martes, 16 de diciembre de 2025

Club de lectura: «Presentes», con Paco Cerdà

El pasado sábado 13 de diciembre cerrábamos nuestro último club de lectura 4 Lecturas 4 Continentes de este año, dedicado a la literatura de viajes, con un libro y un invitado de excepción: Presentes, de Paco Cerdà, recién galardonado con el Premio Nacional de Narrativa 2025. El autor comenzó agradeciendo la oportunidad única que ofrece este club para hablar y compartir con lectores de cuatro continentes al mismo tiempo, algo que su abuelo —tan presente en esta obra— nunca hubiera creído posible.

De la mano del moderador del club, Ángel Hernando, este premiado autor nos habló de sus orígenes como lector y del libro que lo convirtió definitivamente en uno de ellos: La tabla de Flandes, de Arturo Pérez Reverte, al que llegó a partir de su interés por el ajedrez y cuya obra acabaría leyendo por completo. Especialmente emocionante fue entonces recibir el Premio Zenda la semana pasada, promovido precisamente por Pérez-Reverte, el autor que le abrió las puertas de la literatura. 

Otra de las grandes pasiones de Paco Cerdà ha sido siempre el deporte, especialmente la épica que adquiere cuando se entrelaza con la política. A ello se suman la radio y el reportaje periodístico en cualquier formato. Su gran sueño, nos confesó, era ser corresponsal en países lejanos, lo que lo llevó a estudiar Periodismo, una vocación que asegura haber sentido desde siempre. Ese impulso lo condujo a escribir su primer libro en forma de relato periodístico: Los últimos: voces de la Laponia española, un evocador retrato de la España vacía, de una despoblación que no interesa a la economía y que configura un mundo tan desconocido y exótico como Tetuán o Estambul, pero situado a apenas dos horas de la casa de cualquier ciudadano español de ciudad. Un tema al que Julio Llamazares le abrió la puerta con su novela La lluvia amarilla, novela cargada de melancolía, de la que aún recuerda el momento de terminarla como un hito vital, algo que te cambia para siempre. Aprovechamos entonces para recordar el club que celebramos con este autor el año pasado en este mismo ciclo, aunque dedicado a la Liternatura. Y es que toda la obra de Paco Cerdà bebe de la disciplina del periodismo: hechos verídicos y rigor en las fuentes de información. Sin embargo, el autor aseguró que la carrera no ha sido su mayor fuente de aprendizaje, sino los libros y las lecturas que lo han acompañado desde La tabla de Flandes, y defendió que el mejor taller literario y la mejor formación para un escritor es un carné de biblioteca.

Paco Cerdà durante el club de lectura el sábado 13 de diciembre de 2025.

Un máster en Estudios de Asia Oriental le permitió cumplir ese sueño de reportero internacional al cubrir los Juegos Olímpicos de Tokio, y le dejó una frase que aplica en todas sus obras: «lo fuerte es débil y lo débil es fuerte». Una máxima que lo lleva a escribir desde los márgenes, a dar la palabra a quienes no la tienen, a tener en cuenta a las minorías y a abordar temas que duelen. El compromiso con los desfavorecidos —decía— es una tendencia natural en él: quien sueña con cambiar el mundo se fija en esas miradas. La concesión de un premio de la ONCE en 2015, así como la respuesta de sus lectores, permitió constatar ese compromiso. Los premios, aseguraba, ayudan a los escritores a ser mejores, pero no solo a ellos, sino a todos los grandes profesionales: todo el mundo debería recibir un premio alguna vez en su vida.

Otro círculo se cerró con El peón, un libro que no tuvo mucha fortuna al publicarse pocos meses antes de la llegada de la pandemia, sin posibilidad de promoción presencial y con las librerías cerradas. La obra, sin embargo, se recuperó al calor del éxito de Gambito de dama, al compartir con la serie el trasfondo del ajedrez, otra de sus grandes pasiones. El germen del libro se encuentra en una historia que descubrió por casualidad en el documental Arturo Pomar: El cartero genial, y que le fascinó de inmediato: un régimen totalitario explotando a un individuo pequeño y vulnerable, y la épica del deporte. El libro se articula en 77 fragmentos, tantos como los movimientos que disputaron Pomar y Bobby Fischer, su gran contrincante estadounidense, entrelazadas con la vida de otros 77 peones sin nombre, sin los cuales no se puede entender la historia, en un año tan significativo para los derechos de las mujeres y de las minorías como fue 1962. Sobre una posible versión cinematográfica del libro no adelantó nada, aunque sí recomendó la lectura del artículo de El País: «Yo, peón» de Woody Allen.

14 de abril, penúltima obra del autor y ganadora del II Premio de No Ficción Libros del Asteroide, dialoga con PresentesSon dos libros que se complementan: el primero encarna la alegría y la ilusión; el segundo, la dura realidad de cómo terminó aquella utopía. Un delirio imperial hecho de cartillas de racionamiento y pan negro, y de una propaganda que encharcaba los periódicos, frente a la dignidad silenciosa de los disidentes. Quizá hoy, más que nunca, resulte imprescindible su lectura, como reflexión sobre una época que no podemos permitirnos ignorar. Con todo ello presente, los lectores abrieron el turno de preguntas y debate, cerrando una sesión especialmente rica y amena.

Una de las primeras cuestiones que llamó la atención de los lectores fue el propio hecho histórico que articula Presentes: el traslado de los restos de José Antonio Primo de Rivera desde Alicante hasta El Escorial. Un libro duro, tanto por lo que narra como por lo que calla, por esos silencios familiares heredados durante generaciones, que no se olvidan. El autor nos explicaba que, en efecto, este trayecto megalómano con los restos de Primo de Rivera es desconocido para gran parte de la población, algo de lo que él mismo fue consciente una vez terminado el libro. El propio régimen, tras el final de la Segunda Guerra Mundial, comprendió que no le convenía dar a conocer aquella desmesura: lo que en la España de 1939 podía tener un significado concreto, en 1946 ya no lo tenía, y desde los años cincuenta hasta hoy resultaba una publicidad incómoda. De ahí que muchos lectores hayamos descubierto este episodio histórico a través de Presentes. Ese era también el objetivo del autor: que quien no conociera este periplo pudiera sentirlo y trasladarse a esa prosopopeya colectiva a lo largo de casi cuatrocientas páginas.

Los lectores del club de lectura escuchando a Paco Cerdà la tarde del sábado.

El papel de las mujeres y el de la Iglesia en el libro ocupó también una parte destacada del debate. La presencia femenina resulta especialmente relevante porque, frente a la escasez de relatos escritos sobre ellas durante la Guerra Civil, fueron quienes pagaron el precio más alto. Rescatarlas del olvido ha sido, como no podía ser de otro modo, una de las tareas asumidas por Paco Cerdà. Desde Colombia, algún lector compartió haber cantado el Cara al sol en el colegio y haber estudiado la Sección Femenina, una experiencia que sorprendió al autor, quien no imaginaba que aquel adoctrinamiento hubiera llegado tan lejos. La Sección Femenina —explicaba— funcionó como una auténtica correa de transmisión para devolver a la mujer española al ámbito doméstico, en claro contraste con la mujer europea de la época.

En cuanto a la Iglesia, el autor explicó que esta recelaba del viaje, ya que el discurso falangista operaba como una religión política, que alcanzaba su máxima expresión en los llamados doce mandamientos paganos, algo que resultaba profundamente incómodo para la institución eclesiástica, junto a la divinización de José Antonio Primo de Rivera. Al mismo tiempo, la Falange proponía la separación entre Estado y religión, lo que llevó a la Iglesia a asegurarse una presencia constante durante el recorrido fúnebre, con cruces, clero y representación religiosa en todos los pueblos por los que fue recalando aquel cortejo en el frío noviembre de 1939.

Y es que la Falange dio para mucho, como señalaron varios lectores desde distintas experiencias y preocupaciones: tanto por recuerdos personales como por el riesgo que podía suponer su ensalzamiento. El escritor explicó que la Falange que el franquismo terminó inculcando fue la de las JONS, arropada por la Iglesia y la religión, una segunda mutación del partido fundado por José Antonio. Un artefacto ideológico bizarro y extravagante que mezclaba franquismo, requetés y carlismo, muy distinto de la idea original, en la que convivían postulados tan contradictorios como la defensa de la no violencia, la ruptura de las urnas democráticas o la nacionalización de la banca, propios de los ideales maximalistas y seductores de los años treinta. Franco supo aprovechar la figura de José Antonio para convertir la Falange en un instrumento útil, aunque vaciado de su contenido ideológico inicial, y así perpetuarse en el poder. El libro pone de relieve, precisamente, el contraste entre esos ideales y la realidad de los exiliados y los fusilados, uno de los ejes más conmovedores del relato.

Otra lectora quiso ensalzar las referencias artísticas presentes a lo largo de la obra, y profundizar en las claves del libro a partir de la faceta periodística del autor y de su capacidad para manejar tantos temas y referencias, sustentados en una investigación exhaustiva, que el propio libro recoge en casi treinta páginas de fuentes al final. Paco Cerdà confesó sentirse en ese momento como un mosquito observado por un entomólogo y confirmó su gusto por las intertextualidades literarias, que considera una fuente de potencia artística y que utiliza para contextualizar épocas y momentos históricos. Todo lo que aparece en el libro —insistió— es real: no hay ficción. De ahí la abundancia de fuentes y la minuciosidad documental, un trabajo de recopilación de detalles que, en muchos casos, le ocupa más tiempo que la propia escritura. La realidad es mucho más interesante que la ficción.

El ritmo y el lenguaje de la obra suscitaron también varias preguntas entre los lectores: ¿se trata de un propósito o de una casualidad? La respuesta de Paco Cerdà fue clara: es plenamente intencionado. Nada fluye solo, afirmaba. Ese fraseo corto, la cuidada unión de palabras y la búsqueda constante de musicalidad están minuciosamente trabajados y revisados en cada corrección del libro. 

Con esta intervención cerramos una tarde magnífica junto a un escritor, periodista, deportista y músico lleno de aristas y de facetas por descubrir. Porque si leer a Paco Cerdà es una experiencia extraordinaria, escucharlo lo es también. Su mirada y su humor nos acompañará ya para siempre, sembrando un poso de esperanza en las historias que rescata y ofrece al lector al ritmo preciso de sílabas átonas.

lunes, 1 de diciembre de 2025

Té con azúcar, con Mireia Estrada

El pasado viernes celebramos, por fin, el tan esperado club de lectura dedicado al libro Sin azúcar. Participaron lectores de Tánger y Tetuán, y contamos con la presencia de su autora, Mireia Estrada Gelabert. Más de cuarenta personas nos reunimos para debatir una obra que despierta pasiones y que deja, como su propio título sugiere, un dulce sabor final; dulce como esta novela y como el té con azúcar que impregna cada rincón de Marruecos. 

Comenzamos tratando de definir el género del libro: una obra de estampas costumbristas, el elogio de lo local frente a lo global, y una lectura no lineal que recoge la riqueza de la vida cotidiana en Marruecos a través de experiencias personales, reflexiones y una cuidada bibliografía. Una crónica con tintes autobiográficos y destellos de libro de viajes que la autora prefiere describir como saberes situados: conocimientos que nacen de la experiencia y que, como ella misma reconoció, tienden a ser contradictorios. Confesó también que el libro la ha obligado a mirarse a sí misma: «Es cuando el otro te interpela cuando tienes la oportunidad de cuestionarte ciertas cosas y de adoptar una mirada más crítica sobre tu propia cotidianeidad». 

La sesión se abrió con la intervención de una lectora que destacó el cariño y el respeto con que Mireia narra las costumbres familiares que describe. La autora explicó que el hilo conductor de la obra es Mui Jadiya, su suegra y auténtico corazón de la familia. El afecto que transmite el libro, dijo, es recíproco: desde el primer momento se sintió acogida, y esta obra es también un gesto de agradecimiento y admiración hacia su familia marroquí. El libro relata veinte años de la autora en Marruecos, y comienza en los años 2000.

Club de lectura con Mireia Estrada el viernes 28 de noviembre en el Instituto Cervantes de Tetuán

Algunos lectores expresaron que echaban de menos cierta tensión narrativa o una mayor evolución de los personajes. Mireia respondió que esa ausencia es deliberada: Sin azúcar no es una novela y su escritura tampoco nació desde el conflicto, sino desde la observación y el deseo de desmontar miradas exóticas sobre Marruecos. Confesó que, al escribir, imaginaba a un lector concreto: muchas de las madres con las que se cruza al recoger a sus hijos en el colegio.

La autora alertó de la existencia de discursos peligrosos que se alimentan de la ignorancia y compartió experiencias de proyectos de interculturalidad en Cataluña, donde ha visto cómo la convivencia funciona con naturalidad, especialmente entre los más pequeños. La conversación avanzó hacia los prejuicios y la persistencia de ciertas miradas orientalistas. Un lector evocó la influencia de Edward Said y destacó la importancia de obras como esta en tiempos de crispación política. Otros asistentes compararon a Mireia con Fátima Mernissi, alejándola de otras autoras como Najat El Hachmi o Miss Raisa. 

El subtítulo del libro —Una mujer occidental en Marruecos, elegido por la editorial— también salió a debate. Para Mireia tiene un interés particular porque puede atraer a lectores que aún desconocen que el Mediterráneo une más de lo que separa. Aun así, recordó que Magreb significa «occidente» en árabe, lo que le dificulta aceptar la división entre un Oriente y un Occidente que, en su experiencia cotidiana, no se corresponde con la realidad. Otro lector intervino para destacar el papel de la «tribu» en el libro frente al fuerte individualismo en Europa. La autora coincidió: la tribu sostiene, dijo; el individualismo puede hacer crecer, pero también deja caer.

Las alabanzas hacia Sin azúcar marcaron la recta final de la tertulia. Respeto, exactitud en las descripciones, ternura… El público se mostró encantado con la lectura y con la oportunidad de conversar con su autora. «Es un libro imprescindible para conocernos», afirmó un lector marroquí, recordando que, aunque lo que narra pueda ser común en ciertas zonas de Marruecos —como Doukkala, el pueblo de la familia de la autora y el paraíso de la infancia de sus hijos—, no necesariamente lo es en otras. Mireia agradeció emocionada todos los comentarios y cerró la sesión con una reflexión que resume bien el espíritu del encuentro: «Nunca he vivido estas dos culturas como diferentes. Este Mediterráneo es la misma música con distintos acordes». Recomendamos igualmente la reseña del libro de un lector, publicada hace un año aproximadamente.

Visita a la asociación 100% Mamans, en la ruta literaria del sábado 26 de noviembre.

El sábado nos encontramos ya en Tánger, en la ruta literaria que nos llevó a conocer la labor diaria de tres asociaciones fundamentales para madres, niños y familias en situación vulnerable en esta ciudad del Estrecho donde la actividad y la innovación es continua. Durante el recorrido, Mireia nos fue leyendo y compartiendo su experiencia como madre y mujer en esta orilla del Mediterráneo.

Comenzamos con la Asociación 100% Mamans, dedicada desde 2006 al acompañamiento de madres solteras en Marruecos. Desde entonces han apoyado a más de cuatro mil mujeres, y desde 2010 también acogen a mujeres subsaharianas que llegan embarazadas durante el proceso migratorio, muchas veces a consecuencia de violencias sufridas en el camino. Además de este acompañamiento, la asociación funciona como guardería y ofrece formación en cocina y textil para facilitar la inserción laboral. Escuchamos historias increíbles de superación y resiliencia gracias a un equipo que, además de trabajar en la prevención, acompaña y sostiene a las familias con una dedicación incansable. Siempre en búsqueda de recursos, cuentan con el apoyo de muchas personas enamoradas de su labor, y tras visitarlas entendimos perfectamente por qué. 

Visita al Hogar Lerchundi.

Emocionados por esta visita, llegamos al Hogar Lerchundi. Allí nos explicaron el trabajo que realizan en este céntrico barrio con familias en riesgo de exclusión. Gestionan una guardería para niños de 3 a 6 años que acoge alrededor de cien pequeños, y el proyecto TIKA, dirigido a familias desestructuradas: voluntarios recogen a los niños en el colegio y les ofrecen formación, acompañamiento y actividades a partir de los 6 años. El Hogar acoge voluntariado local y también grupos procedentes de España a través de programas como Proclave. Para las madres es de estas familias, además de talleres relacionados con el textil, la cocina y la alfabetización, han desarrollado últimamente proyectos relacionados con la creación de cooperativas que están ofreciendo muy buenos resultados.

Por último llegamos a la Asociación Darna, una organización que vende productos gastronómicos y textiles de diferentes asociaciones de la ciudad, y que también cuenta con su proyecto de empoderamiento de mujeres en situación de exclusión. Nos enseñaron el proyecto de talleres realizado en colaboración con el Ayuntamiento de Madrid y el escaparate creado con motivo del mercado de Navidad de este año. Después, allí comimos todos los lectores, pudiendo disfrutar de charlas y vistas fantásticas. Un precioso cierre para un precioso libro y una mujer impresionante. 

Escaparate de Navidad de la Asociación Darna.

lunes, 20 de octubre de 2025

Club de lectura: «Los rojos de ultramar», con Jordi Soler

Este sábado 18 de octubre nos reunimos con Jordi Soler para comentar la primera obra de la trilogía Una guerra perdida: Los rojos de ultramar, tres novelas y diez años explican la situación de este escritor mexicano y español, al tiempo que la de miles de personas exiliadas a propósito de una guerra que no era la suya. Una novela que le costó escribir ya no sólo por ser parte de su vida, sino por la cantidad de referencias históricas que tuvo que tener en cuenta para ser fiel a todas esas vidas truncadas. 

Jordi Soler durante el club de lectura

Como es habitual, empezamos el club comentando los inicios en la literatura de este gran escritor, los orígenes de su pasión, que confesaba haber descubierto de manera autodidacta en los libros que le rodeaban en su casa de La Portuguesa en plena selva mexicana, jugando al aire libre y sin ir al colegio, y de la inquietud de escuchar tantas lenguas y tan distintas a su alrededor. Un entorno, esa naturaleza exuberante, para el que se necesitaban otros instrumentos para sobrevivir y que aprendió a utilizar desde su más tierna infancia. Y aunque después se formó en Ciudad de México en el colegio y en la universidad, reconoce haber aprendido de literatura sin talleres ni formación alguna, como en la naturaleza, a partir del instinto, de manera subjetiva y personal. El primer libro que le deslumbró fue un poemario de Miguel Hernández al que le siguió otro de Lorca, mientras escuchaba a Serrat, para descubrir con veinte años a Carlos Fuentes y seguir después con otros escritores franceses como Balzac o Breton, con los que se fue forjando ese bagaje como lector. 

Jordi Soler asegura comenzar sus libros con una imagen, una idea o un verso, y a partir de ahí desarrollar la novela sin dar marcha atrás, recomponiendo, porque la lógica de la novela siempre le lleva a buen puerto. Para este escritor, entre La Ilíada y La Odisea ya está todo contado desde hace más de dos mil años: el odio, las guerras, las envidias, los enredos familiares, la culpa o el amor, todo lo escribió ya Homero. Desde su adolescencia, la mitología le mantiene enganchando y por eso en uno de sus último libros, En el reino del toro sagrado (Alfaguara, 2024), combina mitología griega y mexicana.

Otros temas recurrentes en sus novelas son la violencia territorial y la idealización de la naturaleza. Considera que, en la actualidad, existe una cierta ingenuidad al hablar de la naturaleza, quizá porque su propia experiencia vital proviene de un territorio donde bajar la guardia implica perder: cuando una serpiente se acerca para atacarte, debes adelantarte para sobrevivir. Creció, por tanto, con una conciencia ecológica distinta, más ligada a la realidad y al instinto que a los discursos idealizados. Desde su perspectiva, el buenismo que impregna el discurso ambiental contemporáneo no beneficia ni a la naturaleza ni a quienes convivimos con ella.

Los lectores iniciaron el diálogo preguntándole si, veinte años después y con la Ley de Memoria Histórica ya en vigor, habría escrito el mismo libro. Él respondió que sí: habría contado exactamente la misma historia, porque más allá del trasfondo político, su intención principal fue construir una novela que funcionara narrativamente. Otro lector le planteó una cuestión sobre su visión fatalista de la sociedad mexicana, reflejada en la corrupción y la aparente conformidad de los pueblos indígenas descritas en la obra. Jordi Soler explicó que su familia sufrió mucho en ese contexto y que lo narrado —aunque recibió duras críticas en México— es una descripción fiel de la realidad, sin adornos ni invenciones, una realidad que, recordó, ya había retratado magistralmente Octavio Paz en El laberinto de la soledad (1950). Tal vez, sugirió, el verdadero origen de la novela esté en su propia identidad dividida: siempre se ha sentido un catalán en México y un mexicano en Barcelona.

Al ser interrogado sobre su familia y la manera en que la retrata en la novela, un lector le preguntó si el conflicto de identidad estaba presente en la obra. Él respondió que no se sentó a escribir sobre su familia, sino a contar una historia que, según sus propias palabras, era perfectamente narrable y para la cual disponía de todos los elementos necesarios, sin importar si eran verdaderos o no. De este modo, dejó claro que en la escritura de esta novela no hubo un propósito terapéutico ni de reconciliación personal, sino únicamente ambición literaria. 

Lectores del club de lectura del sábado 18 de octubre con Jordi Soler.

Para Jordi Soler la vida está llena de grandes historias y lo importante es saber contarlas en una frecuencia en la que no interfieran ni las ideologías ni las heridas familiares. Considera que, al hacerlo, contribuye —aunque sea de manera modesta— a la narrativa de la especie. Relatar la historia desde el yo narrativo le brindó una perspectiva más cómoda, que además le permitió involucrarse más profundamente en la novela. Esto no significa que todo lo narrado ocurriera exactamente como se cuenta, pero sí que cada elemento tiene un anclaje en la realidad.

«En una guerra nadie puede decidir realmente nada». Esta frase quedó grabada en la memoria de una lectora, y el escritor añadió que, en realidad, tampoco en la vida tomamos grandes decisiones: nacemos y nos desarrollamos dentro de unos cuadrantes determinados por circunstancias que, en gran medida, deciden por nosotros. A partir de esta idea, Jordi Soler respondió a las preguntas de otros lectores sobre la figura de Arcadi y su transformación —de comunista a capitalista— como un ejemplo de cómo las ideologías y las posturas personales se moldean a partir de los acontecimientos vitales, más que de decisiones plenamente conscientes.

Terminamos el club con una buena noticia: el escándalo que esta novela provocó en Francia al sacar a la luz aquellos campos de concentración que la historia había borrado del recuerdo colectivo tuvo, al menos, una consecuencia significativa. En la playa de Argelès-sur-Mer, el alcalde —hijo de un refugiado español— leyó la obra y decidió rendir homenaje a las víctimas: organizó una presentación del libro y mandó colocar una placa conmemorativa en el lugar donde tantos refugiados perdieron la vida, víctimas de una guerra que, probablemente, tampoco era la suya.

lunes, 30 de junio de 2025

Club de lectura: «Quebrada», con Mariana Travacio

Este sábado 28 de junio celebramos el segundo club de lectura del programa 4 Lecturas 4 Continentes de 2025 con Mariana Travacio y su singular novela Quebrada (Las afueras, 2022). Una tarde de encuentro y reflexión en torno a grandes temas de la mano de una fantástica escritora, psicóloga y filósofa, y de grandes lectores que supieron desengranar las diferentes preguntas que sugiere este título. 

Mariana Travacio comenzaba el encuentro hablándonos de su experiencia lectora, definiéndose como una lectora de trama desde bien pequeña, para quien la lectura era un entretenimiento apasionante, incluso en varios idiomas, debido a la trayectoria vital de su familia. Sin embargo, su verdadera transformación lectora llegó en la adolescencia, cuando recibió dos libros decisivos como regalo de cumpleaños: Cien años de soledad de Gabriel García Márquez, y La casa verde, de Mario Vargas Llosa, en los que descubre la magia de las palabras y de la literatura en su lengua materna. Ahí comienza una voracidad lectora que la lleva a conocer a los grandes escritores hispanoamericanos desde José Donoso a Alejo Carpentier pasando por Jorge Luis Borges. Y es que para Mariana hay libros que son bibliotecas y que te van llevando de uno a otro título prácticamente sin descanso previo. 

La escritora Mariana Travacio durante el club de lectura el sábado 28 de junio.

De la misma manera, para la autora, cada lengua es un universo que permite una cosmovisión del mundo, y que, sin embargo, tiene sus limitaciones, los indecibles, lo que hace que la escritura sea una aceptación del fracaso aunque haya que seguir haciéndolo de cualquier manera. Además de que para ella la escritura y la lectura están directamente relacionadas en el sentido de que escribe porque lee, y su escritura está hecha de todas las lecturas que la han deslumbrado a lo largo de su vida. 

Y así comienza su andadura como escritora con el libro de relatos Cotidiano, donde narra la ruptura de un equilibrio vital en los personajes, ese instante en que se quiebra la certeza diaria y deben reinventarse. Es en la escritura donde Mariana Travacio cohabita con otras voces, con otras personas. En Cenizas de carnaval la imagen de un mosquito aplastado en una pared hacen sentir al protagonista en casa al ser el único escenario que no cambia con la rutina diaria. El personaje, el ambiente y la voz determinan todo en su literatura, y pasar del cuento a la novela sale de forma natural cuando estos personajes necesitan más páginas para explicar esas voces y los paisajes que los habitan. 

Así llegamos a Quebrada, una novela que nace de los ojos melancólicos de una mujer que escribía a todo lo que había dejado atrás, esa nostalgia conmovió de tal manera a Travacio, que la impulsó a escribir esta historia sobre el desarraigo, la importancia las raíces, el drama de la migración, el viaje, el clima o la humanidad errante, la suya además de las que encontraba en el camino. La literatura, afirmaba, no está para respuestas, sino para formular preguntas. Una postura claramente vinculada a su formación filosófica. Para Mariana, además, la literatura existe porque la realidad es, en muchas ocasiones, inhabitable. La literatura nos devuelve algo de belleza, de amparo, un cierto cobijo. 

La novela nos enfrenta también a la dureza del clima y de la condición humana, en un mundo donde no siempre es claro quién afecta a quién primero. Y donde el agua, como comentaba algún lector, es un elemento que acompaña cada pasaje: los ríos, el mar, las lluvias torrenciales... el agua en la novela, al tiempo que es algo indispensable para la vida, también te puede pudrir la hacienda. Los personajes, duros y entrañables a la vez, suscitaron emociones intensas, algunos lectores aseguraban haber sufrido en la lectura. Encontramos vidas tremendas, aunque también entrañables, y entre los que destacamos a Jumento, el burro que acompaña a Relicario en su viaje, que siempre encuentra el mejor camino y que además es capaz de escuchar, una metáfora, decía Mariana, de que no podemos escapar a nuestro propio destino. 

Lectores y escritora en el club de lectura de Quebrada.

Sobre la importancia de los muertos en la novela también pudimos hablar ampliamente, la autora compartía una teoría poderosa: no pertenecemos a una tierra hasta que no tenemos a alguien enterrado allí. El tema de los desaparecidos, muy presente en su obra, está vinculado a su propia experiencia de vida entre dos dictaduras. Lina abandona la Quebrada por hastío, pero Relicario, su marido, siente la necesidad de llevarse a sus muertos consigo. Mandatos de sangre que se cruzan con los lazos sociales que se construyen a lo largo de la vida. No faltaron lectores que evocaron Pedro Páramo, de Juan Rulfo, tanto por el tratamiento de la muerte como por la intensidad del paisaje. 

Algunos lectores expresaron su desconcierto ante ese final tan abrupto, otros quisieron saber qué pasó con Relicario o las incógnitas que nos deja el personaje de Tala, por no entender su desaparición y la falta de noticias durante tanto tiempo, a lo que la autora confesaba que lo que quería describir en Quebrada era ese pintoresco pueblo en el que todos acaban, y que se encuentra actualmente escribiendo una novela sobre Tala, en la que podremos entender mejor su historia. Pensó en algún momento en salvarle, pero el tema del honor narrado en los capítulos previos la impidieron hacerlo. De igual forma, Mariana aseguraba que las decisiones narrativas a veces las toman esas voces y esos personajes que van manejando sus historias, aunque llegó a manejar hasta siete finales alternativos, y finalmente se quedó con el primero. 

Terminamos con el deseo de seguir habitando universo de Quebrada a través de Como si existiese el perdón, novela previa que actúa como su continuación temática pero donde el protagonista, al contrario que en esta, es un personaje masculino. Y próximamente podremos también disfrutar de la novela en versión cinematográfica. 

Cerramos una fantástica tarde de lectura, filosofía y humanidad con escritores recomendados por Mariana Travacio como Fernanda Melchor, Chico Buarque, Santiago Craig, Andrés Montero, Antonio Lobo Antúnez, Luís Sagasti, Natalia García Freire y Ana Paula Maya. 

lunes, 28 de abril de 2025

Paquita en el país de las maravillas

El viernes 25 y el sábado 26 de abril cerrábamos la semana cervantina con un broche de oro: el club de lectura sobre el libro Paquita en tierra de moros, y la ruta literaria del libro, ambas actividades con la presencia del autor y de los lectores de los clubes de lectura de la biblioteca pública de Ceuta, y del Instituto Cervantes de Tánger y de Tetuán. Un fantástico triángulo de la lectura con un magnífico libro y un maravilloso escritor hispano marroquí: Driss Bouissef-Rekab Luque.

Club de lectura el viernes 25 de abril en la biblioteca infantil del Instituto Cervantes de Tánger

El viernes, el club de lectura cumplió récord de tiempo con tres horas de duración que se podía haber alargado aún todo lo que quisiéramos porque este libro y la vida del escritor dan para mucho. Y es que Driss ha conseguido con este libro lo que lleva buscando toda la vida: acercar culturas, conocerse, reconocerse e interesarse por el otro, alejando así los miedos que nos da lo que no forma parte de nuestra cotidianeidad. Y ese ha sido también el cambio en su pensamiento político, de ilusionado comunista a demócrata, por su fe en las personas, en la humanidad, sin importar credo o religión. Para Driss, la calidad de una persona se mide en el comportamiento con el otro, y es que algunas de las experiencias que más lamenta y que más daño le han hecho en su vida es el rechazo que ha sentido en España por su nombre o su religión. Para él, las miradas despreciativas son un gran problema porque si no nos consideramos todos iguales como seres humanos, nunca llegaremos a vivir en paz. Y por eso volvió a Marruecos, porque aquí se siente igual que el otro, cuando en España le han hecho, en diferentes ocasiones, sentirse inferior.

Comenzamos hablando de la lengua española, utilizada por primera vez en una novela suya publicada, aunque asegura tener otros libros escritos en español, es una lengua con la que se siente cómodo, y la única en la que podría escribir sobre su madre, aunque el currículum académico y profesional de Driss está escrito en lengua francesa. Algunos lectores destacaron una parte primera de la novela más costumbrista y una continuación más política y reflexiva, lo que el escritor justificó con las edades en las que sucedían los hechos, de niño no se planteaba nada, simplemente sucedían las cosas, y de más mayor sí ha tomado conciencia de los hechos, y desde esta visión más reflexiva es como los narra en este libro autobiográfico tan íntimo y personal.

Algunos lectores del club en las escaleras del Instituto Cervantes de Tánger.

Largo y tendido pudimos hablar de Paquita, la madre de Driss y a la que este dedica el libro. Tanto asombró este personaje que una lectora le pidió que cambiara el título del libro a Paquita en el país de las maravillas, pero Driss quería que el título sugiriera ya la idea de una cristina en tierras musulmanas, y por eso escogió este título y no otro, aunque a todos nos hizo gracia la reflexión, ya que, aún con todas las vicisitudes aquí vividas, finalmente Marruecos ha sido el país escogido por Driss para vivir la mayor parte de su vida por elección propia. Otros lectores destacaron que era un libro de mujeres y para mujeres, al tiempo que manifestaron lo bien rodeado que Driss siempre había estado de todas ellas, con Paquita, sus hermanas, sus mujeres y su hija Sonia. Mujeres fuertes y maravillosas que no han cesado nunca en su lucha, tanto por él como por ellas mismas. De su padre Mohamed, falangista afín al régimen, machista y de carácter duro aunque con buen corazón, todavía le cuesta más hablar, por eso su muerte ni siquiera aparece en el libro, y quizás también por eso el libro está escrito en tercera persona, para tomar distancia de los recuerdos más duros. 

Quizás por todo esto, Paquita en tierra de moros es más dulce que A la sombra de Lala Chafia, un libro que también narra la vida del autor pero desde otra perspectiva, y escrito desde la cárcel. De hecho, si no llega a ser por el periodista Javier Otazu, no hubiera incluido este periodo de su vida en Paquita. Ante las diferentes preguntas sobre este tema, Driss nos confesaba que el día que salió de la cárcel fue el día más triste de su vida: sin trabajo, divorciado, y sin saber qué iba a hacer con su vida después de trece años encerrado. Cuando le preguntaron si, toda una vida después, volvería a pasar por lo mismo, aseguró que sí, porque «cuando una persona se compromete con un movimiento de transformación de un país, cree en lo que está haciendo». En esa época el idealismo comunista impregnaba el ambiente juvenil de Europa y Marruecos, y él sentía que quería luchar por mejorar su país, aunque asegura que cometieron un error: no tener las herramientas para medir las fuerzas del makhzen: «No teníamos ni idea de cómo funcionaba el poder en Marruecos». Sigue pensando que no hay democracia sin laicismo, y comparando su época con la actual es más pesimista, cree que ahora no hay entusiasmo por cambiar nada, ni en los países en desarrollo ni en los desarrollados. Y con un nuevo apelativo para este escritor tetuaní terminamos el club de lectura: el Nelson Mandela de Tetuán.

Inicio de la ruta frente al palacio real recordando el famoso bar La Parra. 

Y el sábado retomamos el encuentro paseando y recordando el bar donde su padre se gastaba el sueldo y la zapatería en la que trabajaba su madre antes de casarse, para llegar al antiguo cine Misión y al antiguo colegio de la Alianza Israelita, mientras visitábamos las librerías más emblemáticas de la ciudad de Tetuán, Alcaraz y Ágora, en nuestro camino hacia el Barrio Málaga. Allí visitamos la antigua iglesia convertida en mezquita, el cine Victoria y la casa de la abuela de Driss, en la que estuvo viviendo con sus hermanos. Finalizamos el paseo en los preciosos jardines del Hospital Militar de Tetuán pensando en el próximo encuentro, con la alegría y esperanza que ofrece conocer a escritores de tanta calidad humana. 

Fin de la ruta en los jardines del Hospital Militar de Tetuán.

miércoles, 12 de marzo de 2025

Club de lectura: «La pasadora», con Laia Perearnau

El sábado 8 de marzo celebramos el Día de la Mujer por todo lo alto, recordando y homenajeando a grandes mujeres olvidadas de la historia que tuvieron un papel fundamental en la Guerra Civil Española y en II Guerra Mundial, con la primera lectura del club 4 Lecturas 4 Continentes de 2025, con la escritora y periodista Laia Perearnau, y su tercer libro: La pasadora.

Laia Perearnau comienza su incursión en la escritura inspirada en los grandes títulos de Gabriel García Márquez, pero es un curso de literatura creativa el que marca la diferencia en su actividad productiva por el método que la proponen utilizar para organizar el trabajo previo de información, investigación, creación de personajes y de escenas... un orden necesario que la ha permitido sorprender a los lectores con grandes títulos como Francesca de Barcelona o La pasadora, que entremezclan hechos históricos con altas dosis de ficción. En su proceso de creación nos desveló cómo va metiendo los hechos históricos que quiere contar en la novela hasta que caminan ellos solos de la mano de personajes y de otras historias agradables de leer, y todo esto a un ritmo trepidante, propio de su bagaje como guionista de televisión. 

En La pasadora se basó mucho en las historias personales de los judíos que pasaban a España atravesando los Pirineos. Y Sol Mentruit, la protagonista, está inspirada en el caso de una historia real, una pasadora de 18 años que pasó a una familia entera y, muchos años después, el niño de aquella familia vino a agradecérselo. Como en este caso, en esta recuperación de la memoria, Laia se ha encontrado con muchos testimonios de nietos que descubrieron que su abuela era pasadora por los coches con matrícula extranjera que venían a dar las gracias mucho tiempo después.

Algunos lectores coincidieron en que habían leído la novela de manera casi compulsiva, sin poder parar, especialmente la tercera parte, otros confesaron haber leído el libro con un mapa en la pantalla, para poder localizar los lugares mencionados en las rutas de los pasadores, rutas que tanto ha recorrido también la escritora para poder inspirarse y escribir la historia de la forma más creíble posible. De hecho, en los años 50 aparecieron varios cadáveres de la época, y recientemente también han aparecido algunos con los cráneos agujereados, confirmando que la leyenda negra de asesinatos en la montaña es real. 

Max, nuestro gran protagonista masculino, creado a partir de una historia real de un pueblo de Austria que votó no a la anexión con Alemania, creó mucho revuelo entre los asistentes, especialmente por comenzar con él el primer capítulo, dando al lector un poder que la protagonista no tiene: conocer su verdadera identidad desde el principio. Junto a esta técnica narrativa, la escritora utiliza también los flashbacks, con lugares y fechas diferentes para mantener al lector atento en todo momento. Max es un personaje que no es fácil, confesaba Laia, al que vas conociendo y entendiendo a lo largo de la historia y, como la protagonista, del que te enamoras rápidamente. Porque algo que destaca en la novela es la intensa historia de amor que esconden sus páginas, una pasión construida a partir de la literatura, del alegato al amor y al paso de tiempo de los poemas de Apollinaire y del libro Adios a las armas de Hemingway, una novela antibelicista que relata una historia de amor muy parecida a la que nos ocupa.

Otros personajes reales que crearon pasiones y gran admiración fueron el químico judío Rosenthal, que consiguió engañar a la embajada española de París, que se dedicaba a hacer firmar poderes a los judíos para después quedarse con sus bienes; el aviador inglés Richard A. Mayhew que, como otros aviadores, tenía que llegar a la Venta Miraflores en Algeciras para poder volver a Inglaterra desde Gibraltar ya que para los ingleses fabricar aviones era factible pero fabricar pilotos a la misma escala no era tan fácil, por eso pagaban mucho dinero por recuperarlos vivos, y fueron muchos los aviadores que utilizaron esta ruta para volver a Inglaterra; Jacques Allier, el héroe que consiguió rescatar la última bombona de agua pesada del mundo para que no cayera en manos alemanas, o el famoso pasador Quim Baldrich, rudo y tierno a partes iguales, y uno de los líderes de la red de evasión andorrana. De los grandes traidores y los personajes oscuros de esta novela, causantes de tanta desgracia y de que existan quizás también estas novelas y estas grandes historias de superación y humanidad, no hablaremos en esta crónica, dejaremos que los lectores los descubran en el libro.

Laia Perearnau confesaba que comienza imaginando sus novelas por los puntos más álgidos de la historia pero, llegado un momento, los personajes avanzan solos y eligen lo que les ocurre, y así fue lo que pasó con el final de este libro, que cuenta además con un final alternativo que gustó y alivió mucho a los lectores. Un libro trepidante que entremezcla una potente historia de amor con importantes hechos históricos y héroes anónimos rescatados de la historia. Una historia para viajar a otras épocas, a otros lugares, a la montaña, a la guerra, y también a la humanidad.

Otros títulos que rescatamos entre los lectores que tenían que ver con esta historia es Maddy y las fronteras, de Edurne Portela, El marqués y la esvástica, de Rosa Sala Rose y Plàcid García-Planas Marcet, Viento salvaje: crónica de una tragedia en los Pirineos, de Jordi Cruz i Serra, o Los rojos de ultramar, de Jordi Soler; el documental Balandrau, infierno helado, y las series Los amos del aire o Transatlantic. Y nos quedamos con ganas de conocer el título de la siguiente novela de esta fantástica escritora, en la que también mezcla historia con ficción, monasterios, copistas... seguiremos atentos para tenerla pronto entre nuestras estanterías.

martes, 11 de marzo de 2025

La espiritualidad, punto de interés este mes en la biblioteca

El pasado viernes 7 de marzo, nos reunimos en la biblioteca Vicente Aleixandre del Instituto Cervantes de Tetuán en torno a la exposición bibliográfica Místicos de las dos orillas, exposición que está abierta hasta el 28 de marzo en la biblioteca, con ocasión del mes de ramadán. La inauguración reunió a religiosos, investigadores, estudiantes, artistas, y público en general curioso de conocer sobre este tema, que va más allá de las religiones, y conecta con la esencia más íntima del ser humano. 

Presentó el acto la profesora y responsable del examen DELE del Instituto Cervantes de Tetuán, María Ángeles García Collado, enmarcando el evento en la trayectoria del centro como continuación de una política cultural que incita al diálogo intercultural, mencionando actividades como el Día de la Convivencia en Paz, que se viene celebrando cada año el 16 de mayo, y el Congreso sobre la Alianza de las Civilizaciones, organizado en colaboración con la Universidad Menéndez Pelayo. 

Inauguración de la exposición el viernes 7 de marzo de 2025, con
María Ángeles García Collado, Houda Laghrich y el padre Rolando Ruíz Durán. 

Acto seguido, tomó la palabra Houda Laghrich, de la biblioteca Vicente Aleixandre, inaugurando la exposición y argumentando la presentación de estos místicos seleccionados en dos razones primordiales: el valioso legado literario que nos dejaron en poesía y en prosa, y el legado humano y universal que resulta de gran actualidad hoy en día al hablar de tolerancia, libertad de culto o unidad de creencias. En la elección de títulos que forman parte de los elegidos para la exposición destacan aquellos del gran maestro Ibn Arabí, por su universalidad y gran actualidad; del Shaykh Al-Alawi, santo contemporáneo del siglo XX predicador de la renovación en la religión y en la espiritualidad por sus mensajes proféticos de gran fuerza espiritual, y grandes valores éticos entendidos a través de los tiempos, con el que mencionó el hadith (la palabra del profeta Mahoma) que dice que cada cien años llegará un santo que renovará los asuntos religiosos. De Santa Teresa de Jesús comentamos su vida y obra, en la que destaca su papel tanto a nivel social como espiritual. Su talento estuvo presente a través de su famoso poema Vivo sin vivir en mí.

Y clausuró la presentación el padre javeriano Rolando Ruiz Durán para explicarnos lo que es para él la mística en un apasionado discurso que cautivó a todos los asistentes por la franqueza de sus palabras y la humildad de su persona. En un discurso fluido y cercano nos habló del amor divino como motor que mueve la mística y permite experimentar vivencias difíciles de transmitir en el lenguaje común, siendo la poesía la mejor forma de expresión. Nos habló de dos místicos, uno cristiano y otro musulmán: San Juan de la Cruz e Ibn Arabí comentando sus respectivas vidas y sus experiencias espirituales, para finalizar recitando un poema de cada uno: Solo con el Único, de Ibn Arabi; y Cántico espiritual, de San Juan de la Cruz. 

Las preguntas, comentarios e intercambios de opiniones entre el público fueron muy enriquecedoras, alargando esta inauguración a una mesa redonda en la que se habló de la paz y de su relación con lo espiritual, de la libertad y la heterodoxia de la mística, de la relación entre los sufíes y los javerianos, y de los santos de las dos orillas y de todas las orillas.