ante la crudeza y el horror de una barbarie que nunca debería haber existido.
El sábado, de paseo por Tetuán, pudimos visitar algunos cuarteles de la ciudad, la antigua Delegación de Asuntos Indígenas y los cementerios, tan presentes también en el libro. De los cementerios y enterramientos destacó la cantidad de fosas comunes en España donde se han encontrado restos de marroquíes junto a republicanos.
Visita al cementerio español de Tetuán durante el paseo. |
En la novela, aparece diferentes lugares de Tetuán, desde los cuarteles antes mencionados hasta el importante hospital militar o las instituciones administrativas. A principios del s. XX no había tantas concentraciones urbanas, y Tetuán era una de las ciudades más importantes. El aeródromo, puente aéreo entre Tetuán, Algeciras y Sevilla, fue un punto clave en la guerra civil española, y algunos lo destacan ya mucho antes como punto fundamental durante la IGM. A las afueras de Tetuán había campos de concentración, donde también había marroquíes que se rebelaron para no participar en la guerra civil española. Tetuán fue una ciudad clave en la historia militar española, y esta novela, entre otras cosas, también deja constancia de ello. El paseo fue fantástico, con muy buena compañía, entre escritores y lectores de dos fantásticas ciudades llenas de historias y enclaves de ensueño.
A lo largo del paseo, Youssef nos explicaba por qué no aparecen los nombres de las ciudades en el libro, apostando por el no lugar, confiando en que los lugares lo conforman las personas, y ellas sí están presentes. Para muchos, nos decía, sí es importante el lugar, y ahí está el origen del fascismo y la discriminación. Nos quedamos con ganas de más libros de Youssef, de más encuentros, debates y reflexiones. Y ya le hemos dicho que pase por la biblioteca cada vez que venga a Tetuán. ¡Gracias por celebrar el Día del Libro y la Semana Cervantina con nosotros!
Fin de la ruta, con la alcazaba al fondo, en la nueva plaza del Feddan de Tetuán. |
El pasado sábado nos encontrábamos más de cincuenta lectores para disfrutar una tarde de lluvia, en Tetuán, y de literatura en cuatro continentes, de la mano del gran escritor Julio Llamazares, conducido por nuestro experto en literatura Ángel Hernando. Comentamos una obra de referencia en la literatura española, La lluvia amarilla, en el primer título del club «4 Lecturas 4 Continentes» de este año 2024, con el que comenzamos nuestro ciclo de Literatura y naturaleza.
Julio Llamazares comenzó contándonos sus pasos como lector en una casa de un pueblo en el que apenas había libros, su afición por los libros nada tiene que ver con un ambiente letrado, sino con una inquietud. Los pocos libros que leía los recuerda del colegio de curas al que fue en Madrid, años más tarde, en el que escogía la biblioteca y la lectura a las clases de educación física. Alguno de los títulos que más le influyeron por entonces fue Campos de Castilla, de Antonio Machado. Nos confesaba aquella tarde, con una lucidez y desenvoltura envidiable, que para él ser escritor era una forma de estar en el mundo, de relacionarse con él. Desde siempre ha huido de las clases de literatura, quizás por eso escogió estudiar Derecho, lo contrario a la imaginación, algo que el autor piensa que quien lo tiene lo mantiene y que, sin embargo, las leyes ayudan a estructurar los conceptos, la mente.
Julio Llamazares durante el encuentro por videoconferencia el sábado 9 de marzo. |
Para Julio lo que diferencia la literatura de la escritura es la poesía, la música de las palabras, si en un libro no hay esa magia, para él, no es literatura. Comparaba desde esos primeros momentos del encuentro la buena literatura con los ríos que van puliendo y erosionando las piedras, como el pulido de las palabras consiguen la magia de la poesía, de la literatura, y las imágenes en el lector. La segunda comparación con la naturaleza nos la hizo con su primera novela, Tierra de lobos, basada en historias que había escuchado en su pueblo leonés a lo largo de su infancia, historias que cada uno contaba de una manera, y que, como cuando metes la mano en una cesta de cerezas, vas sacando, puliendo e inventando posibilidades para la historia que al final el escritor escoge y decide crear. Esta novela fue llevada al cine en 1987, y del lenguaje cinematográfico el autor nos comentó que cree que es diferente al de la literatura, siendo el director de la película el que pone los adjetivos en esa faceta. Todo lo que ha hecho en el cine, los guiones o adaptaciones de sus libros, no han sido nunca junto a los directores.
De su faceta como autor de libros de viajes el autor destacó que lo que le gusta de escribir este tipo de libros es que le permite viajar tres veces, la del descubrimiento, la del recuerdo y por último, plasmar aquello en un texto para otros lectores. Destacamos algunos libros, como El río del olvido, un libro que ha supuesto grandes rutas para senderistas lectores; Trás-os-montes (Un viaje portugués), un gran fado, por la pasión que siempre ha sentido por Portugal, o Rosas de piedra y Rosas del sur, que surge de la fascinación que le produce entrar en una catedral y en su inmensidad. Todos los grandes libros fundacionales de la literatura han sido de viajes, como La Biblia, La Odisea o Los viajes de Marco Polo, decía. Para Julio Llamazares, que ha escrito poesía, novela, guiones cinematográficos y libros de viaje, los géneros literarios son como los aperos de labranza, cada uno sirve para un objetivo diferente. Su último libro, Vagalume (vagar por las llamas) es su gran novela de reflexión sobre su oficio de escribir o más bien su necesidad de escribir, y los vasos comunicantes entre escritura y realidad.
El primer lector que levantó la mano destacó los fantasmas del protagonista, a lo que Julio contestaba hablándonos de los monstruos que produce la soledad, y también de los fantasmas diarios a los que nos enfrentamos en nuestra vida cotidiana, con los que hablamos continuamente, los fantasmas forman parte de la vida, ¡continuamente encontramos gente hablando sola por la calle! Otra lectora destacó la fuerte carga emocional de la novela, y que la única forma de llevar al cine la novela sería de la mano del director Víctor Erice, una idea con lo que Julio Llamazares estuvo muy de acuerdo. Al teatro sí se ha llevado esta novela, en diferentes ocasiones, y actualmente está de gira por España. También se hizo una adaptación al ballet. Recientemente se ha publicado una edición no venal de la versión ilustrada de Antonio Santos. Al cine, en efecto, no se ha llevado todavía, y el autor prefiere que no se lleve, temiendo que no se haga justicia a esas imágenes y sentimientos que produce la novela en el lector.
Lectores pidiendo turno para participar en el club de lectura con Julio Llamazares. |
El tercer lector le preguntó directamente si él era el protagonista, y Julio no tardó un segundo en decir que sí, que él mismo estaba en todos los personajes, aunque los autores tienden a pronunciarse más en los protagonistas, y por eso, nos decía, a veces el autor protagonista es el menos creíble de todos. En respuesta a otra pregunta, y al hilo de este tema, nos confesó que empezó escribiendo la novela con una mujer como protagonista, acorde a una historia real de un pueblo abandonado de Guadalajara, donde se encontró a una señora que vivía sola desde hacía varios años en la situación que se cuenta en la novela, pero al llegar a las cincuenta páginas, cambió al personaje masculino por la dificultad de meterse en la piel de uno femenino para tratar temas vitales tan profundos. Del protagonista, Andrés, seguimos hablando después, de su representación del duelo y el desarraigo, y de la falta de empatía que produce, donde Julio nos explicaba la importancia de la tradición en la novela, del hereu (el heredero), y la pertenencia a la casa y a la herencia, costumbres heredadas de la Corona de Aragón, la responsabilidad de los hijos con sus orígenes y con la familia, costumbres que a día de hoy se mantienen en algunos sitios, aunque sea en el imaginario rural. Nos habló también de la certeza de la juventud frente a las dudas de la gente mayor, y que quizás eso pudiera explicar también el comportamiento de este señor, que vive en un mundo en el que nada es sólido.
Y es que el argumento es lúgubre, triste, duro, y sin embargo el estilo es lírico, una epopeya a la España vacía, comentaba otro lector, que descubrió la escasez de adjetivos al principio de la novela, que van creciendo a lo largo del texto, al tiempo que los participios disminuyen. Julio, asombrado, reconoció que siempre habían sido los lectores y críticos los que mejor habían conocido su obra. Él escribe desde la emoción, la que le produce entrar en un pueblo abandonado. Entre el público siguieron indagando, ¿cómo escribe esta novela y toda esa emoción con apenas treinta años? Contestó diciendo que los temas son siempre los mismos, y el argumento de la vida también, la búsqueda de la felicidad. Y los libros son espejos, deformados, en los que nos reflejamos, si te interpela, es que lo llevas dentro. Y por eso, el final, nos decía Julio, el final de esta novela también es abierto.
Otros lectores destacaron el tiempo en la obra, las imágenes, las metáforas, los colores.... a lo que el autor contestó con el propósito real de la novela, contar aquello que dicen que pasa por tu mente un segundo justo antes de la muerte, toda tu vida. La novela empieza en futuro y acaba en pasado, y el tiempo, en la vida y en la literatura, ya sabemos que es fundamental. La lluvia amarilla nos habla de hojas de otoño, del paso del tiempo, de la locura, elementos que todos llevamos dentro, y en último término de la muerte, pues ¿qué es la muerte sin la vida? Aquella tarde reímos y disfrutamos mucho con Julio Llamazares, de su prosa lírica escrita y también hablada, de sus recuerdos, y de su sinceridad y apertura a un nutrido grupo de lectores, apasionados y felices de compartir con él grandes obras literarias que han marcado la historia de la literatura española del s. XX, como la que nos ocupaba.
El pasado jueves 22 de febrero, la escritora Mariángeles Chozas nos ofrecía todo su conocimiento sobre el espionaje femenino de la primera mitad del s. XX en un paseo urbano que para ella supone una práctica habitual que lleva varios años realizando, aunque en esta ocasión, por primera vez, lo hacía al otro lado del Estrecho, al otro lado de esa calle de agua, como ella lo llama, en nuestra ciudad de Tetuán, y rodeada de un público numeroso y entusiasmado por realizar esta ruta que dio a conocer lugares, personajes y épocas históricas que destacan la importancia del estrecho de Gibraltar a lo largo de la historia, y de esa historia común que compartimos ambas orillas. Desde Algeciras, un grupo que sigue fiel las rutas de esta escritora, la siguió también hasta Tetuán.
Comienzo de la ruta en el salón de actos del Instituto Cervantes de Tetuán. |
Comenzamos la ruta en el Instituto Cervantes de Tetuán, casa de Sira Quiroga en la serie de televisión del libro El tiempo entre costuras, importante espía ficticia, aunque más conocida que otras espías reales, que nos estaban esperando para conocerlas esa tarde. En este espacio Mariángeles nos contó dónde comenzó su pasión por el mundo de las espías, con Rosalinda Fox, su preferida, la inglesa de Guadarranque, de la que lleva años oyendo historias, y con las que ha creado la biografía novelada Las doncellas de la espía. ¡Con ella empezamos!
Y para hablar de ella nos fuimos a nuestro primer destino, al actual Palacio Real, donde estaba la Alta Comisaría de Tetuán, para hablar de Rosalinda Fox, pareja del alto comisario Beigbeder. Rosalinda nació en 1914 en una preciosa casa colonial en Calcuta, la joya de la corona de la colonia británica. Con apenas quince años, Peter Fox se enamora locamente de ella, se casan y tienen un hijo. Para amamantar a ese hijo, además de una nodriza, compran una vaca, con la que parece que Rosalinda contrae una enfermedad para la que la auguran pocos años de vida, meses, y que sin embargo no resulta así, ya que acabó muriendo con más de 90 años. Después de pasar por un balneario en Suiza, se establece en Estoril (Portugal), donde conoce a la mujer del general Sanjurjo, militar en el exilio. Es por este, y en una visita que les hace en Berlín, que conoce a Juan Luis Beigbeder, que se enamora perdidamente de ella, y con el que se instala después en Tetuán, en un chalecito en La Cornisa. A Beigbeder, gran diplomático que ganó dos guerras a base de negociaciones, y sin disparar un solo tiro, lo mandan como alto comisario a Tetuán para reclutar tropas para el golpe de estado que se estaba gestando. Ambos se aprovechan el uno del otro para obtener información, Rosalinda intenta que España no entre en la IIGM, de la mano del Eje, para lo que repite a Beigbdeder que recuerde que Inglaterra jamás había perdido una guerra, y este a su vez la envía a buscar información por las carreteras de Marruecos en el famoso Austin rojo, aventura en la que descubrió que los franceses tenían tropas preparadas en la frontera para atacar en caso de que España se aliara con Alemania. En medio de todo esto, la operación Fénix, en la que Alemania le prometió a Franco el peñón de Gibraltar si se metía en la guerra con ellos. Churchill dijo de ella que cambió el rumbo de la segunda guerra mundial.
Primera parada de la ruta con el Cine Español al fondo. |
Al acabar la guerra española, a Beigbeder lo envían a Madrid, descubre que la Gestapo está detrás de Rosalinda, y la hace salir de España cruzando la frontera por las dehesas de Badajoz, para instalarse en Portugal. A Beigbeder lo destierran a Ronda, después de sustituirlo por Serrano Suñer, y Rosalinda aparece en Guadarranque, una aldea de pescadores de San Roque, con Gibraltar a su izquierda y Marruecos enfrente. Dicen que la idea de instalarse allí fue de Beigbeder, para poder ver Marruecos desde allí, pero Mariángeles opina que no es cierto, ya que Rosalinda fue allí con su amante de turno, y a Beigbeder le fue a visitar, más por pena que por otra cosa, en contadas ocasiones.
Rosalinda quiso montar en esa pequeña aldea un complejo de lujo, con campos de golf, polo y canódromo, compró terrenos en ese entorno paradisíaco y creó una sociedad para poner en marcha su particular costa dorada, y construyó un hotel que hoy día sigue en pie, aunque convertido en una ruina. Sin embargo, Franco, o más bien su mujer, Carmen Polo, no tenía a Rosalinda entre sus amistades preferidas, y el regalo que Franco quiso a hacer a Gibraltar, la refinería de Gibraltar, decidió instalarla justamente en los terrenos adquiridos por Rosalinda para su proyecto. Ahí comienza su declive, sus socios dejan de querer serlo, se le muere su hijo, perdió todo su dinero, y acaba asistida por los servicios sociales de San Roque. Con 96 años y la cabeza un poco perdida, contaba su vida en el hospital, a la que nadie daba crédito, hasta que apareció la novela de María Dueñas y en aquella pedanía pusieron en valor las historias de la inglesa de Guadarranque, con la que habían compartido paseos, peluquería e incluso asistentas.
Los visitantes en el actual Palacio Real de Tetuán, donde estaba la Alta Comisaría en los años 30. |
Llegamos al Casino Español de Tetuán, situado en la céntrica Calle Mohamed V, antigua Calle del Generalísimo, donde Mariángeles nos contó la interesante historia de Elfrida Churchill, amiga de Rosalinda Fox, con la que acostumbraba a pasar las fiestas de fin de año en la Venta Miraflores, de San Roque, punto neurálgico y nido de espías en la época.
Hija de una gibraltareña de origen italiano, y de un Churchill, ingeniero inglés que llegó a Algeciras para hacer el trazado del ferrocarril, y primo por línea bastarda del primer ministro inglés, Winston Churchill, ella era conocida como Lady Churchill. Se movía en las fiestas de alto copete que sucedían desde Algeciras a Gibraltar, pasando por Tánger y Tetuán, allá donde hubiera importantes dirigentes, militares o gente de influencia de la alta sociedad, por eso en Tetuán escogimos el casino español, como lugar en el que seguro pasó mucho tiempo esta mujer arrolladora, bailarina, guapa, inteligente, educada y muy elegante. Tenía tantas cualidades que los servicios de espionaje británicos pasaron por alto sus orígenes italianos, enemigos en guerra, al contratarla para controlar el movimiento de tropas desde El Estrecho. Elfrida llegó a tener hasta seis nombres diferentes, y parece que fue ella en la que se basó Ian Fleming para diseñar a la primera chica Bond.
Se dice de su casa en Algeciras, Villa Aida, cuyo nombre en clave era el nido, que era el punto cero de reunión del espionaje británico en España, y desde donde se llevaban a cabo las operaciones contra italianos: interrogatorios, torturas... la casa ya no existe, pero sí el árbol que se plantó allí, y no de forma inocente, un ciprés de los pantanos, pues Mariángeles aprovechó para contarnos la misión de los árboles durante la guerra, indicando un lugar o una posición. Actualmente, este ciprés se encuentra al lado de la oficina de correos de Algeciras, está precioso y siempre frondoso.
Terminó la carrera de Derecho en dos años, en vez de en cinco, y prefirió los temas de ocultismo de la gran biblioteca de su padre a las creencias religiosas de su madre. Tuvo cuatro hijos muy joven, pero muy pronto descubrió también que había venido a este mundo para algo más que para ser madre y esposa. Con un marido infiel, cuando murió su padre, decidió abandonar la casa familiar y emprendió un viaje por Francia y Europa donde tomó contacto con otras religiones que cambiaron su concepto de la vida y la muerte. Fue también una gran activista a favor de los derechos de las mujeres.
Reflejo del grupo en la cristalera del Centro de Arte Moderno de Tetuán, última parada, antigua estación de tren Tetuán - Ceuta. |
En su viaje por Europa, conoce en Cannes a un militar español con el que se casa y se instala en Sevilla. Tiempo después, lo envían a Ceuta, donde Larissa conoce a Anita Colombo, posible nombre ficticio, puesto que es una mujer de la que no se sabe nada, pero es la que propone a Larissa trabajar para los servicios secretos alemanes y la trae a Tánger y a Tetuán, desde donde iba y venía a Ceuta. Aquí la preparan la adoctrinan, y sobre todo la convencen, entre otras cosas, prometiéndola vengar los daños que le hicieron a su familia, y recuperar la riqueza familiar. Al marido le vuelven a trasladar, esta vez al Campo de Gibraltar, y alquilan una casa a pie de playa en Puente Mayorga. La misión de Larissa era de informar de dónde estaban situados los barcos ingleses, así iba y venía a Gibraltar con el pretexto de hacer compras, y siempre con su hija, un buen salvoconducto para no levantar sospechas.
Cuando su hermana la visita en una ocasión para pasar una temporada con ella y le comenta los saqueos de los nazis en Europa y los campos de concentración y exterminio, cuenta su hija que Larissa empieza a llorar desconsoladamente y se propone actuar como agente doble para expiar todo el daño que había hecho sin saberlo. Nunca la descubrieron, pero los alemanes sí sospecharon, y en una ocasión la propusieron subirse a una trasatlántico para desarrollar una misión en Argentina, la inteligencia aliada se enteró de que lo que pretendían era deshacerse de ella en alta mar y la alertaron con tiempo, ella se excusó de la misión aludiendo a motivos personales. Tanto Larissa como Rosalinda intentaron evitar la Operación Félix y que Hitler no se hiciera con las llaves del Estrecho.
Una cosa nos quedó clara esa tarde, todas las espías compartían belleza, riqueza y conocimiento, y todas acabaron también en la mendicidad o terminando sus días en condiciones deplorables, contando su vida cuando ya se les había ido la cabeza. Mariángeles ha ido conociendo a estas espías, en los libros o en fuentes de primera mano, como hijas, amigos o cuidadores de estas mujeres. Su ímpetu e interés le ha llevado a celebrar interesantes rutas dedicadas a sus vidas, tan desconocidas y trepidantes, a ambos lados del Estrecho. ¡Nos encantó la ruta y la presencia y generosidad de Mariángeles!
La tarde del 8 de febrero recibíamos la presentación de la traducción al árabe de «Sira», la tan esperada segunda parte de El tiempo entre costuras, en el Instituto Cervantes de Tetuán, de la mano de su creadora, María Dueñas, y su traductora, Charifa Dahrouch. El vídeo completo de la actividad se puede disfrutar en nuestro canal de Youtube.
María Dueñas comenzó la conferencia asegurando sentirse en casa porque el primer lugar por el que pasó su abuelo al instalarse en Tetuán fue precisamente este edificio. El actual Instituto Cervantes era en la época el edificio de correos y telégrafos, uno de los primeros en construirse en el Ensanche, y cada vez que entra por nuestra puerta imagina a su abuelo entrando por la misma puerta hace casi cien años. Aquí nació su madre, y la nostalgia sobre la ciudad de Tetuán les ha acompañado siempre a toda la familia, por eso siempre que puede se escapa a esta ciudad, y nunca faltan familiares y amigos que la acompañan.
María Dueñas ha rescatado con este gran ventas la memoria emocional que se va perdiendo, memoria humana. Volver la mirada a los años en la que los españoles convivieron con los marroquíes en la ciudad de Tetuán. Y así fue descubriendo. y mostrándonos a los lectores unos personajes fascinantes como Beigbeder o Rosalinda Fox que, a día de hoy, muchos conocemos gracias a esta novela.
Presentación del libro Sira en el Instituto Cervantes de Tetuán. De izqda. a drcha.: María Dueñas, Francisco Oda-Ángel y Charifa Dahrouch |
Charifa Dahrouch, traductora al árabe de las novelas de María Dueñas, confesó no saber dónde se metía al decidirse a traducir la primera novela de la autora, no sabía la repercusión que iba a tener este libro que ha recorrido el mundo, y que se ha consagrado como una de las novelas más leídas de los últimos años, atrapando a lectores de todas las orillas. Lo que más la fascinó de la obra de María Dueñas fue la precisión al hablar de lugares, épocas, o personajes que ninguna han conocido, pero que a ella la hizo viajar en el tiempo para pasear por esos lugares y tiempos remotos. Seguir con Sira era un reto que quiso realizar por amor a la ciudad y a esa historia compartida. Y acabó confesándonos que la primera parte, El tiempo entre costuras, lo tradujo a mano, con papel y boli, para después pasarlo a ordenador. Con Sira, el procedimiento ha sido más acorde a los nuevos tiempos, para esta novela sí ha utilizado el ordenador desde el primer momento.
Charifa se ha metido la novela desde lo más profundo, y algunas partes le han costado más que otras, como las expresiones de Candelaria, la matutera, por ejemplo: fatiguitas en la chepa , bujarrón, ¿cómo traducir estas riquezas de la lengua española? María, a medida que iba escribiendo, iba siendo consciente de que los traductores se acordarían más o menos de ella, pero nos comentó la importancia que tiene en sus textos que cada personaje utilice diferentes registros, no habla igual la matutera que el alto comisario Beigbeder, y eso debe estar presente en los diálogos y definición de los personajes.
La complicidad entres estas dos mujeres, escritora y traductora, es evidente, y para María Dueñas no es tan normal este entendimiento, pero con Charifa siente dejar el texto en buenas manos. Sira está ya disponible en inglés, francés, turco, rumano... y siguen siendo muchos los turistas y curiosos de diferentes nacionalidades que se acercan a esta ciudad para seguir los pasos de su protagonista. ¿Embajadora de Tetuán o agencia de viajes? María Dueñas confiesa sentirse a veces más lo segundo que lo primero.
El público quería saber por qué en esta segunda novela de la gran espía tetuaní, se escogen estos cuatro lugares emblemáticos por donde transcurre la trama y no otros. María Dueñas nos explicó que era importante retomar Sira con la guerra terminada, un tiempo de paz aparente en el que el mundo no está en paz realmente, y quiso rescatar dentro de las mil cosas que estaban pasando en el mundo, los lugares dónde estaban pasando cosas importantes: Palestina en los momentos previos al fin del mandato británico, un triángulo un poco desconocido entre ingleses, judíos y palestinos, Marcus Logan es inglés y asume una importante labor en este territorio; y de ahí a Londres, para mostrar un país en reconstrucción después de la segunda guerra mundial y con muchos exiliados españoles, un tema que le gusta mucho, y que ha tratado también en otras novelas suyas como Misión olvido, que sucede sin embargo en universidades americanas. Después tenía que pasar sí o sí por España, esa España franquista, hambrienta y harapienta, y por supuesto finalizar en Tánger, cerrar el círculo, donde tampoco podían faltar las idas y venidas a Tetuán desde Tánger, donde vive la madre de Sira y otros tantos amigos.
Otras preguntas del público, que abarrotaba la sala este jueves, eran de agradecimiento, de admiración y de curiosidad, el lugar exacto donde vivía Candelaria o Rosalinda Fox, la aclamada ruta de El tiempo entre costuras que ya se está realizando por algunas agencias y pequeños emprendedores, y que recorre lugares reales o ficticios, pero que constituye un magnífico testimonio de la historia de la época. Los tetuaníes están orgullosos de la historia de su ciudad reflejada en este libro. Tantas memorias perdidas que han conseguido ver la luz a través de esta novela, y otras que podemos imaginarnos, porque ya no están. Una memoria oral que se pierde y que hay que intentar salvaguardar, de la que María Dueñas es el mejor ejemplo de esa recuperación de testimonios personales, convertidos en una fantástica novela.
El pasado sábado 9 de diciembre, Laura Restrepo nos deslumbró con su cariño, entrega, compromiso e intelectualidad, en el último club de lectura del programa 4 Lecturas 4 continentes 2023, dedicado, en esta ocasión al amor, con su libro Canción de antiguos amantes (Alfaguara, 2022). Para esta autora, la naturaleza del libro adquiere sentido a partir de encontrar a los lectores, y así lo demostró con su escucha atenta a todos los comentarios de los más de treinta lectores que nos reunimos para agradecer su última publicación. El abrazo de los lectores, con el que empezábamos el ciclo de este año, el abrazo de Ravelo, contrasta para ella con la dureza de la vida. Es en este abrazo donde por fin los textos cobran sentido, y así se lo trasladamos este sábado desde Bruselas, Chicago, Estambul y Tetuán.
Laura Restrepo durante el club de lectura |
El Premio Alfaguara en 2004 por su novela Delirio, supuso también un importante cambio en la visibilidad de la autora, fecha a partir de la cual empezó a publicar con esta editorial. Nos confesó este sábado que se presentó a este premio porque José Saramago, autor al que admiraba desde siempre, estaba en el jurado. Desde entonces se volvieron inseparables. Su carrera literaria, en su opinión, se ha cocinado a fuego lento, y asegura estar muy orgullosa de su trayectoria, se reconoce crítica con sus libros, que hace, revisa y rehace continuamente, y para los que utiliza fichas de colores que a modo de puzzle van conformando la historia sin dejar ningún cabo suelto. De esta novela, Delirio, Netflix está creando una serie de televisión.
Durante el club, Laura Restrepo nos trasladó algunas de sus creencias sobre la escritura, entre ellas que la originalidad está sobrevalorada. Asegura que los grandes temas siempre son los mismos, apuesta por la lectura y confía en el derecho a tener maestros, por cada libro que escribe ha leído más de cien, y eso lo comprobamos en Canción de antiguos amantes, por la cantidad de referencias bibliográficas y autores que se nos aparecen a lo largo del libro, desde San Juan de la Cruz o Tomás de Aquino a Patti Smith, pasando por Ibn Battuta, Arthur Rimbaud o Gérard de Nerval. Y junto a los libros, también confía en la gente: «conversar con la gente es una fuente invaluable de información». Laura Restrepo presentó el libro en el Instituto Cervantes de Madrid, con amigos y colaboradores que conocen bien a la escritora.
Este libro nace de una iniciativa de Médicos Sin Fronteras de llevar a lugares conflictivos a escritores que puedan trasladar su labor de acción humanitaria y las injusticias del mundo al otro lado: el absurdo de las guerras, la violencia y la destrucción. Temas que duelen al vivirlos de cerca, al verlos en el cine o la televisión, y también al leerlos: migración, hambre, opresión... resultados de esas grandes injusticias, que no cesan de existir a lo largo de los tiempos. A los lectores nos conmovió este libro además de por los temas tratados, con ese punto de realismo mágico, o las referencias históricas, por la prosa poética que utiliza la escritora, esa forma de describir los paisajes, la belleza de los lugares históricos y actuales, o los perfumes y las riquezas de la Reina de Saba, y el amor.
No hubo que preguntar a Laura Restrepo quién fue la Reina de Saba y qué supuso para ella su descubrimiento: Pata de Cabra está en todas esas mujeres migrantes que recorren Yemen con sus niños a cuestas en busca de un futuro mejor, todas ellas, dicho por ellas mismas, son descendientes de la Reina de Saba, el mejor punto de confluencia entre el mito y la realidad. De ahí sale esta novela que nos habla del encuentro mítico entre el Rey Salomón y la Reina de Saba, y el amor real de un inquieto viajero y una partera somalí. Y de eso trata esta novela, de mitos y realidades, de encuentros entre religiones y civilizaciones, y de la empatía y los vericuetos del amor.
Lectores de cuatro continentes este sábado 9 de diciembre durante el club de lectura con Laura Restrepo. |
Los lectores destacaron la exquisita narración, la reflexión a la que nos conduce la lectura, el equilibrio de la estructura narrativa con la referencia de autores, la historia mitológica y la historia real: cómo se van alimentando y superponiendo los diferentes hilos argumentales con detalles y referencias presentes en las diferentes partes. Muchos destacaron la gran revelación de esta novela por mil y una historias, y por mil y una razones.
Actualmente se están reeditando muchos de los títulos de Laura Restrepo, vigentes en todo momento, por la crueldad que retrata con el cariño con el que sólo ella puede hacerlo. Recomendamos leer a esta escritora, escucharla y, si es posible, como tuvimos la oportunidad nosotros, poder conversar con ella al menos una vez en la vida, porque deja huella. Con mucho agradecimiento nos despedimos este sábado de esta gran mujer y gran escritora, Laura Restrepo.
Este sábado celebramos el tercer club de lectura del programa #4Lecturas4Continentes con el libro de humor Gordo de feria, de Esther Garcia Llovet. Más de cuarenta personas nos reunimos esa tarde para comentar con la autora este título y otros suyos, tan interesantes como impredecibles, como ella, que llenaba la pantalla con su energía y naturalidad.
Esther García Llovet durante el club de lectura. |
Especializada en Psicología Clínica y con estudios también en Dirección de Cine, dice no tener formación específica en literatura, aunque lo ha hecho todo en el mundo de la escritura: guiones, novelas, teatro... Esta escritora polifacética se siente crecer cada vez que se adentra en una nueva e inexplorada disciplina, que además consigue retroalimentar con otros trabajos previos y futuros. Su pasión por el arte, la fotografía, el cine y la literatura, la llevan continuamente a aventurarse en diferentes proyectos que la enamoran y fascinan, y que consigue así transmitir a los lectores. Confiesa que lo que más le hubiera gustado es ser una buena fotógrafa, pero que con esta disciplina sucede algo que no la pasa con la literatura: los libros sí la salen como quiere, las fotografías no. También se enamora de los espacios, algo muy cinematográfico, y por eso vemos plasmados en sus textos cielos y texturas continuamente. Su ideal es que sus libros se lean como se ve una película de cine, del tirón, en hora y media y sin interrupciones. Muchos lectores confesaron que así lo habían hecho. Porque sus novelas son así, cortas, rápidas, y con mucho tirón.
Algunos críticos literarios han destacado la narrativa de Llovet como novela negra, y es que consigue la intriga en todas sus novelas porque sus personajes siempre están buscando algo, como los de Bolaño, gran referente en su novela. Y además buscan y encuentran, tanto lo que vemos a simple vista en la trama del texto como lo que no se ve tan claramente. Lo cierto es que sus novelas tienen algo de todo eso, de negro por la cruda realidad que retrata, de realismo y mucho surrealismo, porque los personajes de sus novelas son surrealistas, como sus amigos, confesaba la autora. En América Latina también han catalogado sus novelas de realismo mágico, a ella le parece todo bien.
Y es que Bolaño ha sido un gran referente para la escritora, que ha estado presente en todas sus novelas hasta Sánchez, segundo de la Trilogía instantánea de Madrid. Después del primer título de la trilogía, Cómo dejar de escribir, rompe con Bolaño, de hecho el protagonista encubierto de la novela es él, el fallecido escritor Roberto Bolaño, a quien entierra ella misma también en esta novela. Deja a partir de aquí de ser una "boloñita", en sus propias palabras, y encuentra su voz propia, que vemos ya en Sánchez, Gordo de feria, Spanish beauty y dos nuevos títulos que saldrán el próximo año. Sánchez es una novela que dedica a la magia y a los que creen en ella. En ella, como en toda la Trilogía instantánea de Madrid, la ciudad y sus contrastes son un protagonista más, y es que a la escritora le encanta Madrid, no tiene muy claro el por qué, pero la vida en la calle, los infinitos paseos por los barrios o su gente, la acogen y la conmueven.
Lectores en el club de lectura con Esther García Llovet, el sábado 4 de noviembre por Zoom. |
Los lectores destacaron el desparpajo y naturalidad de la escritora, tanto en sus novelas como en directo, el humor y su interesante forma de mirar la realidad. Esther, apasionada, contestaba a todas las preguntas encantada, nos habló del personaje principal, Castor, asocial, apolítico, tan desagradable, y que sin embargo empieza a estar contento y a cambiar completamente al enamorarse, de la importancia en la vida de la flexibilidad, del amor y del humor, los temas que nos han acompañado este año en el club 4 Lecturas 4 Continentes.
Fue un placer compartir la tarde del sábado con Esther García Llovet, con la que nos reímos y tenemos pendiente ver alguna obra cinematográfica suya, cortometraje, serie de televisión o exposición fotográfica, cualquier manifestación artística puede salir de esta gran mujer y seguro, sorprendernos. Muchas gracias Esther y hasta muy pronto.